viernes, 11 de enero de 2008

Der Philosoph und die Macht

In Spanien haben Fernando Savater und andere Intellektuelle eine Partei der Mitte gegründet Von Marko Martin

Traducción del artículo sobre UPyD aparecido en el periódico alemán Die Welt. Publicado por Marko Martin y traducido por Alexander Von Schwamm

El Filósofo y el Poder. Fernando Savater y otros intelectuales han fundado en España un partido centrista.

El intelectual progresista nos recibe en pijama. Intelectual “progresista” –filósofo, filólogo, traductor de Voltaire, Diderot y Bataille– que no tiene ningún tipo de miedo al término. No es por casualidad que hace ya años que está bajo protección policial: es que los relojes en España van a una velocidad algo distinta. Y sin embargo nuestro intelectual progresista es a pesar de todo –sorpresa– un optimista declarado. ¿Y el siglo XX, Señor Savater? ¿Qué dice del abuso de todo tipo de términos, de los idealismos descarriados insensatos, de los diversos compromisos intelectuales grandilocuentes, y sus fracasos?

“Yo no soy Sartre”. Nos contradice Fernando Savater riendo. En momentos de agotamiento sus ojos azules grisáceos a veces dan señas de un húmedo lustre plateado. Esto le pasó sobretodo antes de la conferencia oficial de su partido UpyD pero no hoy, antes del mediodía en Madrid, mientras el sol invernal lanza sus rayos en la sala de estar del décimo piso de un edificio de los años setenta poco destacable. “ Si no le importa puede tomarse alguna libertad novelesca al describir el sitio en que estoy”.

El filósofo nacido en 1947 en el vasco San Sebastián, que está en la lista negra de ETA desde hace tiempo en razón de su rechazo de cualquier nacionalismo, parece sin embargo estar de buen humor. Con su rostro macizo, pelo gris canoso y perilla, parece una especie de versión bonachona del Käpt´n Islo (Nota del traductor poseedor del Nibei Sé: este personaje es la mascota de una empresa de Hamburgo que prepara barritas de pescado). Sin demora, hace algunas clarificaciones: “Evidentemente no es el vocablo ´progresista´ el único que parece estar maleado. Podríamos hacer una lista interminable: paz, libertad, independencia nacional, internacionalismo, literatura comprometida... No hay palabra que en el transcurso del tiempo no se haya convertido en un instrumento para la mentira y la represión. Pero en vez de deprimirse y callarse y dejarles a los otros la palabra, de hecho la palabrería, podría uno atreverse a intentar devolverles a las palabras su significado original”.

¿Y cuál sería ese significado, en particular con respeto al partido UpyD fundado por Savater y otros a finales de Septiembre de 2007? Se agarra el cinturón de tela para ceñirse un poco el pijama y dice: “Uno no debería nunca menospreciar un consenso civil mínimo. En según qué circunstancias ese consenso significa la diferencia entre la vida y la muerte. Por lo que respeta al progreso o a la acción progresista no es difícil de definir: actuar contra la pobreza, la tiranía y la ignorancia. El error conceptual solía residir y reside en asociar un tal compromiso automáticamente con la izquierda. Pero una extrema izquierda como la de ETA, que mata a tiros a representantes elegidos del pueblo por puro nacionalismo y delirios de pureza étnica y entre cuyos aliados se encuentra el Hamas anti-israelita, es tan reaccionaria como una izquierda moderada que por oportunismo de poder propugna negociar y llegar a compromisos con esa gente, nada menos.”

¿Es quizás por todo esto que en los medios se le ha colocado a la UpyD-que tiene unos 3.500 militantes- la etiqueta de partido de los socialistas desengañados?

Cambiamos de local: a falta de espacios propios el partido ha alquilado una pequeña sala de actos en la planta baja del distinguido Hotel Fénix en la muy transitada plaza de Colón. Una conferencia de prensa tiene lugar, para esa prensa que desde la fundación de la UpyD y la rápida atribución de la susodicha etiqueta no escribe ni habla en absoluto sobre este grupo, que ha aparecido con la pretensión de convertirse en la tercera fuerza política en España.

