domingo, 3 de mayo de 2009

COMO BUSCARSE LA RUINA. Por Arturo Pérez Reverte

Me despierta un ruido y miro el reloj de la mesilla de noche. Ha sonado en la planta de abajo. Así que cojo la linterna y el cuchillo K-Bar de marine americano –recuerdo de Disneylandia– y bajo las escaleras intentando ir tranquilo y echar cuentas. Cuántos son, altos o bajos, nacionales o de importación, armados o no. Si estuviera en un país normal, este agobio sería relativo. Bajaría con una escopeta de caza, y una vez abajo haría pumba, pumba, sin decir buenas noches. Albanokosovares al cielo. O lo que sean. Pero estoy en la sierra de Madrid, España. Tampoco me gusta la caza ni tengo escopeta. Sólo un Kalashnikov –otro recuerdo de Disneylandia– que ya no dispara. Por otra parte, una escopeta no iba a servirme de nada. Estoy en la España líder de Occidente, repito. Aquí el procedimiento varía. Mientras bajo por la escalera –de mi casa, insisto– con el cuchillo en la mano, lo que voy es haciendo cálculos. Pensando, si se lía la pajarraca, si no me ponen mirando a Triana y si tengo suerte de esparramar a algún malo, en lo que voy a contar luego a la Guardia Civil y al juez. Que tiene huevos.

Lo primero, a ver cómo averiguo cuántos son. Porque si encuentro a un caco solo y tengo la fortuna de arrimarme y tirarle un viaje, antes debo establecer los parámetros. Imaginen que descubro a uno robándome las películas de John Wayne, le doy una mojada a oscuras, y resulta que el fulano está solo y no lleva armas, o lleva un destornillador, mientras que yo se la endiño con una hoja de palmo y pico. Ruina total. La violencia debe ser proporcionada, ojo. Y para que lo sea, antes he de asegurarme de lo que lleva el pavo. Y de sus intenciones. No es lo mismo que un bulto oscuro que se cuela en tu casa de madrugada tenga el propósito de robarte Río Bravo que violar a tu mujer, a tu madre, a tus niñas y a la chacha. Todo eso hay que establecerlo antes con el diálogo adecuado. ¿A qué viene usted exactamente, buen hombre? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿De dónde es? ¿A qué dedica el tiempo libre?… Y si el otro no domina el español, recurriendo a un medio alternativo. No añadamos, por Dios, el agravante de xenofobia a la prepotencia.

Pero la cosa no acaba ahí. Incluso si establezco con luz y taquígrafos los móviles exactos y el armamento del malo, un juez –eso depende del que me toque– puede decidir que encontrártelo de noche en casa, incluso armado de igual a igual, no es motivo suficiente para el acto fascista de pegarle una puñalada. Además hay que demostrar que se enfrentó a ti, que ésa es otra. Y no digo ya si en vez de darle un pinchazo, en el calor de la refriega le pegas tres o cuatro. Ahí vas listo. Ensañamiento y alevosía, por lo menos. En cualquier caso, violencia innecesaria; como en el episodio reciente de ese secuestrado con su mujer que, para librarse de sus captores, les quitó el cuchillo y le endiñó seis puñaladas a uno de ellos. Estaría cabreadillo, supongo, o el otro no se dejaba. Pues nada. Diez años de prisión, reducidos a cinco por el Tribunal Supremo. Lo normal. Por chulo.

Imaginemos sin embargo que, en vez de cuchillo, lo que esta noche lleva el malo es una pistola de verdad. Y que en un alarde de perspicacia y de potra increíble lo advierto en la oscuridad, me abalanzo heroico sobre el malvado, desarmándolo, y forcejeamos. Y pum. Le pego un tiro. Ruina absoluta, oigan. Sale más barato dejar que él me lo pegue a mí, porque hasta pueden demandarme los familiares del difunto. Otra cosa sería que el malo estuviese acompañado. En tal caso, nuestra legislación es comprensiva. Sólo tengo que abalanzarme vigorosamente sobre él, arrebatarle el fusco, calcular con astuta visión de conjunto cuántos malos hay en la casa, qué armamento llevan y cuáles son las intenciones de cada uno, y dispararle, no al que lleve barra de hierro, navaja empalmada, bate de béisbol o pistola simulada –ojito con esto último, hay que acercarse y comprobarlo antes–, sino a aquel que cargue de pistolón o subfusil para arriba. Todo eso, asegurándome bien, pese a la oscuridad y el previsible barullo, de que en ese momento el fulano no se está dando ya a la fuga; porque en tal caso la cagaste, Burlancaster. En cuanto al del bate de béisbol, el procedimiento es simple: dejo la pistola, voy en busca de otro bate, bastón o paraguas de similares dimensiones y le hago frente, mientras afeo su conducta y le pregunto si sólo pretende llevarse las joyas de la familia o si sus intenciones incluyen, además, romperme el ojete. Luego hago lo mismo con el de la navaja. Y así sucesivamente.

El caso es que, cuando llego al final de la escalera, comiéndome el tarro y más pendiente de las explicaciones que daré mañana, si salgo de ésta, que de lo que pueda encontrar abajo, compruebo que se ha ido dos o tres veces la luz, y que el ruido era del deuvedé y de la tele al encenderse. Y pienso que por esta vez me he salvado. De ir a la cárcel, quiero decir. Traía más cuenta dejar que me robaran.

XL Semanal

El Gobierno británico desarrolla un sistema para interceptar todos los correos electrónicos

El Gobierno laborista británico está desarrollando tecnología secreta para poder controlar todos los mensajes electrónicos enviados por la red, revela hoy el dominical The Sunday Times. El Centro de Comunicaciones del Gobierno podrá interceptar y supervisar todos los correos electrónicos, las visitas a internet y la actividad en las redes sociales además de todo tipo de llamadas telefónicas.

