sábado, 3 de febrero de 2007

Especial 3 F - Rubén Múgica: «Mi partido ha arrinconado a las víctimas y ha olvidado su pasado por deseo de poder»

«No hay ni habrá perdón para los terroristas; siempre habla de reconciliación quien nunca ha sido ofendido»

La llamada para proponerle una entrevista le pilla por sorpresa. No es de los que frecuentan la plaza pública, sino que prefiere ejercer su condición de víctima y su compromiso con este colectivo sin hacer ruido. Sin embargo, esta vez no duda y en un gesto más de un carácter resolutivo, que confirmará la conversación mano a mano de una hora, contesta a la injerencia en su vida privada con una invitación a visitarle «ya» en su despacho en San Sebastián.

Su discurso transpira la necesidad de reivindicar unos principios que ve huérfanos en su partido y de poner en su sitio algunas de las falacias de una paz, según él, «inexplicada». Mañana no estará en la manifestación de Madrid porque tiene una obligación mayor: acompañar a su familia en un homenaje a su padre por el undécimo aniversario de su asesinato por ETA. -¿Qué piensa cuando escucha hablar de la «paz»?

-En Euskadi no hay ninguna guerra, sino un entramado ideológico y criminal que actúa contra ciudadanos indefensos y, por lo tanto, lo que hace falta es un «proceso de libertad». En Euskadi hay una persecución ideológica, impulsada por el conjunto del nacionalismo vasco, que se ha servido durante más de treinta años de una herramienta homicida llamada ETA. Mientras el objetivo sea una paz inexplicada y no la libertad, no avanzaremos.

-ETA ha dicho que sigue el alto el fuego pese al atentado.

-Da igual lo que diga ETA. Lo único importante es que el Gobierno tiene que decidir si sigue a merced de una organización terrorista o si empieza a perseguirla con algo más que expresiones voluntaristas.

-¿Hasta ahora no lo ha hecho?-Hasta ahora ha habido un Gobierno inhibido en el combate contra el terrorismo. No cuestiono ni la acción de la Guardia Civil ni de la Policía Nacional, pero es cierto que hay un Gobierno inhibido y es posible que eso haya empapado a todos cuantos debieran combatir a ETA.

-En este «proceso», ¿dónde ha estado el error original?-En no ver a ETA como lo que es, es decir, como una organización nazi, autoritaria, violenta y racista, con la que no es posible negociar nada.

-Y quizás, también, en pensar que el problema vasco tiene solución.-Es que tiene solución, basta con perseguir a los terroristas y a todos los peldaños que llevan a ETA, desde Batasuna hasta el sindicato LAB, el diario «Gara» y las asociaciones que trabajan por los presos etarras. Por parte del Gobierno central ha habido un error de diagnóstico que es más doloroso ahora que hace diez años, como fue mayor el de hace diez años que el de hace veinte. Parece que pasan las décadas y que los sucesivos gobiernos no entienden cuál es la naturaleza del problema, que es, como he dicho, una persecución ideológica y criminal contra ciudadanos indefensos. El error de Zapatero es mayor que el de Aznar, como el de Aznar fue mayor que el de González: es el error de no aprender de los errores y recordar los ajenos para justificar los propios.

-Bien, ¿y qué se hace entonces con el sustrato social afín al nacionalismo radical? ¿Se le mete también en la cárcel? ¿Y qué se hace con esa importante parte de la sociedad que quiere la independencia?
-No confundamos los términos. El nacionalismo, desde la muerte de Franco, se ha dedicado a manipular el sentir verdadero de la mayoría de los vascos y de la realidad hasta imponer una de sus máximas ideológicas: ETA es imbatible. Hace muy pocos años todos nos dimos cuenta de que esa imbatibilidad de ETA era mentira, porque podía ser derrotada, y eso se tradujo en una eficaz unidad de acción entre los dos principales partidos. Aquello se ha cambiado por la política del apaciguamiento y los resultados están a la vista.

-¿El clima es hoy más o menos irrespirable que antes del alto el fuego?
-Hoy hay más escoltas que antes y está extendida la sensación de que los terroristas vuelven a levantar la cabeza que habían doblado por la fuerza del Estado de Derecho. A los que dicen que estamos en la fase final del terrorismo les invito a que visiten el centro de San Sebastián cualquier día y a cualquier hora. Comprobarán que hay tantos escoltas como hace diez meses, y muchos más que un mes atrás.

-¿Usted se siente más inseguro?
-Sí. Soy una víctima del terrorismo y mi Gobierno no se preocupa de defenderme.

-¿Se refiere al Gobierno de Ibarretxe o al de Rodríguez Zapatero?
-El Gobierno de Ibarretxe nunca se ha preocupado de las víctimas. Ahora también nos sentimos arrinconadas por parte del Ejecutivo central.

