jueves, 2 de julio de 2009

Prietas las filas. Por M. Martín Ferrand

POSTRADOS se ven los ánimos del PP tras los ejercicios espirituales de sus líderes en La Granja de San Ildefonso. En esta ocasión, en lugar de correr las fuentes han galopado los dimes y los diretes. No hay reunión de rabadanes en la que no caiga un cordero, un poco para saciar el apetito de los convocados y un mucho para demostrar autoridad frente a los pastores y zagales que tienen bajo su mando. El poder sólo existe cuando se ejerce. Su potencialidad es mera entelequia y únicamente la plasmación de sus efectos realza la figura de los poderosos. De ahí la debilidad que, en ocasiones, aparenta Mariano Rajoy.

El PP cierra filas junto a Rajoy para enfrentarse al problema que significa Luis Bárcenas. No sé muy bien, a estas alturas, lo que significa eso de «prietas las filas»; pero, sea el orden cerrado o abierto, un tesorero en veremos es un grave daño para una formación política. Independientemente de lo que dilucide y determine el Tribunal Supremo, donde tienden a cronometrar con un calendario, el «caso Bárcenas» es un desgaste para el PP que ha incrementado sus efectos dañinos por la calma rajoyana con la que tratan el problema.

Supongo la inocencia de Bárcenas; pero no es, sólo, cuestión de inocencia o culpabilidad lo que el PP tiene en sus manos. La apariencia es, en la vida pública, tanto o más que la virtud y, de hecho, la caterva gubernamental que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero es muestra de lo que digo: la propaganda y el aliño han conseguido imbuirnos a todos de que son lo que se dice y no lo que parecen. Bárcenas, salga con barba o resulte lampiño, es una vía de desgaste frente a la opinión pública. Rajoy no debe condenarle antes de que los hagan los tribunales, si es que llegan a hacerlo; pero tampoco es cosa de tenerle expuesto en la hornacina de los mártires por la causa del centro.

La gestión de los conflictos internos, inevitables en un grupo que es el de mayor número de militantes entre todos los partidos europeos, es la mejor medida que pueden tener los votantes de la potencialidad de gobierno que albergan sus líderes. Y debe decirse que, en los diferentes casos de aparente corrupción que tanto jalea del PSOE, el PP viene mostrando una escasa capacidad de respuesta. Dejar pasar el tiempo, con la esperanza del olvido, nunca funciona. La mala intención siempre consigue que germine la buena memoria hostil.

ABC - Opinión

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