“Es precisamente por todo esto que se nos ha atribuido la etiqueta”, nos explica Rosa Díez, veterana diputada europea del PSOE socialista –esto quiere decir en el contexto español social demócrata– del primer ministro Zapatero. La vasca nacida en 1952 ha abandonado este año su partido de siempre tras una pelea, ya que vio en la blandura de su política antiterrorista ante todo una forma de envalentonar a ETA y también una invitación a los “nacionalistas moderados” de Cataluña, Galicia y Andalucía a socavar, todavía con más frescura, el carácter de Estado de Derecho del conjunto de España con intenciones separatistas. Lo que genera sorpresa en la sala, casi incredulidad, es lo que la tan grácil como resuelta mujer con vestido amarillo azafranado difunde: la historia de un escándalo que uno en otras circunstancias sólo se esperaría encontrar en América Latina, con números y hechos.

Para asegurar su financiación la UPyD se había esforzado en los últimos días y semanas por conseguir créditos, pero se había topado en cada banco con rechazos. Al final se consideró que el partido no puede ofrecer ningún aval, ni siquiera ante bancos de ámbito europeo como el Santander, que sin embargo les ha condonado el año pasado 12 millones de euros de deudas a los socialistas. Tampoco los 28 millones de euros en los que se cifran las deudas del PP ante los bancos parecen ser un obstáculo para la concesión de nuevos créditos. “No luchamos, por tanto, sólo contra el nacionalismo”, dice Rosa Díez, “ sino también contra la politización de las instituciones, contra la dependencia de la economía y los bancos del gobierno de turno, contra unos chanchullos que uno sólo se esperaría en el tercer mundo”.

¿Cómo quiere, a pesar de todo, el nuevo partido acaparar suficiente atención como para poder presentarse de verdad en toda España a las elecciones parlamentarias del próximo marzo tal como se había planeado? Las innumerables apariciones de la carismática señora Díez han encontrado hasta ahora en todas partes del país amplio interés del público, pero no han tenido apenas cobertura mediática. Los periódicos, radios y emisoras de televisión que son más o menos dependientes de los gobiernos regionales se callan tanto como el prestigioso diario cercano a los socialistas “El País” o los conservadores “El Mundo” y “ABC”. A pesar de que estos últimos habían vitoreado cuando en otoño se alzó de la pica bautismal a la UPyD (Nota del traductor: aquí nos saltamos a la torera la disciplina que impone el Nibei Sé, y traducimos bastante fielmente una curiosa expresión germánica), se muestran ahora muy molestos desde que se ha hecho evidente que el partido de centro que se intenta fundar no sólo le podría quitar votos a la izquierda, sino también a la derecha. Con la ayuda de miles de voluntarios la UPyD pide directamente a los ciudadanos que hagan donaciones. En la medida en que lo permita la situación financiera del partido, se habrá de devolver el dinero, de una manera transparente, regulada y sin promesas huecas.

“Hemos”, dice al fin Fernando Savater, que como indudable atracción mediática ha estado en el estrado durante todo el tiempo y sin embargo dio una impresión un poco ausente durante la tormenta de focos inicial,”entrado en liza con la voluntad de cambiar la política española, y no sólo como un círculo de amiguetes intelectuales dados a la especulación”.

¿Pero qué pasa si esta afirmación está ante todo dirigida a uno mismo, Señor Filósofo? El apretado cinturón del pijama no puede reprimir la resonante risotada. “Buena pregunta, amigo mío. Sabrá usted que no estoy disponible para ocupar ningún cargo en el partido o para una candidatura parlamentaria, sino que hago de proveedor de ideas, por decirlo de alguna forma de Pepito Grillo intelectual”.

Quizás es precisamente por esto (N.d.T: que los medios no se lo han tomado en serio).

Fernando Savater se acaricia la corta barba: “De hecho no veo ninguna contradicción aquí, me defino como ´filósofo de compañía´ (N.d.T: en español en el original), que se podría traducir como filósofo del barrio, como alguien al que le excita la aventura de aplicar la reflexión ética a la política de cada día ¡Y eso en verdad es una aventura!” Y además un riesgo.

Arrestado en la época de Franco y excluido de la enseñanza en 1971, Savater –cuyos libros llevan títulos como “Las cuestiones de la vida”, “Ética para los adultos del mañana”, o “Los diez mandamientos en el siglo XX”– tuvo también en la España democrática la experiencia de que la libre expresión, en según qué circunstancias, puede tener como consecuencia la represión e incluso amenazas de muerte. Ningún otro intelectual español contemporáneo se ha atrevido a algo comparable.