-Irá entonces a la manifestación de mañana en Madrid.
-No podré asistir porque el próximo martes se cumplen 11 años del asesinato de mi padre y los días 2 y 3 se le rinde homenaje en San Sebastián. En cualquier caso, a quienes arremeten contra el Foro se les puede recordar que hace unos días la jerarquía nacionalista se manifestó en Bilbao contra los jueces, intimidándolos. ¿Por qué no puede manifestarse el Foro Ermua contra ETA por las calles de Madrid?

-¿Qué sintió ante el etarra «Txapote» en el juicio por el asesinato de su padre?

-Un infinito asco que no me impidió cumplir con mi obligación de contribuir a liquidarle bajo la fuerza de la ley. Y liquidado está en una celda en la que se pudrirá, con el deseo de que muera en la cárcel.

-¿No hay perdón por parte de una víctima?
-Ni lo hay ni lo habrá. Y cuando alguien, como el alcalde de San Sebastián o el obispo de la diócesis de San Sebastián o algún político nacionalista de gesto fingidamente amable, me habla de reconciliación, yo siempre le hago la misma pregunta: ¿y usted con quién se va a reconciliar? Es curioso que siempre habla de reconciliación aquél que no tiene con quién reconciliarse porque nunca ha sido ofendido. Ésa es la gran diferencia.

-Si la política de su partido está en las antípodas de sus convicciones, ¿por qué no lo abandona?

-Nunca lo haré. Lo más importante de mi partido no es su dirección, ya que ésta pasará y el partido permanecerá. Así ha venido siendo siempre desde 1879.

-La equivocación de la dirección socialista, ¿es de táctica o de principios?
-La dirección del PSE busca el poder como sea y para ello está dispuesta a sellar cualquier tipo de pacto. Si hace falta llegar a una alianza con el PNV, la hará; y si fuese oportuno y posible un acuerdo con Batasuna para desalojar al PNV, también se haría. Estas cosas pasan cuando uno ha olvidado sus principios, su programa e incluso su pasado.

-¿Se ha traicionado a ese pasado?
-Lo han olvidado. Se lo han dejado en el camino por esa obsesión por tocar poder.

-Usted, desgraciadamente, ha tenido que presenciar muchas reacciones sociales de repulsa ante un atentado de ETA.
¿Qué piensa ante el hecho de que en esta legislatura ni siquiera haya unidad para manifestarse contra el terrorismo?

-La fractura que afecta a la clase política se ha trasladado a la sociedad y urge arreglarla. Hay que ver qué mecanismo aplicamos para solucionar esta lamentable situación y no creo que pase, precisamente, por incorporar al pacto a los nacionalistas vascos y a IU. Ni unos ni otros han querido nunca la derrota de ETA, sino perpetuarse en el poder a costa de que la amenaza limitase a quienes son su oposición.

-Dicen en su partido que el nacionalismo tiene un alma buena, la que representa Imaz, y que con ella sí se puede volver a firmar pactos y pasar así página de la ruptura que provocó el engaño de Estella.

-Yo no me fiaría de Imaz.

-¿Por qué?

-Porque el nacionalismo vasco lleva treinta años con los mismos engaños. Sólo es amable cuando se siente acosado y en peligro.

-Si se tratase de pactar para, como se suele decir, bajarlo del monte...

-Ésa es una falacia que nos retrotrae al final de los años 70, a toda la década de los 80 y a casi toda la década de los 90. Hasta ahora sólo se ha demostrado eficaz el Pacto por las Libertades, de septiembre de 2000, cuando los dos grandes partidos asumieron que no era posible pactar con el PNV la política antiterrorista. La solución no puede ser nunca incorporar como solución a quien es parte del problema.

-¿Quién tiene más culpa en la división, el PSOE o el PP?-Los dos partidos parecen empeñados en librar una pelea con lenguaje de brocha gorda y en hacer inalcanzable un acuerdo que es imprescindible. En cualquier caso, insisto, prefiero que el PSOE actúe solo sin el Partido Popular a que lo haga de la mano del PNV.

-¿Pero hay un responsable principal?-No es una cuestión de atribuir mayor o menor grado de responsabilidad. Ambos partidos están enzarzados en un discurso que afecta capilarmente a las personas y que hace inviable el consenso.

-Supongo que avala la decisión judicial sobre De Juana Chaos, ¿pero qué piensa de que se haya llegado a abrir un debate sobre la conveniencia de relajarle la pena de prisión por su huelga de hambre? ¿Es un síntoma de salud democrática?-Me ha producido una infinita repugnancia. Es inmoral que se lleve a los españoles a estar más pendientes de la situación personal de un terrorista que de la de las víctimas.