Para ello recurrirá a una serie de “cajas negras” que se insertarán secretamente en la infraestructura de comunicaciones, explica el periódico. El programa se lanzó hace un año, pero se ha sabido de su existencia gracias a una oferta de empleo publicada por el Centro de Comunicaciones en la prensa especializada.


La semana pasada, la ministra del Interior, Jacqui Smith, anunció que el Gobierno había decidido renunciar a su tan ambicioso como polémico plan de crear una base de datos única en la que se guardarían todas las comunicaciones efectuadas en el país. La ministra no mencionó, sin embargo, que el Gobierno había decidido dedicar más de un millón de euros en tres años, a ese programa de espionaje de los ciudadanos, denuncia el periódico.

Según la directora de la organización de defensa de los derechos humanos, Liberty, Shami Chakrabarti, reciente víctima ella misma del espionaje del Gobierno, el anuncio de la ministra es sólo “una cortina de humo”. “Nos opusimos a la base de datos de Gran Hermano porque permitía al Estado acceder directamente a las comunicaciones de todos los ciudadanos. Pero con esta red de cajas negras se pretende conseguir lo mismo aunque por la puerta trasera”, dijo la conocida abogada.

Según fuentes citadas por The Sunday Times, el Gobierno ha concedido ya un contrato por 200 millones de libras (224 millones de euros) al gigante estadounidense del sector de la defensa Lockheed Martin. También se ha firmado un segundo contrato con Detica, empresa británica de tecnologías de la información, que mantiene estrechos vínculos con el espionaje británico. Según esas fuentes, el director del Centro de Comunicaciones del Gobierno, Iain Lobban, supervisa actualmente la construcción de un nuevo complejo en el interior de ese cuartel general, situado en las afueras de la localidad de Cheltenham, en el condado de Gloucestershire.

Una enorme sala trufada de superordenadores permitirá a los espías del Gobierno supervisar y grabar los datos que pasen por las cajas negras instaladas en las conexiones de los servicios de internet y las compañías telefónicas.
Por el momento, los espías que trabajan en esa central sólo pueden interceptar las comunicaciones en casos concretos y si se lo autoriza expresamente el titular del Interior o un secretario de Estado, pero con los nuevos planes del Gobierno, todos los ciudadanos del país podrán ser espiados en todo momento, señala el periódico.

El anuncio publicado en la prensa especializada que reveló esos planes solicitaba a una persona que pudiera hacerse cargo de un programa gubernamental bautizado “Mastering the Internet” (Dominando Internet), a la que se prometía un salario anual de hasta 112.000 euros. El Gobierno afirma que no se trata de leer el contenido de los mensajes intercambiados en internet, sino de saber con quién se comunican determinados individuos y qué portales de internet o redes sociales visitan habitualmente, algo imprescindible para combatir el terrorismo internacional.

La Razón

Rap de Optimus - Dedicado a 4.000.000 de parados - 1º de Mayo 2009 "Día del trabajador "

LOS ENEMIGOS DE LOS TRABAJADORES. Por Juan Ramón Rallo

«No estaría de más que antes de seguir escupiendo prejuicios los sindicatos recordaran cuál ha sido hasta la fecha el saldo para los obreros de las políticas que propugnan y que tan diligentemente ha aplicado el PSOE: cuatro millones de parados.»

Sería conveniente que ciertos mitos se esfumaran para siempre; nuestro bienestar y nuestra libertad sin duda lo agradecerían. Dentro de este género, una de las milongas más extendidas reza que los sindicatos defienden los derechos de los trabajadores, que si no fuera por ellos el malvado capitalismo seguirían pisoteándolos con su bota dickensiana.


La realidad es muy distinta. La finalidad de los sindicatos es matar la economía, esto es, la destrucción de la prosperidad que favorece el sistema de libre mercado y de división del trabajo. Y es que, como atinadamente resume el economista George Reisman, los sindicatos son "básicamente organizaciones parasitarias que medran únicamente saqueando y en última instancia destruyendo las empresas que controlan. Su objetivo básico es forzar que se paguen mayores salarios por trabajos cada vez más reducidos y menos productivos". La antieconomía: producir cada vez menos y consumir más. Extraña ecuación que sólo encaja porque la diferencia entre una producción menguante y un consumo creciente se salda socavando la riqueza acumulada en un país hasta que se agota; aquello de comerse incluso las patas de la gallina de los huevos de oro.

Así pues, la implantación de las prescripciones de los parasitarios sindicatos sólo terminan en un punto: con la muerte del huésped, esto es, con la descapitalización de la empresa que los sufría. Y sin empresa no hay trabajadores ni derechos del trabajador que valgan; que se lo digan a General Motors y a sus empleados.

Merece la pena tener esto presente cuando en días tan mediáticos como hoy se escuchan sus propuestas para salir de la crisis: huir del capitalismo, no abaratar el despido, aumentar los salarios, subir los impuestos, incrementar el gasto y la deuda pública y obligar a los bancos a que expandan el crédito. Recetario que nos arrojaría, más aún si cabe, al abismo. Algunos parecen entusiasmados con las proclamas ideológicas de Zapatero del estilo "la salida de la crisis será social o no será", trasunto de aquellos apolillados "comunismo o muerte" que siempre concluían con muerte; también ahora, porque "no será". Hágase injusticia aunque perezca el mundo.

Sería inútil explicarles a esto retrógrados que precisamente porque se está incrementando la deuda pública los bancos están dejando de prestar dinero a las empresas o que negarse a abaratar el despido y aumentar los salarios equivalen a condenar a determinados trabajadores al ostracismo laboral. Incluso economistas tan antiliberales como Paul Krugman saben que el tejido empresarial español no sobrevivirá sin reformas que abaraten sus costes.

