sábado, 16 de enero de 2010

Barack Obama bien lo vale

MUCHO han cambiado las cosas desde que el entonces secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, permaneciera sentado al paso de la bandera de Estados Unidos en el desfile de la Fiesta Nacional de España. Ahora, el presidente del Gobierno ha recibido la invitación de Barack Obama para participar en el Desayuno Nacional de la Oración, una actividad religiosa promovida por un grupo cristiano netamente conservador. Desde la perspectiva de la política exterior española, la invitación es un gesto muy positivo. Ahora bien, su aceptación entraña una contradicción con las recetas que el Gobierno socialista está aplicando en España. Además de las nulas relaciones de Rodríguez Zapatero con la jerarquía católica española, su laicismo militante contra la Iglesia es uno de los signos distintivos de sus mandatos. Claro que siempre ha sido un laicismo muy selectivo, porque no tuvo problema en asistir, en Turquía, a la fiesta del fin del Ramadán, con el presidente Erdogán.

Un año después de que Obama tomara posesión, resulta paradójico que los dos grandes hitos de las relaciones entre ambos gobiernos hayan enmendado el pacifismo y el laicismo de Rodríguez Zapatero. No sólo le invita a rezar -Obama nunca ha ocultado sus creencias religiosas-, sino que consigue que el Gobierno español secunde su guerra contra el terrorismo en Afganistán con un notable aumento de tropas sobre el que todavía no se han pronunciado Francoa o Alemania. Cabía esperar otra cosa más coherente con la «conjunción planetaria».

Otros mandatarios han sido invitados al Desayuno Nacional de la Oración en años anteriores, pero a ninguno se le conoce una actitud tan intransigente hacia el hecho religioso -el cristiano, en particular- como la que Zapatero ha exhibido con plena intencionalidad en sus casi seis años de mandato. Al final, lo que queda es una imagen de fijación por tener una foto con Obama, al precio que sea y fuera de la agenda de la Presidencia europea. Aunque, quién sabe, quizá esa jornada de oración haga caer en la cuenta a Rodríguez Zapatero, políticamente hablando, de que la laicidad del Estado es compatible con el respeto a las creencias religiosas mayoritarias.


ABC - Editorial

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