sábado, 8 de diciembre de 2007

Funeral de Estado por Fernado Trapero


Vea un resumen del Funeral de Fernando Trapero AQUÍ.

«Adiós, polilla, adiós»

El Mundo, Fernando Lázaro - 8-12-2007

Todos los honores. Las más altas condecoraciones. Las personalidades más relevantes de los poderes del Estado. Pero el momento más emotivo del funeral de Fernando Trapero lo provocaron sus propios compañeros, los guardias civiles de la Academia de Guardias Jóvenes de Valdemoro. Con el féretro sobre los hombros de sus más íntimos y con un enorme nudo en la garganta, los agentes y alumnos entonaron el oficioso himno al guardia de Valdemoro: «Adiós, polilla».

Es el apodo cariñoso con que se conoce a los agentes del Instituto Armado que salen de la Academia de Valdemoro. «Adiós polilla, ya del colegio te vas, te damos suerte para comenzar», arranca la pieza que concluye: «Polilla ayer fuiste, guardia civil hoy serás, orgullo de una raza muy difícil de igualar».

Los jóvenes que desfilaban tras el féretro, los que portaban los restos mortales de la hasta ahora última víctima de ETA y hasta los integrantes de la banda de música que acompañó con sus sones las pompas fúnebres tuvieron que hacer denodados esfuerzos para contener las lágrimas. Pero fueron pocos los que lo consiguieron. La emoción por la pérdida de este agente embargó todo el patio de armas de esta academia, presidido por el lema El honor es tu principal divisa.

Fernando Trapero fue despedido ayer con todos los honores civiles y militares. Al frente de la representación institucional, los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, que llegaron con puntualidad a la cita de las 12 del mediodía. Junto a ellos, los Príncipes de Asturias. La Casa Real dejó de nuevo patente su respaldo y cariño a las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado. Y es que al Monarca se le vio emocionado cuando trató de consolar a los padres del agente, que como sus familiares ya no guardaban lágrimas, las habían consumido durante los cinco días de agonía de su Fernando, tiroteado por ETA en Capbreton.

Junto a la Familia Real, los demás representantes del Estado, con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a la cabeza. También asistió la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega; el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; el de Defensa, José Antonio Alonso, y la de Administraciones Públicas, Elena Salgado. María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, Francisco Hernando, del Supremo, Manuel Marín, del Congreso, y Javier Rojo, del Senado acudieron a rendir su homenaje institucional al asesinado por el comando del que formaban parte los detenidos Saioa Sánchez e Igor Bengoa.

No faltaron tampoco los máximos representantes de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y del Ayuntamiento de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón. Fueron el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida, y el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, los encargados de recibir a las autoridades en el patio de armas de la academia. Poco antes de que Zapatero llegara al recinto, los representantes del Partido Popular, encabezados por Mariano Rajoy, accedieron al lugar. Junto a él, el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana. El saludo entre Rodríguez Zapatero y Rajoy fue corto y poco caluroso, como también dio la impresión que lo fue el del presidente del Gobierno con el Rey, tanto a la llegada como a la marcha de la comitiva real. También asistieron el líder de IU, Gaspar Llamazares, y el portavoz socialista, Diego López Garrido. Los padres de Raúl Centeno, el otro guardia asesinado, acudieron asimismo a mostrar sus condolencias.

En su homilía, el vicario general castrense, Angel Cordero, ensalzó el «compromiso y el compañerismo» del agente fallecido y trasladó su «apoyo» y «consuelo» para la familia. Pidió, además, a los terroristas que «salgan de su ceguera» y abandonen el camino de la violencia y expresó su anhelo de que la paz pueda finalmente «unir a todos».

La representación más valorada por la Guardia Civil fue la de las fuerzas de seguridad francesas: el director general de los Renseignements Généraux (cuerpo que detuvo a los dos etarras), Joël Bouchité; el mayor general de la Gendarmería Nacional, teniente general Gilles, y la directora central de la Policía Judicial gala, Martine Monteil.

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