Y sería inútil porque los sindicatos españoles ni viven de mejorar la vida de los españoles, ni de los trabajadores, ni siquiera de sus afiliados. Explotan algo tan capitalista como es una marca: la marca del sindicalismo, del miedo y la amenaza contra las compañías que se nieguen a plegarse a su chantaje. Hablan de "paz social" o de "diálogo social" sólo para advertir que ellos están legitimados para iniciar la "guerra social". Su influencia y sus subvenciones son un peaje que los políticos españoles les pagan puntualmente para garantizar su comportamiento cívico; es decir, para evitar que salgan a la calle a violar los derechos de los demás ciudadanos. Extraño Estado de derecho aquel en el que unos se arrogan el derecho a chupar del bote a cambio de respetar el Código Penal.

Puede que con Zapatero sea imposible la reforma laboral. Pero sin duda con la presencia institucional y los privilegios que ostentan los sindicados españoles, ningún político se atreverá más que a parchear uno de los mercados de trabajo más rígidos y anquilosados del mundo. Con semejantes moscardones ejerciendo de lobby para hundir la economía, complicado panorama tenemos por delante.

No estaría de más que antes de seguir escupiendo prejuicios los sindicatos recordaran cuál ha sido hasta la fecha el saldo para los obreros de las políticas que propugnan y que tan diligentemente ha aplicado el PSOE: cuatro millones de parados. Que luego se atrevan a repetir sin que les tiemble la cartera que son los defensores de los trabajadores.

Libertad Digital - Opinión

EL ARTE DE LA MENTIRA. Por Germán Yanke

El presidente Rodríguez Zapatero anda metido en esa batalla de los análisis. A veces le parecen catastrofistas como antes le parecieron antipatriotas. En otras ocasiones dictamina que los informes, las declaraciones o las propuestas sólo consiguen un efecto nocivo, la preocupación de los ciudadanos, la alarma. Y con ese bagaje, que no es otra que tratar de poner muros de contención a lo que se le va de las manos, se llena su tiempo.

No todo, porque, cuando cae el PIB en barrena, dice que lo peor de la crisis ha pasado. Y cuando se descalabra el superávit de la Seguridad Social, que todo está controlado y se mantendrán y aumentarán las pensiones. El desastre de las previsiones económicas del Gobierno es ya una constante que comienza mucho antes de que la crisis se hiciera evidente, como si tanto alto e inteligente funcionario no dispusiera de las herramientas y los datos de los demás que, a izquierda y derecha, en casa y en el extranjero, iban encendiendo las luces de alarma y señalando nuestras deficiencias.


Pero eso, al parecer, intranquiliza y la misión del presidente es, ante todo, calmar los ánimos. Como sea, con otros datos, con largas disquisiciones sobre el progreso de España a lo largo de los siglos, con la promesa de la protección social, que resulta ser el único recurso propagandístico y de imagen. Nadie puede reprocharle este objetivo pero, como dicta el sentido común, no Rajoy ni Fernández Ordoñez ni un señor de derechas de Cuenca, sino el ex presidente González decía claramente hace unos días que sin crecimiento económico no hay incremento posible ni seguramente subsistencia del Estado del Bienestar.

En 1773, el agitador y panfletista Jonathan Swift publicó El arte de la mentira política como avance y anuncio de un futuro libro, que ha sido publicado ahora en la colección de pequeñas joyas bibliográficas de la editorial Sequitur. No es precisamente una diatriba contra la mentira, sino una suerte de irónico manual para hacerla eficaz bajo una premisa a la que parece haberse abonado el presidente del Gobierno: el pueblo, que tiene derecho a la mentira para cargarse a los políticos que no le gustan, no tiene derecho a la verdad. Hay falsedades «saludables», que evitan problemas y sirven a los intereses políticos. Si el primer lector del opúsculo traducido por Francisco Ochoa ha sido el presidente Rodríguez Zapatero se me escapa, pero parece convencido de que la verdad sobre la economía es nociva y hay que restringirla o velarla para que nadie se desmande, se renueve la confianza y se acepten las decisiones o la falta de ellas en algunas materias del Gobierno.
Protestan los grupos de la Oposición en el Congreso, que ya son una mayoría, y exageran: se responde con nuestra hipotética resistencia y con alguna «mentira profética» sobre el fin de la crisis.

La dificultad del presidente es que, como ya no se puede callar y desacreditar a todo el mundo, el desengaño avanza a tal velocidad que pronto rebasará a las «mentiras saludables» y que, además, en este último escenario, si se quiere mantener la coherencia, es imposible poner en marcha las medidas y reformas necesarias. Zapatero debe dar un giro al timón. Si la mentira política es necesaria para algunos objetivos cuando se despacha en exceso pierde sus efectos. Swift propone una cura para recuperar el crédito: no decir, durante tres meses, nada que no sea verdadero. ¿Será posible aquí?

ABC - Opinión

¿PERO QUE HACE LA DIRIGENCIA DEL PP?. Por Pedro Calvo Hernández

Francisco Correa salía del interrogatorio del juez Antonio Pedreira, del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, camino de nuevo de la cárcel, lo que incrementa el espacio de las convicciones en torno a su culpabilidad en ese espantoso affaire de la trama corrupta en torno al PP. Paralelamente, en las Cortes valencianas, el presidente Francisco Camps ofrecía un nuevo espectáculo de cinismo y de ofensa a la inteligencia de todos, todavía en la retina de las gentes las imágenes y las palabras del vídeo de Cartagena de Indias con el vicepresidente madrileño de protagonista en el otro gran affaire del espionaje político. Es demasiado lo que pasa alrededor del PP como para que no sintamos espeluzno ante ese comportamiento arrogante y ante esa desfachatez con la que diversos dirigentes del partido de Rajoy, empezando por él mismo, nos obsequian un día sí y otro también. Me pregunto anonadado cuál es el juego del PP y para qué nos está sirviendo el primer partido de la oposición, aspirante a volver al poder del Estado y gobernante en algunas autonomías y en muchos Ayuntamientos.

