jueves, 2 de julio de 2009

Ahorrar por no consumir

LA tasa de ahorro de las familias españolas se situó en el primer trimestre del 2009 en el 7,9 por ciento, casi 5 puntos por encima del mismo periodo en el año anterior. Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística revelan que dicha tasa se encuentra ahora en más del 14 por ciento de la renta disponible, el nivel más alto de una serie que se elabora desde el año 2000. Como es notorio, estamos ante un efecto directo de la crisis, producto de un reflejo psicológico que repercute negativamente en la inversión y en el consumo. Los españoles tienen miedo a la situación económica y el Gobierno no consigue transmitir confianza por mucho que hable de «brotes verdes» o que mejoren coyunturalmente algunos datos. La gente guarda lo que tiene ante el temor a que las cosas vayan a peor, especialmente en aquellos hogares donde el paro es ya una trágica realidad o amenaza a quienes todavía conservan el empleo. En estas condiciones, se crea un círculo vicioso que reduce el consumo de aquellos bienes que no son estrictamente imprescindibles y prolonga -a veces en exceso- la vida útil de determinados productos que necesitan una renovación periódica. De este modo se pierde, claro está, calidad de vida pero además se hace imposible una reactivación del consumo, situando a muchas pequeñas y medianas empresas ante al opción dramática de cesar en su actividad comercial o industrial.

He aquí una de las razones para que los precios mantengan una tendencia a la baja que alcanza ya dimensiones preocupantes en la medida en que responde a una fuerte contracción de la demanda. Los posibles compradores se lo piensan dos o más veces y las familias con menor poder adquisitivo hacen incluso un esfuerzo suplementario de ahorro con el fin de asegurar a medio plazo un mínimo vital. Nadie parece confiar en las promesas del Gobierno sobre ayudas excepcionales o en previsiones optimistas sin ningún fundamento. En definitiva, la caída del consumo en un 3,6 por ciento durante el periodo de referencia es la causa de un incremento del ahorro que el Ejecutivo debería analizar en términos realistas. La gente hace de la necesidad virtud, porque nadie confía en un equipo económico desbordado por las circunstancias y mucho menos en un presidente del Gobierno cuyas promesas suenan a retórica sin contenido para la gran mayoría de los españoles. En este contexto, un dato en apariencia positivo se transforma en un síntoma de la percepción muy negativa que tienen las familias sobre sus posibilidades de salir adelante en los próximos tiempos.

ABC - Editorial

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