Y, sin embargo, ¿qué pasaría si la UPyD –surgida espiritual y personalmente del movimiento cívico anti-etarra “Basta Ya”– se percibiera de hecho sólo como el proyecto de unos cuantos intelectuales vascos de pensamiento universalista?

“No tengo”, responde Savater, “nada contra el universalismo. No tengo nada contra el sentido común. Y estoy convencido de que hay una necesidad en nuestro país de una alternativa laica a una derecha cada vez más clerical y rancia y a una izquierda que mima a la burocracia en los servicios públicos y al nacionalismo en las regiones. Creo que podemos ser una especie de bisagra, liberales de izquierda o de derecha según el tema y las circunstancias, y que podemos con esta posición sustituir la crispación con pragmatismo y moderación y relegar a una posición de menos importancia esas querellas perniciosas que Freud definió como el narcisismo de las pequeñas diferencias. No hay más que pensar en los estragos que hace esa abstrusa obsesión con los orígenes de la gente: ¿se le hubiera ocurrido a alguien en los ochenta, ya fuera amigo o enemigo, darle a Felipe González el mote de ´El Andaluz´?”

¿Liberales de izquierda o de derecha según las circunstancias? ¿Es quizá ésta la nueva variante de un pensamiento intelectual practicado en el pasado, para el cual todo son contradicciones menores resolubles e incluso un tanto negligibles con tal de que sea posible resolver la contradicción principal, en este caso, el terrorismo de ETA y la virulencia de las incitaciones nacionalistas al odio?

“Hágale usted una visita a Mikel para convencerse de que aquí no estamos haciendo sólo pompas de jabón . Es economista, y –con perdón– también vasco”.

“No tenga miedo”, dice al día siguiente Mikel Buesa, docente de ciencias económicas en la Universidad Complutense de Madrid. “Lo que ofrecemos es muy concreto. Queremos por ejemplo una reforma de una constitución que se redactó en los años de la transición a la democracia, principalmente por antiguos diputados franquistas, y en la cual la relación entre el poder central y las regiones está definida de una forma muy vaga. No proponemos de ninguna manera un nacionalismo castellano disfrazado de patriotismo español, sino que estamos a favor de la descentralización. Una descentralización, sin embargo, que no pueda permitir en el futuro a los varones provinciales imponer sus intereses particulares mediante el chantaje. Tampoco nos entusiasma la existencia de diecisiete sistemas de educación distintos que sólo han generado una alta tasa de fracaso escolar y una clasificación baja en la lista de Pisa. Para el sistema de sanidad se aplica lo mismo: transparencia en lugar de subvenciones oscuras para mantener contenta a alguna gente. Nuestra idea del Estado está en contradicción tanto con la idea de los conservadores como con la de los socialistas, que ambos a su manera son bastante paternalistas”.

El profesor, que tiene un aspecto tan rechoncho como jovial, ocupa un despacho de la sede central provisional de la UPyD, unos sencillos pisos cerca de la estación de metro Nuevos Ministerios. Está claro que no se trata de un ideólogo, tampoco de uno de orientación liberal. Mikel Buesa prefiere hablar de números y estadísticas, que sabe privar, con la desenvoltura del ciudadano informado, de su carácter críptico y oscuro, sólo para iniciados. Sólo cuando se le pregunta menciona, titubeante al principio y luego como si le faltaran las palabras, un evento del pasado aún fresco. Fue en el año 2.000 que ETA volvió a asesinar a un político de primera fila de los socialistas vascos: Fernando Buesa, el hermano de Mikel.

Los libros de Fernando Savater se han traducido al alemán por la Campus Verlag de Frankfurt así como por Wagenbach en Berlin.

Die Welt

1 comentarios:

Anónimo dijo...

"Filósofo de compañía", impresionante la petulancia y la cara de Savater.

Está allí "como proveedor de ideas", la leche el tío, como un panadero cantarín. ¿Y no lo echan?. Ah bueno, debe ser porque en UPD faltan ideas y aunque sean sudadas, no vienen mal. Pero en este caso Savater no sólo suda las ideas, también las caga y las mea.

Van aviaos con este seglar.