Pues yo me respondo. Por un lado, el PP se dedica a ocultar y/o negar las numerosas y gravísimas acusaciones de que es objeto desde comienzos de esta año de 2009, hasta el punto de haber cerrado las dos comisiones de investigación que se abrieron sobre el espionaje, bien es verdad que tampoco iban a servir para gran cosa, a la vista de la actitud obstruccionista y negativista de ese partido. Y por otro lado, el PP se dedica a negar cualquier tipo de colaboración o cooperación para la lucha contra la crisis económica, a pesar de que gobierna en importantes comunidades autónomas, a sabiendas todos de que éstas tienen medulares competencias en materia económica que, bien ejercidas, serían un instrumento magnífico para salir al paso de las consecuencias de la crisis. ¿Qué más hace la dirigencia del PP? Nada, absolutamente nada que pueda ser de interés o de provecho para la generalidad de los españoles. Sólo actúa y piensa en su propio provecho y en sus intereses electorales.

Periodista Digital - Opinión

SINDICATOS DE ELITE. Por José María Carrascal

ESTE 1 de mayo ha devuelto a nuestros líderes sindicales a su papel favorito: el de come empresarios. Pero ¿qué hicieron para evitar los cuatro millones de parados? ¿Dónde estaban cuando el gobierno negaba la crisis? ¿Qué medidas proponen para afrontarla, excepto las oficiales? Aunque la pregunta de fondo es otra: ¿Representan los sindicatos españoles a todos los trabajadores? ¿A los inmigrantes, por ejemplo, que constituyen un buen porcentaje de la fuerza laboral? No les he visto batirse por ellos. ¿Y qué me dicen de los autónomos, de los que por vocación o necesidad trabajan por su cuenta, que también son muchos? Menos todavía, pues el sindicalismo oficial les considera empresarios en potencia, es decir, enemigos. E incluso entre los asalariados, hay grados muy distintos y dos clases en especial: los que tienen trabajo fijo y los que lo tienen sólo temporal. Un examen, incluso rápido, de la labor de UGT y de CC.OO. arroja que mientras se vuelcan en los primeros -en las negociaciones sobre nuevos convenios, respeto a los derechos adquiridos, continuidad de los puestos de trabajo, etc, etc-, apoyan tan sólo de boquilla a los segundos, lo que explica que el número y variedad de ellos no haga más que crecer, hasta el punto de que hay 17 contratos de este tipo, una auténtica maraña laboral, que no favorece a nadie, empezando por los trabajadores.

El resultado es que si apartamos su hojarasca retórica, los sindicatos españoles defienden únicamente a un segmento específico de los trabajadores, el más favorecido, el que tiene un trabajo fijo, castigando a los que no lo tienen o a los que habiéndolo tenido, se han quedado sin él, ya que en toda disputa por un bien, si se favorece a una parte, se daña a la otra, que es lo que está ocurriendo en el mercado laboral español, y una de las causas principales de que tengamos el record de paro en la Unión Europea.

Como puede acusárseme de prejuicio ideológico, voy a decírselo con las palabras del editorial de «El País» de ayer: «Cuando (los sindicatos) se cierran en banda a reformar la contratación, perjudican a las nuevas generaciones de trabajadores y se merecen la acusación de que sólo defienden los intereses laborales de los sindicados con trabajo fijo». Yo iría más lejos: se defienden a sí mismos. Defienden las subvenciones que reciben, el compadreo de sus líderes con los políticos de izquierda, los «liberados», que es como se llama hoy a los antiguos enlaces sindicales, toda una trama que les hace parecerse cada vez más a los sindicatos verticales y les hace pedir al Estado que se haga cargo de la entera actividad productiva, como si añoraran el INI. Por este camino, los únicos trabajadores que van a quedar en España son los que tienen contrato indefinido. Si no quiebran sus empresas, claro.

ABC - Opinión

LA MESA. Por Alfonso Ussía

La Mesa del Congreso ha acordado limitar la libertad de opinión de un Jefe de Estado. Un Jefe de Estado con una responsabilidad añadida, que es la espiritual.

El Parlamento español, a través de su inefable Mesa del Congreso, ha atacado al Papa, que además de ser el Jefe espiritual de centenares de millones de personas en el mundo, es un Jefe de Estado. Nunca se había dedicado a esos menesteres esta Mesa que se ha puesto en ridículo a sí misma y enfrentado a la libertad de opinión y de expresión del Papa. Con la iniciativa de un diputado de IU-Los Verdes -uno de los dos que tienen, que no son más-, la Mesa ha admitido a trámite una propuesta para reprobar al Santo Padre. No hay precedentes en la desfachatez. El Congreso de los Diputados no está legitimado para ello. Nunca se ha reprobado a un Jefe de Estado extranjero, ni aún a los más reprobables. Pero esta Mesa es muy moderna, y hay más de un tonto.


