martes, 16 de junio de 2009

EL BADAJO DE GOMAESPUMA. Por M. Martín Ferrand

ÚLTIMAMENTE, el partido de Mariano Rajoy tiende a manifestarse, cuando no lo hace para referirse a la maldad de José Luis Rodríguez Zapatero, de manera tan torpe como hueca. La vaciedad de los mensajes es inquietante por lo que pueda tener de síntoma de otras y más profundas escaseces y malo parece que la elocuencia del silencio resulte más expresiva y brillante que lo que se dice por el mero hecho de no callar.

Soraya Sáenz de Santamaría acusa en las últimas semanas la fatiga que le ha producido un curso político pleno de acontecimientos; pero eso no es suficiente para justificar que, ante la situación judicial del tesorero popular, Luis Bárcenas, llegue a decirnos que si termina por resultar imputado por el Tribunal Supremo habrá que «actuar en consecuencia». Una declaración política para ser respetable y no descalificar a su emisor tiene que: a) tener algún contenido, b) señalar algo más enjundioso y cabal que la afirmación contraria, c) no parecer puerilmente obvia y d) no aparentar menosprecio para quienes puedan llegar a escucharla. ¿Debemos concluir que si Bárcenas no llega a ser imputado, el PP no actuará en consecuencia? En ese caso, ¿se limitará a no actuar o lo hará inconsecuentemente?


Supongo y deseo que Bárcenas sea tan inocente y virtuoso como María Goretti; pero, políticamente, es un personaje de difícil presentación. Su condición de senador por Cantabria, en donde no consta que haya estado nunca, le convierte en risible y habla del rigor de quienes le incluyeron en la candidatura, en pie de igualdad con Gonzalo Piñeiro, eficaz alcalde de Santander durante doce años. Mal están los diputados cuneros, pero llevar esa condición al Senado, al que se quiere prestigiar como Cámara territorial, es atentatorio contra el sistema.

Bárcenas es senador por Cantabria por la misma razón que pudiera ser representante en el Bundesrat alemán por Baden-Wurtemberg. El mismísimo presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, declaraba hacer un par de semanas en Punto Radio no haberle visto ni saludado nunca.

Eso, desde la perspectiva de Rajoy, ¿es obrar en consecuencia? No hay nada tan pretencioso como una gran campana de bronce con un badajo de gomaespuma, tal que la que repican los portavoces del PP en los últimos días. En lo que respecta a su tesorero tendrán que explicarnos, por lo menos, la razón de su presencia en el Senado.

ABC - Opinión

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