lunes, 30 de noviembre de 2009

El próximo derby. Por José María Carrascal

NO me refiero al Barça-Madrid, sino al Zapatero-Rajoy. En sus andanzas por el mundo para exponer sus recetas como presidente de la CE, Zapatero se ha acordado de que es también presidente de España y ha convocado a Rajoy para desbloquear la renovación del Tribunal Constitucional, y acallar el guirigay armado en torno al Estatuto catalán. Así de sencillo.

¿Cuántas veces ha engañado Zapatero a Rajoy? Tantas como se han entrevistado. En su descargo, Rajoy puede alegar que no es el único en tan embarazosa situación. «Zapatero ha engañado a todo el mundo», dice Pujol con esa mala leche que gasta últimamente. Sin que nadie le contradiga. Zapatero ha engañado a todo el mundo y, especialmente, a Rajoy, del que sólo se acuerda cuando está en un apuro, del que escapa anunciando sonriente después del encuentro que ha llegado a un acuerdo con el líder del principal partido de la oposición, por lo que el problema está solucionado. Para olvidarse del problema y de Rajoy hasta la próxima. Para él, sus promesas como presidente tienen el mismo valor que las electorales: ninguno.


¿Significa esto que Rajoy no debe acudir a la cita? En modo alguno. Eso serviría a Zapatero para culpar al PP del estropicio catalán. Debe ir, por tanto, palpándose la cartera y con una agenda muy corta y muy clara: si Zapatero quiere renovar los cuatro miembros del Tribunal Constitucional pasados de plazo, no tiene más que aceptar los dos propuestos por el PP, a través de la vía correspondiente, el Senado, Francisco Hernando y Enrique López, que obtuvieron más votos en las cámaras autonómicas. Candidatos que el PSOE venía bloqueando. De aceptarlos, el Constitucional podría renovarse en una semana. Si no, tendrá que ser el actual quien decida sobre el Estatut.

Como sabemos con quien nos estamos jugando los cuartos, hay que preguntarse si éste no será el plan B de Zapatero, tras no conseguir que el Estatut pase por el Constitucional con un mero afeite cosmético, como esperaba hasta que uno de los jueces «progresistas» decidiese que lo verdaderamente progresista es no permitir un desafuero por conveniencia política. Y ya que no consigue evitar una poda sustancial del Estatuto, Zapatero puede estar tramando ganar tiempo. Un renovado Tribunal Constitucional podría replantearse el entero caso, lo que supondría retrasar la sentencia hasta después de las elecciones catalanas del próximo año e incluso hasta después de las generales de 2012. Y para entonces, con el Estatut ya a toda máquina, pelillos a la mar. Así que, cuidado, Mariano, que la renovación del Constitucional debe incluir, aparte de los dos candidatos del PP, que el nuevo adopte la entera instrucción del anterior.

Pd. Si nuestro presidente se diera tanta maña en resolver nuestros problemas como en engañar a la gente, España estaría a la cabeza, no a la cola, de Europa.


ABC - Opinión

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