Coinciden el cardenal Cañizares y el historiador Luis Suárez. «Es un daño y una ofensa para España». Más para España y su prestigio que para el Papa, que ha dormido perfectamente bien después de conocer la estupidez de nuestros parlamentarios. Y se puede rectificar, por supuesto. No la estupidez de nuestros parlamentarios de la Mesa, pero sí la reprobación planteada fuera de ámbito y de rigor por un diputado que representa a los ciudadanos que caben en un bar. Violación, daño, extrañeza, desacuerdo, abuso¿ Todo ello unido y sumado para culminar una peligrosa majadería. Y lo curioso es que, exceptuando a dos miembros de la Mesa que representan al Partido Popular, todos han caído en la trampa de la escandalosa necedad. Jorge Fernández Díaz e Ignacio Gil Lázaro, del Partido Popular, se opusieron a la farsa. Sus compañeras de grupo y partido Ana Pastor y Celia Villalobos apoyaron la ignominia. En el caso de Ana Pastor, con sorpresa y decepción de la mano, porque es persona inteligente, sensata y competente. Ha intentado justificar su resbalón y no lo ha conseguido. Respecto a Celia Villalobos, nada que decir. Es un cáncer, casi ya metástasis, del Partido Popular, pero Aznar le ofreció todo y Rajoy mantiene el error a toda costa. Su marido, Pedro Arriola, sabe demasiado. También el representante de los beatones del PNV y el diputado de Convergencia y Unión votaron a favor del tramite. Y los de PSOE, presididos por un José Bono que ya ha comenzado a lanzar balones fuera y está dispuesto a encontrar la fórmula -fórmula que existe-, para que el Parlamento español no se convierta en el hazmerreír del mundo civilizado. De golpe, la Mesa del Congreso ha acordado limitar la libertad de opinión de un Jefe de Estado. Un Jefe de Estado con una responsabilidad añadida, que es la espiritual. La Mesa del Congreso ha caído en las redes de un sectario para tramitar lo que no le corresponde. Sucede que el «reprobado» es el Santo Padre, no Fidel Castro. Pero de haber aprobado la tramitación de una reprobación de Fidel Castro, también la Mesa del Congreso habría caído en el pozo de la estupidez. Carece de competencias para hacerlo. Rectifíquese cuanto antes y de la forma más decorosa, si ello es posible. El decoro está por los suelos y la idiotez por los cielos. Y con alto dolor, creo que el Partido Popular haría bien en reprobar a las dos parlamentarias que han contribuido al ridículo y al esperpento. A Ana Pastor, con una sanción ejemplar que ella aceptaría con disciplina y buen ánimo. Y a Celia Villalobos, expulsándola de una puñetera vez de un partido que no soporta más sus payasadas.

La Razón - Opinión

DE PILAR BARDEM A MIGUEL BOSE. Por Antonio Burgos

CUANDO el niño de Jesús Gil era alcalde de Estepona, entró allí la fiebre (nada porcina) de ponerles calles a famosos. Especialmente a los de tres al cuarto. A los chiquichancas profesionales del famoseo. Como recalificaban tantísimo campo y hacían tantísimas calles nuevas, necesitaban como el comer nombres para esas vías de nueva formación. Con lo que mangó calle casi todo el mundo. Y alguien con mucha gracia resumió lo absurdo de la situación diciendo:

-En Estepona hay que tener mucho cuidado, porque vas allí desde Marbella a tomar café, y como te vea el alcalde, te pone una calle.

Bueno, pues en Sevilla hemos superado a Estepona. En Sevilla, para que te pongan una calle, ni hace falta que vengas a tomar café. Basta, como Pilar Bardem, con que hayas nacido aquí por casualidad, porque tus padres, actores, estuvieran actuando para la retaguardia del victorioso bando nacional en la guerra, que tendrás tu calle. Sobre todo si afirmas tu sevillanía con esa frase que ya ha sido labrada con letras oro en la Giralda: «En algún sitio hay que nacer».


Pilar Bardem le ha dado la vuelta a lo de «en Sevilla hay que morir» de la sevillana. Ha dado el cante con su sevillana de «en algún sitio hay que nacer». ¿Que para darte una calle por esa proclamación enfervorizada y entusiasta de sevillanismo hay que quitársela a un general que la guerra más cercana que hizo fue la de Cuba? Pues se le quita, y listo. Para eso está la ley de la Memoria Histórica, para complacer a los nuestros. El famoseo de izquierdas es el famoseo de izquierdas. Como alguien ha sentenciado en la misma Feria, tate, aquí hay tomate: «Es que esa mujer parió al que está con Penélope Cruz, quillo, y eso hay que premiarlo».

Y cuando parecía insuperable el dislate de la calle Pilar Bardem puesta por el Ayuntamiento con equivocación generacional de generales Merry incluida, viene la Diputación de Sevilla y le echa la pata. A Pilar Bardem, que nació aquí por casualidad, le ponen una calle. Pero es que a Miguel Bosé lo hacen Hijo Adoptivo de una provincia que apenas ha pisado. ¿Mérito? Pues que mentó el nombre de Sevilla en una canción. Aquello de cuando el no sé qué que a Triana va, Seviiiiilla, ¿le parece usted poco? Hombre, me parece poco preciso. Si es por Sevilla, más hizo Carmelo Larrea, con su bolero del «Sevilla tuvo que ser» y no le dieron ni las gracias. En cuanto a la provincia, tiene ciento y pico de pueblos, aparte de la capital. Ha habido decenas de cantantes que han popularizado memorables canciones dedicadas a muchos de ellos: a Lora del Río, la del barquerito; a Utrera, la de la Virgen de Consolación con el barquito en la mano; a Carmona, la de la diligencia de las mulas castañas. A ninguno, que yo sepa, lo han hecho hijo adoptivo de la provincia. Título que tiene mucha gracia. Que te nombren hijo adoptivo de una provincia es como si te hicieran nacer en una Consejería, en una Subsecretaría o en una Secretaría de Estado. Es tan falso y forzado como si te hicieran hijo adoptivo de un partido judicial o de la Federación de Municipios y Provincias. Se nace en una ciudad, en una villa, en un pueblo, en una aldea, nunca en un concepto administrativo.

Puestos así, llevado hasta los límites del ridículo lo de Estepona, propongo que empecemos a nombrar hijos adoptivos del GPS. Eso sí, todos de la cuerda, todos adictos al Régimen, todos del Sindicato de la Ceja y del Club de la Pancarta y la Pegatina. Será mucho más útil. Porque Miguel Bosé tendrá que venir a recoger su título de hijo adoptivo con GPS, porque no sabe ni dónde está la calle Sierpes. Espero, sin embargo, que sea un poco más delicado que Pilar Bardem, su correligionaria de mangazo y de cobro de servicios prestados, y no diga: «Hombre, alguna ciudad hay que sacar en las canciones...»

ABC - Opinión

DESTALIBANIZACION

Ofensiva del ejército paquistaní, presionado por Estados Unidos, para detener el avance talibán.

