sábado, 7 de febrero de 2009

Botín . Por Por Alfonso Ussía

Tampoco en el Cielo las cosas iban bien económicamente y Dios dispuso que Emilio Botín lo visitara. Una estancia corta para después devolverlo a la tierra. Por medio de los secretos del Misterio, Emilio Botín fue citado por Dios tal día y a tal hora. El Señor quería conocer de primera mano la opinión del banquero santanderino y pedirle consejo para equilibrar la economía celestial. Emilio Botín, aquella mañana, reunió a sus más allegados. «No contéis hoy conmigo, porque estaré fuera todo el día. Y si hay algo urgente, aunque sea muy urgente, trasladarlo a mañana». Y Botín fue recibido por el Altísimo. La reunión se alargó. San Pedro encomendó a un sustituto la guardia de las puertas del Cielo, y se apalancó en el umbral del despacho de Dios para que no fuera molestado por nadie. Después de cinco horas, Botín abandonó el despacho principal del Cielo con expresión optimista y sonriente. Entre tanta túnica blanca destacaba su traje azul marino y su corbata colorada. San Pedro le acompañó hasta la Puerta y Botín inició su vuelo de retorno a la tierra en su avión particular.

Dios salió de su despacho. Se le veía sereno y tranquilo, pero un tanto preocupado. Miraba al suelo de nubes y se mesaba sus largas barbas. San Pedro quiso interesarse. -¿Todo bien, Señor?-; -todo bastante bien, Pedro. He quedado con Emilio Botín en celebrar con él una reunión todos los meses. Sus consejos me han parecido óptimos, y creo que con las medidas que vamos a adoptar en poco tiempo habremos superado la crisis-; -algo le preocupa, Señor, porque no lo veo del todo contento ante tan buenísimas noticias-; -no estoy preocupado, Pedro, estoy algo confuso con el cargo que me ha propuesto Emilio Botín, y que por supuesto, he aceptado-; -¿qué cargo es ése, Señor?-; -vicepresidente, Pedro, vicepresidente-. Días atrás, Zapatero reunió a los principales banqueros para pedirles un esfuerzo ante la crisis económica. Emilio Botín se sentaba a su derecha, en un horroroso salón de reuniones. Pero se notaba con claridad que quien presidía aquella reunión no era Zapatero, sino Botín. Ha sido el primero -y por ahora el único-, en reaccionar ante el escándalo «Madoff», prometiendo a los clientes de su banco la devolución de su inversión fallida. Y anteayer puso a disposición de familias y empresas en situación difícil, seis mil millones de euros para reactivar la economía. Miguel Sebastián asegura que el Gobierno está perdiendo la paciencia con los bancos. Zapatero ha matizado, y José Blanco ha manifestado que la paciencia del Gobierno con la Banca es infinita. Solbes ha dicho también algo, pero como no se le entiende, nadie sabe si está en el grupo moderado o en el impaciente. Botín, en cambio, tiene las cosas muy claras. Todas las ayudas precisas siempre que no se sobrepase la frontera de la prudencia. Dicen que los más afectados físicamente por la crisis son los altos empleados del Banco de Santander, que antes llegaban a sus despachos a las siete de la mañana y ahora lo hacen a las seis para que no se les adelante el presidente. Aquel pequeño y local banco santanderino es hoy de los más fuertes del mundo. En los Estados Unidos, tan incultos ellos, Santander es más un Banco que una maravillosa ciudad del norte de España. Propongo que Emilio Botín se haga cargo del tinglado y que Zapatero acepte el cargo de vicepresidente.

La Razón - Opinióna

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