martes, 7 de abril de 2009

¡Hombre, Pepe Luis!. Por Alfonso Ussía

«A Maleni, nuestra Maleni, ni la toques. A mí, y te lo reconozco humildemente, me harías una faena de las gordas.»

Ignoro si Rodríguez Zapatero valora la dificultad y el agobio diario que sufre el escritor de periódicos, también llamado columnista. Es durísimo, Pepe Luis. Aunque parezca mentira, en muchos días del año, la actualidad es un paisaje blanco semejante a la nada. Al final, salen los artículos porque no hay excusas para renunciar a ellos. De ahí la importancia que tienen algunos personajes de la política, que lejos de nuestra enemistad, merecen la gratitud de cuantos escribimos. Es el caso de Magdalena Álvarez, la ministra de Fomento. El proceso es sencillo. «Hoy no se me ocurre nada. Veamos cuál ha sido la última de Maleni». Y el artículo sale. Pasamos por días de dolor, piedad y oración. Los cristianos aprovechamos esta Semana Santa para pedir al Misterio por los nuestros y por sus vidas y muertes. No nos dejes sin Maleni, Pepe Luis.


Esas cosas no se hacen aprovechando esquinas. Nada puede tener que ver Obama con esto. Si quieres remodelar tu Gobierno, nombres de inútiles te sobran. Ahí tienes a Mercedes Cabrera, que carece de competencias, como Bernat Soria. Ahí tienes a Bibiana Aído, que en un año lo único que ha hecho es decir bobadas y proyectar una Ley infumable, entre viaje y viaje, que la niña de Cádiz le ha tomado gusto al viajerío de gorra. Ahí tienes a Celestino Corbacho, que me cae muy bien, pero ya me dirás lo que hace. Se me antoja justo y conveniente que prescindas de Solbes, que tanto nos deprime. ¡Y cómo nos mintió en la campaña electoral! Lo mismo que tú, pero a Solbes lo teníamos por más elegante. Lo de Chaves y Elena Salgado es cosa tuya, y si deseas aumentar las vicepresidencias y éstos son tus elegidos, libre eres de hacer lo que te convenga, Pepe Luis. Pero a Maleni, nuestra Maleni, ni la toques. A mí, y te lo reconozco humildemente, me harías una faena de las gordas. Me quitas a Maleni y ¿qué hago los días que nada se me ocurre? Porque Pepiño Blanco está muy visto. Pepiño Blanco como Ministro de Fomento carece de interés. Será uno más. A Pepiño le va mejor ser el portavoz y mandamás del Partido, que te vas a equivocar, Pepe Luis. Eso lo hace muy bien. Irrita a los adversarios con su gran demagogia, y en un partido hay que tener a un mentiroso malvado para trasvasar las culpas de un lado a otro. Si lo haces Ministro de Fomento, acabas con él y conmigo. Me consta que lo segundo no te afecta, pero lo primero sí, y mucho. ¿Qué te importa que se sigan cayendo túneles? Se caen y se vuelven a construir, Pepe Luis. Vas a cesar a Maleni precisamente cuando llevamos dos meses sin que se produzca ningún desastre que afecte a su responsabilidad. La has mantenido contra viento y marea. Y ahora, después de su provechoso viaje a Siberia para copiar los protocolos de actuación de los siberianos frente a las nevadas, ahora que ya sabe cómo no dejar aislados a diez mil coches en Lerma por cinco centímetros de nieve, te abrazas al capricho y nos la quitas. Maleni, Pepe Luis, puede ser una estupenda ministra si le concedes un plazo de confianza. Si no te gusta en Fomento, colócala en Exteriores para que rompamos relaciones con Mónaco. Porque lo tuyo con los pobres columnistas huele a venganza. Recapacita, Pepe Luis. Maleni no puede dejar de ser ministra. Sosiégate, my friend.

La Razón - Opinión

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