Los planes del presidente Obama para poner fin a la guerra de Afganistán pasan por la colaboración de un ejército como el paquistaní, que desde hace años prefiere pactar en vez de luchar. Pero el disgusto de Washington con la pasividad del presidente Asif ali Zardari, junto a la temeridad de los talibanes, que han llegado a 100 kilómetros de Islamabad, han persuadido al Gobierno de que ha de actuar. Y desde hace una semana ha lanzado una ofensiva para desalojar al enemigo de la provincia de Buner, desde donde amenazaba la capital.


Estados Unidos planea en el vecino Afganistán una ofensiva contra las provincias de Helmand, Kandahar y Zabul, donde se cultiva gran parte del opio del país -un 60% de su PIB-, para acabar con un comercio que engrasa la máquina de guerra talibán. Tras su rápida victoria en 2003 en la guerra convencional, las fuerzas occidentales, de las que EE UU lleva la parte del león con sus 30.000 soldados, han ido perdiendo el control del territorio en favor de los irregulares que operan en la frontera entre Afganistán y Pakistán, y de ahí que en el Pentágono se hable de Af-Pak como único teatro militar. Sin destruir el poder talibán en Pakistán, en connivencia con elementos del ejército y de los servicios de información, es imposible ganar la guerra mayor.

Pero no parece que Pakistán vaya a jugárselo todo a esa estrategia, porque el Gobierno es sólo un poder más y no quien tiene todo el poder, con una opinión pública que se opone a combatir en una guerra percibida como de interés puramente norteamericano. El Ejército paquistaní, con más de 600.000 efectivos y en posesión del arma atómica, es poderoso, pero está organizado para hacer frente al enemigo tradicional, la India, más que a irregulares fanatizados talibanes.

Obama sabe que para ganar la guerra ha de negociar y golpear; lo segundo resulta relativamente fácil, aunque no siempre se acierte en el blanco, pero para lo primero hay que saber con quién hacerlo. La diplomacia norteamericana trata de convencer al presidente paquistaní para que asocie a su Gobierno al jefe de la oposición, Nawaz Sharif, bien relacionado con los islamistas moderados, para que éstos frenen a los yihadistas. Aislar políticamente al terrorismo parece un objetivo a medio plazo de la política norteamericana en la zona, pero de momento Pakistán tiene que frenar con las armas el avance de los fanáticos hacia el sur.

El País - Editorial

ZAPATERO EN LAS AZORES. Por M. Martín Ferrand

MIENTRAS los ciudadanos europeos, cortitos de entusiasmo, vemos venir las elecciones de junio, las que renovarán la composición del Parlamento Europeo, de lo que se habla en los Ejecutivos de los 27 Estados integrantes de la Unión es de la renovación, o no renovación, de José Manuel Durao Barroso como presidente de la Comisión que, de hecho, es el anticipo de lo que, si llega el día, será un Gobierno europeo efectivo y real. El entendimiento democrático de la Unión es pintoresco. Quizás no pueda serlo de otro modo ante la diversidad de origen, cultura, historia y modelos políticos que enriquece el paisaje del Viejo Continente. De hecho, el euro, la moneda común para menos de la mitad de los europeos, es el engarce que, con supuestos jurídicos imprecisos y cambiantes, mantiene la esperanza de lo que en su día, hace más de medio siglo, soñaron Robert Schuman, Konrad Adenauer, Jean Monnet y Alcide De Gasperi.

Durao Barroso proyecta el aire de bien formada mediocridad que caracteriza a los integrantes de la Comisión y a la legión de paniaguados eurofuncionarios que les acompañan. Es decir, reúne las condiciones para prorrogar su mandato. La mayor parte de los Gobiernos de la derecha establecidos apoyan su continuidad y, con ellos, algunos notables de la izquierda. José Luis Rodríguez Zapatero, por ejemplo. Tratar de entender al líder del PSOE, sus ideas y sus fundamentos, es tarea inútil. Celebro, por ibérico y conservador, la actitud del Gobierno español; pero no olvido que Durao Barroso fue uno de los cuatro integrantes de lo que, con error numérico, se llamó «el trío de la Azores».

Zapatero, desde que lideraba la oposición, no ha dejado un solo día de demonizar a José María Aznar por haberse sentado en la mesa isleña con George Busch, Tony Blair... y Durao; pero ahora encarna a los socialistas europeos que defienden la continuidad del portugués. Átenme esa mosca por el rabo. Tristemente, la nómina de los lideres europeos no alcanza hoy la talla y el talento de los predecesores, los padres de la Unión citados más arriba. Instalados en lo gris y en lo políticamente correcto, descartada la imaginación, Durao es mejor que su predecesor, Romano Prodi. Tiene más entidad y fuste; pero, ¿nos conformamos con eso? Si es así, en aras de la justicia poética, Zapatero le debe a Aznar una explicación. Las Azores siguen estando en medio del Atlántico.

ABC - Opinión

UGT Y CCOO YERRAN CON SUS AMENAZAS

LAS CELEBRACIONES de la fiesta del 1 de Mayo de ayer estuvieron marcadas en casi toda Europa por las protestas contra las políticas económicas de los Gobiernos, especialmente en París y Berlín. España fue una excepción: CCOO y UGT salieron a la calle con reivindicaciones de una mayor protección social y más empleo, pero sus líderes evitaron formular referencias críticas a Zapatero.

El veterano Cándido Méndez, secretario de UGT, recurrió al tópico de acusar a la patronal de «querer sacar tajada de la crisis» y aseguró que los sindicatos no van a tolerar un abaratamiento del despido. Méndez advirtió expresamente de que si Parlamento aprovecha la tramitación de la ley de fomento de empleo para bajar el coste del despido, «se arruinará el diálogo social» y habrá «un enfrentamiento indeseable».


Ignacio Fernández Toxo, nuevo secretario de CCOO, siguió la misma línea, subrayando que «si a alguien se le ocurre ir por un camino diferente al del diálogo social», tendrá que enfrentarse a una huelga general.

