sábado, 8 de diciembre de 2007

Una alineación ganadora

Cualquier sociólogo, incluído el que lleva lustros cobrando del PP por recomendar estrategias fracasadas, sabe cuál es la información más relevante de una encuesta preelectoral: la que indica la percepción de los votantes sobre quién creen ellos que va a ganar. Ese es el indicador que se verifica sistemáticamente en las urnas (salvadas situaciones de excepción como la del 14-M), independientemente de cuál sea la preferencia que manifiesten los encuestados. Pues bien, ahora mismo ese dato perjudica al partido de Rajoy, que no ha sido capaz de generar una moral vencedora entre sus propias bases.

Es verdad que nadie alcanza el éxito en las elecciones por méritos propios, sino por los errores del contrario. Y los de Zapatero son tantos y tan graves como para condenar al PSOE al ostracismo durante una larga temporada. Pero cuando uno juega en campo hostil, con las televisiones en contra y el nacionalismo radical aliado a la izquierda bienpensante en el empeño de estrechar ese cordón sanitario tendido para asfixiar a los populares, uno no puede sentarse a esperar ver pasar el cadáver de su adversario. Tiene que remangarse y jugar con lo mejor del banquillo.

Hoy por hoy eso no sucede. A falta de conocer la alineación definitiva con la que el PP concurrirá a las generales, lo que se va filtrando parece más de lo mismo, mientras las grandes figuras capaces de movilizar entusiasmo y generar confianza en el triunfo siguen aparcadas en diversos exilios. Hay quien ha confundido la renovación con la mediocridad, como si esta España amenazada en todos los frentes vitales pudiera prescindir de personajes de la talla de Rato (definitivamente enrolado en la empresa privada), Cascos, Mayor Oreja, Pizarro, Vidal Quadras o Rudi, por citar sólo a algunos reservas de lujo. Reservas que debieran ser titulares, sin demérito de quienes, como Zaplana o Acebes, dan la cara en el Congreso y sufren el correspondiente desgaste.

El equipo de Rajoy es incomparablemente superior al que encabeza Zapatero. Sólo necesita poner a cada jugador en la posición adecuada y pagarle la ficha correspondiente. Si finalmente le acompaña un único galáctico (o sea, Ruiz Gallardón, quien, según dicen, se autoproclama la persona adecuada para tender puentes con el PSOE y alcanzar un gran pacto de Estado para la reforma constitucional) será difícil evitar una lectura en clave perderora y sucesoria. Si, por el contrario, las listas van repletas de estrellas, el electorado sabrá que la oposición se ha cansado del papel y ansía realmente la victoria. Porque para convencer hay que empezar por creer. Y el tiempo se agota.

Isabel San Sebastián
El Mundo,8-12-2007

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