Los socialistas madrileños acaban su pulso al PP con un nuevo fracaso, más debilitados y sin alternativa real como oposición. Todo esto agrava el agujero negro electoral que representa Madrid -comunidad autónoma y capital- para el PSOE a nivel nacional. De hecho, la candidatura encabezada por Zapatero siempre ha perdido frente a la de Rajoy en las dos elecciones generales en las que han competido desde la capital de España. El rastro de damnificados es importante. Las apuestas de este partido con los candidatos para volver a los gobiernos autonómico y municipal -Simancas, Miguel Sebastián y Trinidad Jiménez- han caído una tras otra en las urnas, hasta el extremo de abandonar todos ellos sus cargos en las instituciones madrileñas. Un gesto incomprensible como el boicot a la celebración oficial del 2 de Mayo no va a revertir la correlación de fuerzas existente entre socialistas y populares en la comunidad de Madrid.
El PSM se enfrenta así a una apremiante necesidad de hallar su mensaje, su propuesta y su papel como oposición. Su parálisis beneficia las expectativas de Izquierda Unida, cuya portavoz en la Asamblea de Madrid, Inés Sabanés, sí acudió a la Puerta del Sol. Las polémicas sobre los seguimientos a políticos del PP o el «caso Gürtel» no van a hacer el trabajo que el PSM no está sabiendo o pudiendo hacer, ni siquiera con el apoyo de los dos principales sindicatos, empeñados en dañar cuanto sea posible a la televisión autonómica madrileña, que ya lleva 19 huelgas en cinco años, algo insólito en la democracia. La responsabilidad de encontrar un rumbo al PSM también incumbe a la dirección nacional del PSOE, que tantas veces ha señalado las instituciones madrileñas como clave de su estabilidad política y electoral y tanto ha intervenido directamente en la formación de sus candidaturas, con pésimos resultados, que, en definitiva, acaban explicándose por iniciativas tan poco afortunadas como la del absurdo boicot a los actos del 2 de Mayo.
ABC - Editorial
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