Lo que dicen en suma los resultados de la economía europea es que el Gobierno de Rodríguez Zapatero no ha logrado consolidar los beneficios de la herencia económica que recibió ni ha sabido aprovechar los años de vacas gordas para cambiar aquellos elementos que -como se ha demostrado ahora dramáticamente-siguen fragilizando específicamente nuestro mercado de trabajo. Las reformas que debieron haberse llevado a cabo no se han hecho y la destrucción acelerada del empleo que estamos viviendo demuestra claramente que eran necesarias; seguir con el modelo que nos ha llevado hasta aquí es un suicidio.
Naturalmente, cuando alguien no quiere buscar la respuesta a los problemas en su propia conducta, se limita a culpar a los otros. Pero después de más de cinco años al frente del Gobierno, ese no parece un pretexto razonable para Rodríguez Zapatero. En cinco años, había tiempo de sobra para haber llevado a cabo los cambios que una ventajosa situación económica hubiera permitido hacer sin traumas, y pese a ello, el Gobierno socialista prefirió dormirse en los laureles. Los datos fríos dicen que los cambios siguen siendo imprescindibles, aunque el Gobierno se empeña en mantenerse dentro de los esquemas que nos han llevado a esta crítica situación.
ABC - Editorial
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