domingo, 15 de julio de 2007

Las razones de mi dimisión de la ejecutiva de Ciutadans

Han pasado cosas graves durante el último Congreso de Ciutadans que me han llevado a un proceso de reflexión tras el que he comunicado a Albert Rivera mi decisión de no aceptar el puesto en la Ejecutiva, decisión que requiere una explicación ante los electores de Cs y ante la opinión pública y que es fruto de mi experiencia personal y de muchos de mis compañeros ante los hechos percibidos en el último Congreso.

Antes de pasar a describirlos quiero dejar constancia, tal y como hice con el propio Rivera, que la circunstancia personal de tener una hija de corta edad, asociada al hecho de la lejanía geográfica de la Ejecutiva, no hubiera impedido mi presencia en la misma si el sacrificio personal hubiera valido la pena, cosa que un análisis pormenorizado de la situación actual descarta.

He decidido dimitir porque tengo la firme convicción de que este partido no va a ser el partido nacional regenerador del sistema democrático por el que muchos hemos trabajado.

El pasado Congreso ha evidenciado que gran parte de los valores esenciales del partido: el respeto al principio de excelencia, la no duplicidad de cargos, el proyecto nacional español, han quedado diluidos y que su propio ideario puede ser enmendado, a la totalidad, por un solo ciudadano (Francesc Carreras), despreciando el trabajo de decenas de compañeros que trabajaron duramente para mejorar el ideario original en Comisión y en todas y cada una de las Agrupaciones del partido.

Es inaudito que lo más sustancial y constitucional de Ciudadanos pueda ser eliminado por una sola persona y sin el respaldo de una mayoría cualificada de 2/3 de los delegados. Pero sucede que la malhadada enmienda unipersonal también destruye la transversalidad del partido al definir el mismo como de centro-izquierda, eliminando así la capacidad de aglutinar a todos los españoles progresistas en el proyecto de crear un partido bisagra nacional que acabe con el chantaje permanente del nacionalismo excluyente en España.

Pero la citada enmienda unipersonal también consagra el supuesto “exitazo del Estado Autonómico” sin efectuar la menor crítica solvente a sus más que evidentes excesos y con total olvido de que existe una segunda descentralización pendiente hacia los municipios, que no se ha desarrollado constitucionalmente y que es de importancia capital y principal responsable de la corrupción urbanística y de la especulación del suelo.

No hay referencia, ni por asomo, a la urgentísima necesidad de reformar la Constitución para evitar la desigualdad progresiva entre los españoles por virtud de su lugar de residencia, ni tampoco la de reformar la ley electoral para evitar el chantaje permanente al que está sometido el 95% de los españoles a manos de menos de un 5%.

Grave es que pudiera prosperar semejante desatino por mayoría simple de la Comisión de Ideario y del Plenario del Congreso, pero no lo es menos el hecho de que las enmiendas independientes -a la enmienda unipersonal a la totalidad- elaboradas por excelentes compañeros deprisa y corriendo (apenas dispusieron de media hora para redactarlas), fueran rechazadas muchas de ellas por la misma Comisión, especialmente todas las que introducían el término de nación española o situaban el nombre de España en algo que no fuera un adjetivado insustancial.

En el Congreso pudimos comprobar como personas que habían probado de forma indiscutible su ineficacia como gestores, se mantenían aferrados a sus cargos en la ejecutiva en la propuesta cerrada de Rivera, y ello pese a que el informe de cuentas, el de gestión, el del Consejo General, no fueron aprobados por la asamblea y que la pretensión de Rivera de listas cerradas para la Ejecutiva también fracasara.

Además sucedió, que la elección de representantes al Consejo General, órgano de control básico de la Ejecutiva, por evidente defecto de organización del que sólo puede ser responsable la dirección del partido, se retrasó hasta la noche del Domingo que cerraba el Congreso, razón por la cual todos los compañeros no catalanes e incluso gran parte de los catalanes no residentes en Barcelona tuvieran que marcharse de vuelta a sus hogares, sin poder intervenir ni votar asunto tan trascendente y dejando el tema para los acólitos de la dirección actual, lo que ha producido el desastre correspondiente de un Consejo compuesto en su práctica totalidad por riveristas.

Resulta evidente que la pluralidad de tendencias y de sensibilidades que constituyen el activo y principal riqueza del partido no han quedado ni remotamente representadas en la ejecutiva ni en el Consejo General entrantes.

Con todo, lo peor, ha sido constatar que muchos de los delegados presentes, que sí representaban democráticamente al partido, antepusieran su catalanidad a la españolidad, lo que a mi y a muchos otros afiliados de Ciudadanos nos ha creado la convicción de que este partido es irrecuperable para un proyecto nacional y que se su acción principal se concentrará en Cataluña.

En estas circunstancias es posible que muchos afiliados acabemos abandonando el partido y busquemos el proyecto nacional regenerador, que inspiró el origen de Cs, en el partido que está formando Basta Ya. En cualquier caso me mantendré como miembro de la Asociación que dio origen a Ciudadanos y manteniendo perfecta sintonía con el pensamiento de sus fundadores esenciales: Albert Boadella, Arcadi Espada, Xavier Pericay, Teresa Jiménez Barbat, etc.


Eva Climent


Ex-candidata por Ciutadans a la alcaldía de Alicante

Plataforma Pro

2 comentarios:

Anónimo dijo...

totalmente de acuerdo con las razones de Eva,todavia ciudadana ,en espera de ver que hace Regeneraciòn Democratica ya que su manteniemiento del ideario hace que no tire la toalla aun

Neike dijo...

No comprendo muy bien eso de que la descentralización hacia los municipios acabará con la corrupción urbanística. Más bien parece al contrario, los Ayuntamientos son la principal fuente de esa corrupción.