-Hay dirigentes socialistas que se han mostrado partidarios de que cumpliese el resto de su pena en su casa para evitar convertirle en un mártir.

-A esos dirigentes de mi partido les digo que mejor nos iría si prestaran a las víctimas del terrorismo la décima parte de atención que dedican a los terroristas.

-Y que Garzón se oponga en un auto a «criminalizar» a la izquierda abertzale, ¿es un paso atrás?

-Lo que es un paso atrás es que el Gobierno y el PSOE quieran ampararse en ese auto para no perseguir a la izquierda abertzale.

-Para usted, ¿toda la izquierda abertzale está relacionada con ETA?

-No es que esté relacionada, es que es ETA. Es el instrumento de la organización terrorista para penetrar en todas las capas de la sociedad y esparcir el miedo, desde las empresas hasta los colectivos cívicos.

-¿Cómo es posible que, pese a todo, la sociedad vasca parezca adormecida? -Es verdad que hay una parte de la sociedad que está adormilada porque vive confortablemente bajo el paraguas del régimen nacionalista, que le brinda todo tipo de comodidades. Pero no hay que olvidar que otra gran parte de la sociedad vive bajo la presión del miedo y con sus libertades limitadas, mientras el nacionalismo y la izquierda abertzale se hacen cada día más fuertes.

-Al menos, el presidente del Gobierno ya ha dicho que no ve forma de que Batasuna esté en las elecciones de la próxima primavera.

-A un mes vista del doble asesinato del aeropuerto de Barajas y de la supuesta ruptura del «proceso», yo soy de los que piensan que éste sigue adelante. Se le llamará de otra forma, se le presentará de otra manera, pero continúa y con los mismos protagonistas sobre el escenario: el fiscal general del Estado, la dirección del Partido Socialista de Euskadi, el discurso del alcalde de San Sebastián, el discurso de personas como Gema Zabaleta... Y en el proceso ya se sabe que es prioritario que Batasuna se presente a las elecciones.

-¿Es pesimista sobre el futuro?

-No, porque no estamos en retroceso, sino en un parón. El Estado volverá a asumir la realidad de la situación y volverá a ponerse en marcha con determinación contra ETA.

«Los presos deben cumplir sus penas»
-¿Los presos pueden ser moneda de cambio?

-Los presos tienen que cumplir íntegras sus condenas. A quienes dicen que el acercamiento puede ser una medida de apaciguamiento yo les contesto con un dato objetivo. La dispersión comenzó en agosto de 1989 y para entonces ETA ya había asesinado a 600 personas, luego no parece que la dispersión sea el origen de los crímenes sino que, al contrario, era y es un instrumento muy eficaz de combate contra la banda. A quienes dicen que otro signo de distensión sería derogar la Ley de Partidos conviene recordarles que para cuando se aprobó esta iniciativa, en 2002, ETA había asesinado a 825 personas, luego tampoco parece que esté en el origen de ningún crimen. Y a quienes piden signos de distensión al Gobierno hay que instarles a que antes se preocupen de pedir a ETA que deje de matar.

-Parece que hay una campaña contra Enrique Múgica por no ajustarse a la doctrina oficial.

-Contra el Defensor del Pueblo arremeten algunos de los que nunca se han manifestado contra ETA, algunos de los que no han dicho una palabra más alta que otra para hablar de Josu Ternera, algunos de los que cuando hablan de Otegi les entra el canguelo y no saben si llamarle don Arnaldo o señor Otegi... Es fácil arremeter contra el Defensor del Pueblo, porque no ocurre nada cuando se hace; pero parece difícil hablar mal de ETA, no sea que algo ocurra.

«El socialismo de antes»

A la legua se le nota que no es un político. Contesta con agilidad y no se enreda en circunloquios cuando las respuestas exigen salirse de los límites que impone la doctrina oficial. Sólo hace un silencio una vez, ante la pregunta de qué sintió al cruzar su mirada con la del verdugo de su padre, el etarra «Txapote», juzgado el verano pasado en la Audiencia Nacional por participar en el asesinato del abogado e histórico socialista vasco Fernando Múgica. Aquello ocurrió durante la precampaña de las generales de 1996, pero Rubén Múgica lo tiene presente cada día. En su San Sebastián se le conoce como una persona cordial, con un punto bromista, un socialista «de los de antes», como su padre. Comprometido con las víctimas y habitual, por ejemplo, en los actos de la Fundación Gregorio Ordóñez -no faltó al último homenaje brindado por toda la cúpula popular-. Entre los colectivos que han respaldado la manifestación de mañana del Foro Ermua sobresale un nombre en solitario, el de su madre, Mapi de las Heras.

C. Morodo (ABC.es) (03/02/07)

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