El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, prometió ayer que el Gobierno nunca abaratará el despido y aseguró que todas las medidas de reforma del mercado de trabajo serán consensuadas en la mesa del diálogo social. Pero Corbacho sabe que el Gobierno ya no cuenta con un respaldo mayoritario en el Congreso, por lo que la oposición podría lograr el suficiente apoyo para introducir en la ley de fomento de empleo iniciativas que no gusten a UGT y CCOO.

Resulta difícil de entender la negativa numantina de los sindicatos a aceptar la regulación de nuevos contratos con una menor indemnización porque ello permitiría la creación de empleo sin disminuir la protección de los ciudadanos que trabajan, que jamás verían mermados sus derechos adquiridos por esa reforma. UGT y CCOO no piensan en esos cuatro millones de parados, que sin duda estarían dispuestos a trabajar con una indemnización más reducida.

En cualquier caso, las centrales representan a los trabajadores afiliados, que son una minoría, mientras que las cámaras legislativas representan a todos los ciudadanos. Sería absolutamente injustificable que si una mayoría parlamentaria decidiera reformar el mercado de trabajo para intentar reducir el altísimo nivel de paro, los sindicatos respondieran con una huelga general. Hasta ahora, UGT y CCOO no han elevado la voz contra el Gobierno, entre otras razones, porque Zapatero se ha plegado a todas sus exigencias y ha satisfecho todas sus peticiones, además de aumentarles la financiación.

Como ayer no querían y no podían gritar contra el Gobierno, los sindicatos arremetieron contra dos chivos expiatorios: Miguel Angel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, que cometió la osadía de abogar por la reforma de las pensiones y el abaratamiento del despido, y Esperanza Aguirre, cuyo talante político no les gusta a las centrales. Pero ni el gobernador ni la presidenta de Madrid marcan la política económica y social del Gobierno y tampoco Mariano Rajoy, al que José Blanco acusó de utilizar «el sufrimiento de los parados» para llegar al poder.Igualmente fuera de lugar está la proliferación de banderas republicanas en un día de conmemoración sindical.

Los sindicatos, pieza clave en las relaciones económicas, vienen actuando de forma responsable desde hace muchos años. Casi siempre han encauzado las demandas de los trabajadores. Por ello, se equivocarían al exacerbar los ánimos en unos tiempos como éstos, que requieren el sacrificio de todos para salir de una crisis que se va a llevar muchas cosas por delante.

El Mundo - Opinión

LA IMPOTENCIA DEL SOCIALISMO MADRILEÑO

LA dirección del Partido Socialista de Madrid consumó ayer su amenaza de no asistir a los actos institucionales organizados por el Gobierno autonómico presidido por Esperanza Aguirre, con motivo de la conmemoración del 2 de Mayo. El boicot respondía, según los socialistas, al cierre de la comisión parlamentaria de investigación creada por el caso de los seguimientos a políticos del PP del ejecutivo autonómico. El resultado de esta decisión de la dirección socialista ha sido una nueva demostración de la impotencia que atenaza al PSOE desde hace años frente al PP madrileño y que parece condenarla a un estado de derrota permanente. La ausencia de los socialistas en los actos oficiales del 2 de Mayo era indefendible, porque confundía su papel institucional con la discordia partidista. Además, era un error estratégico, porque el boicot estaba planificado desde una posición de debilidad crónica, que quedó ayer aún más patente por la nula repercusión social y por la presencia en la convocatoria del ejecutivo autonómico de otros dirigentes y personalidades socialistas, como la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, o el ex presidente autonómico Joaquín Leguina, que optaron por una actitud institucional y respetuosa. Por otro lado, como táctica para debilitar al Gobierno de Aguirre, también ha sido un fracaso, al elegir el PSM una motivación que resulta irrelevante para la opinión pública y con la que el ciudadano madrileño no va a modificar su valoración sobre la gestión del ejecutivo autonómico, por ahora manifiestamente positiva a tenor de los resultados electorales.

Los socialistas madrileños acaban su pulso al PP con un nuevo fracaso, más debilitados y sin alternativa real como oposición. Todo esto agrava el agujero negro electoral que representa Madrid -comunidad autónoma y capital- para el PSOE a nivel nacional. De hecho, la candidatura encabezada por Zapatero siempre ha perdido frente a la de Rajoy en las dos elecciones generales en las que han competido desde la capital de España. El rastro de damnificados es importante. Las apuestas de este partido con los candidatos para volver a los gobiernos autonómico y municipal -Simancas, Miguel Sebastián y Trinidad Jiménez- han caído una tras otra en las urnas, hasta el extremo de abandonar todos ellos sus cargos en las instituciones madrileñas. Un gesto incomprensible como el boicot a la celebración oficial del 2 de Mayo no va a revertir la correlación de fuerzas existente entre socialistas y populares en la comunidad de Madrid.

El PSM se enfrenta así a una apremiante necesidad de hallar su mensaje, su propuesta y su papel como oposición. Su parálisis beneficia las expectativas de Izquierda Unida, cuya portavoz en la Asamblea de Madrid, Inés Sabanés, sí acudió a la Puerta del Sol. Las polémicas sobre los seguimientos a políticos del PP o el «caso Gürtel» no van a hacer el trabajo que el PSM no está sabiendo o pudiendo hacer, ni siquiera con el apoyo de los dos principales sindicatos, empeñados en dañar cuanto sea posible a la televisión autonómica madrileña, que ya lleva 19 huelgas en cinco años, algo insólito en la democracia. La responsabilidad de encontrar un rumbo al PSM también incumbe a la dirección nacional del PSOE, que tantas veces ha señalado las instituciones madrileñas como clave de su estabilidad política y electoral y tanto ha intervenido directamente en la formación de sus candidaturas, con pésimos resultados, que, en definitiva, acaban explicándose por iniciativas tan poco afortunadas como la del absurdo boicot a los actos del 2 de Mayo.


