viernes, 13 de julio de 2007

¿A quién le importa Ciutadans?

"...no queríamos nunca más algo así: «Las palabras al servicio de la política, y no la política al servicio de las palabras».Pues eso ya no está. Todo fue eliminado quedando en su lugar un manifiesto insípido extremadamente parecido a una introducción al derecho constitucional. Pero esto es lo de menos. Lo importante es lo de antes, el hecho en sí de la indiferencia por la ruptura del proyecto, por la huida previsible de militantes y electores.De la grasa sobrante. Mi consternación y perplejidad se producían al ver a alguien a quien no le importaba partir al niño por la mitad aunque muriera.Estamos muy afectados y muchos querríamos marcharnos dando un portazo. Pero no lo haremos."

VER TAMBIÉN: Quién ha triunfado en Ciutadans , El futuro ya no es lo que era , ACA también se va , Daspadida ciutadana de Prufasó Nibey Se , Enemigos de Españoles , Los alegres muchachos nunca se van.

Francesc de Carreras festejaba con gran alegría el fin del anterior ideario abrazado a un puñado de compañeros y yo asistía al espectáculo sumida en la consternación y la perplejidad. Momentos antes, un militante había defendido su enmienda a la totalidad, con la que arrasó todo un texto para sustituirlo por otro, argumentando calurosamente que ello era imprescindible para etiquetarnos de una vez por todas como de centro izquierda. ¿Para qué? «Para que dejen de llamarnos derechistas y fachas», decía, convencido.¡Santa inocencia! Es conmovedora esa fe en la magia de las palabras.Ya podemos estar tranquilos. Pero ¿solucionará algo que llevemos, a partir de ahora, ese detente bala, esa especie de escapulario ideológico, esa rancia ristra de ajos políticamente correcta?Cuando a una mujer la llaman puta lo hacen por dos motivos. Uno: en función de unas actividades concretas, denominan su profesión.Dos: sencillamente la insultan. Con lo de derechistas o fachas (al igual que podría pasar con el tema identitario, lerrouxistas o españolistas) sucede exactamente lo mismo. O describen unas actividades o propuestas con las que comulguemos (verbigracia: que queramos la vuelta a la España preconstitucional, que le pidamos prestado un tanque a Tejero, etc.) o nos insultan.No van a cambiar las cosas ni porque nuestros militantes lleven una etiqueta, ni porque las señoras que van provocando se quiten la minifalda. Lo han conseguido, pero eso no es gratis. El coste es altísimo. Una enmienda de máximos irremediablemente divide el partido por la mitad. Aquel ideario había sido elaborado por gente diversa que aportaba visiones distintas y enriquecía la propuesta ideológica de Ciutadans. Allí había ideas del sector autodenominado de izquierdas pero también de Bouza, Polo, Pericay o de mí misma, con reflejos estimulantes de Espada y Boadella.Bien, ya tenemos un partido de centro izquierda que ha eliminado de su ideario esa «defensa de la verdad» que tanto disgustaba a Carreras y a Ovejero. Algunos hilan tan fino que rompen la pieza. No pretendíamos con el ideario hacer un tratado de filosofía académica para que lo firmara Rorty. Lo que sí queríamos era dejar claro, por ejemplo, que la verdad, aunque sea con minúscula, es posible; que hay cosas más ciertas que otras. Que no somos relativistas, que no tener claro que la verdad existe y que hay que acercársele al máximo nos lleva a esa ambigüedad moral cuya denuncia también constaba en nuestro ideario. En resumidas cuentas y concretando: que no queríamos nunca más algo así: «Las palabras al servicio de la política, y no la política al servicio de las palabras».Pues eso ya no está. Todo fue eliminado quedando en su lugar un manifiesto insípido extremadamente parecido a una introducción al derecho constitucional. Pero esto es lo de menos. Lo importante es lo de antes, el hecho en sí de la indiferencia por la ruptura del proyecto, por la huida previsible de militantes y electores.De la grasa sobrante. Mi consternación y perplejidad se producían al ver a alguien a quien no le importaba partir al niño por la mitad aunque muriera.Estamos muy afectados y muchos querríamos marcharnos dando un portazo. Pero no lo haremos. Esa gente a la que no gustamos, esa que de todas formas querrá insultarnos, que no se va a detener ante el truco patético de una etiqueta, está esperando que una gran parte de Ciutadans, con un sector significativo del grupo impulsor, se vaya. Esperan que cuando los promotores del nuevo partido nacional auspiciado por Basta Ya presenten por toda España su propuesta les digan: «¿Un modelo como el de Ciutadans? Pero si Ciutadans se rompió».Señores, el dilema salomónico está resuelto: nos quedamos. Queremos el niño entero. Antes de escenificar esa ruptura nos quedamos para dejar respirar a quienes tenemos con el corazón en un puño.Fuimos al congreso intentando llegar a acuerdos y lograr una lista integradora. No ha sido así. Muchos se afiliaron por el ideario y ahora les han cambiado el partido. Pero, paciencia: es una etapa más del camino y el proyecto está más vivo que nunca.Lo más importante, la noticia extraordinaria de los últimos meses es que nuestros compañeros vascos se decidieron a dar el paso y que pronto la mejor idea estará dirigida por los mejores responsables.Y, encima, estamos en verano. Vámonos a la playa.

Teresa Giménez Barbat, miembro del grupo promotor de Ciutadans de Catalunya.
El Mundo, 13-07-2007

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ha triunfado la hipótesis de Carreras, el nacionalismo catalán es un problema exclusivamente catalán.

Vaya tomadura de pelo, y vaya desprecio a los que desde otros lugares fuera de Cataluña llegaron a echar una mano, a dar el resto.

Es una vergüenza y una barbatidad, así nada puede salir bien, con lo que queda demostrado que Ciutadans era simplemente un enmascaramiento del problema del nacionalismo.

Anónimo dijo...

La barbatidad, jaja, diría Bryce Echenique.