ABC - Editorial

LA LUCHA CONTRA EL TERROR NO CESA

«El informe norteamericano menciona a los grupos de apoyo a Al-Qaeda existentes en la península y la obsesión del yihadismo con Al-Andalus como graves peligros para nuesro país.»

A pesar de unos primeros 100 días marcados por la irresponsabilidad fiscal –expansión del gasto público en programas irrelevantes que inhiben la inversión privada y aumentan el déficit– y las promesas rotas –nada queda de la transparencia anunciada durante la campaña electoral– la política de seguridad de la nueva administración norteamericana no se ha alejado de las líneas marcadas por su antecesor.


Si bien el presidente Obama ha realizado algunos gestos desconcertantes, tales como el acercamiento personal a Hugo Chávez y la nueva oferta de diálogo a Irán, tanto los pronunciamientos de los miembros de su gabinete como los contenidos del último informe sobre el terrorismo publicado por del Departamento de Estado el jueves indican que, al menos en lo que se refiere a la lucha contra el terror, la Casa Blanca no ha realizado ese giro con el que soñaban algunos partidarios del nuevo presidente.

En primer lugar, la conservación de las figuras del combatiente enemigo y la detención indefinida por el fiscal general Eric Holder, quien sin embargo se ha comprometido a mantener una actitud más cooperativa con la justicia y el Estado de derecho que sus predecesores, es una señal de que Barack Obama es consciente la necesidad de no bajar la guardia y de seguir aplicando una política activa en el combate contra los terroristas.

Por otra parte, la firmeza de las declaraciones de la secretaria de Estado Hillary Clinton a propósito de Irán y Corea del Norte, así como el mantenimiento del régimen de los ayatolás, Cuba, Sudán y Siria en la lista de estados que apoyan el terrorismo constatan la línea continuista adoptada por el Ejecutivo demócrata. Además, el informe reitera que Al-Qaeda sigue siendo "la mayor amenaza para los EE.UU. y sus socios", manifiesta su preocupación por los avances de esta organización en Pakistán y señala Somalia, las bases de Al-Qaeda en el Magreb y Afganistán como focos de peligro para Occidente. El énfasis en las organizaciones terroristas palestinas y en el carácter global del terrorismo, con hincapié en la desarticulación de sus redes de apoyo civil en todo el mundo, aleja los temores de que, llevado por el populismo fácil que exhibe en otras áreas, Obama quisiera convertir la seguridad en otra faceta de su hasta ahora exitosa política de relaciones públicas.

Por lo que se refiere a España, ETA sigue figurando en la lista de organizaciones terroristas. Además, el informe norteamericano menciona a los grupos de apoyo a Al-Qaeda existentes en la península y la obsesión del yihadismo con Al-Andalus como graves peligros para nuestro país. Asimismo, el Departamento de Estado contempla con optimismo la cooperación hispano-francesa en la lucha contra el terrorismo independentista vasco, continúa preocupado por la utilización de España como base de tránsito y logística de organizaciones terroristas que operan en Europa occidental y aplaude la cooperación española en la investigación de las redes de financiación terrorista, aunque lamenta la exculpación de Imad Eddin Barakat Yarkas como agente logístico de Al-Qaeda en España.

Pese a la retórica en ocasiones equívoca de su presidente, todo indica que la nueva administración norteamericana sabe dónde está el mal y cómo combatirlo. Una actitud ciertamente tranquilizadora de la que esperamos tomen nota sus a veces renuentes aliados.

Libertad Digital - Editorial

UN LORD EN CANDELEDA. Por Ramón Pérez Maura

Cuando Esperanza Aguirre visitó la Cámara de los Lores, siendo ella presidenta del Senado español, se hizo acompañar durante la gira por su amigo lord Garel-Jones. Tristan Garel-Jones era desde hace tiempo blanco de las críticas del ala euroescéptica de los conservadores -sin duda la muy mayoritaria- y quizá por ello era considerado un heterodoxo en su partido. La presidenta Aguirre pidió a lord Garel-Jones que le presentase a la baronesa Thatcher. Ya con Thatcher, y para zaherir a su amigo, Aguirre le preguntó «Do you think Tristan is a true Conservative?» (¿Cree que Tristan es un verdadero conservador?) Ante lo que Thatcher se irguió y exclamó: «Yes! Tristan is one of us!» (¡Sí! ¡Tristan es uno de los nuestros!).

La carrera política de este galés (Gorseinon, 1941) que pasa los fines de semana en Candeleda (Ávila) recibiendo personalidades europeas de todos los ámbitos está circunscrita a las filas del Partido Conservador, del que llegó a ser Deputy Chief Whip (el verdadero jefe del grupo parlamentario) durante nueve años de los Gobiernos de Thatcher y ministro de Asuntos Europeos y Latinoamérica con la propia Thatcher y John Major, el que fue quien le puso Candeleda en el mapa a los británicos. La vida posterior al Gobierno ha sido para Garel-Jones la de un ejecutivo de enorme éxito. Alto cargo de UBS en Londres, consejero en España de Vodafone, Iberia, y Acciona -entre otras- cuando se le pide una tarjeta de visita gusta entregar la de la prestigiosa revista «The Spectator» en la que ostenta el cargo de Taurine correspondent, corresponsal taurino.

El día de 1990 que se supo que Thatcher tenía que someterse a una segunda votación por el liderazgo del partido, la mitad del Gobierno se citó en casa de Garel-Jones a las 22,30. En cinco minutos se había decidido que era necesario sustituirla. Durante horas escogieron el sucesor. Un inmenso cuadro en el comedor de su casa en Catherine Place reproduce aquella escena que algunos tildaron de conspirativa.

Thatcher siempre le consideró leal: en cuanto amaneció, Garel-Jones la informó de todo lo hablado en su casa la noche anterior.

ABC - Opinión