lunes, 1 de enero de 2007

¿Dónde está el "Queremos saber"?


BARAJAS echaba literalmente humo. Angustia a pie de pista. Pasajeros ateridos, con niños chicos, arracimados en inhóspitos paisajes de puertas traseras y naves de carga, la tramoya que solemos cruzar en las lanzaderas. Caos perfectamente organizado, según las habituales normas de actuación de la AENA de Magdalena (Álvarez). Y nadie sabía nada. Y nadie decía nada. Eso, a pie de pista. Fuera, menos. Barajas en pie de guerra, echando humo, ardiendo por los cuatro costados, y como siempre, nadie habla. No Passssa Nada. Pese a su práctica en la mendacidad, esta vez disimulaban peor el fracaso de sus cencerros tapados para desmontar el Estado de Derecho y entregar la cuchara ante las pretensiones de los terroristas de la ETA. Proceso famoso que había empezado cuando la Anunciación y que terminaba tras la Natividad del Señor: nueve meses desde los 9 milímetros Parabellum al Bel_n con los pastores de ZP. ¿Había una consigna de simular normalidad y de admitir en todo caso «un accidente» en el Proceso? Quizá se nos rompió la medalla del amor de ZP de tanto usarla: «Hoy estamos mejor que hace un año, pero dentro de un año estaremos mejor».

Rubalcaba salía a la simulación de dar la cara 4 horas, 4 después de cometido el atentado asesino por los de la charlita con Pachi López en la mesa de diálogo. Rubalcaba dejaba todas las preguntas sin responder, y, nada de programación especial de informativos: acto seguido en la Televisión Pública Española salía un cocinero explicándonos cómo se hace el sorbete casero de piña. Ya Rubalcaba nos había explicado antes cómo se hace el sorbete casero de una piña con las peticiones de los terroristas, cuando ni la claudicación del Estado de Derecho sirve para que la ETA deje de poner horror, dolor, sangre y muerte sobre la mesa.
Anunció Rubalcaba que había un desaparecido. El más desaparecido de todos, durante todo el día, era el presidente del Gobierno. Que Barajas esté echando humo y colapsado, que haya miles de personas atrapadas en las pistas y en los aviones, que España desplace a la soga del ahorcado Sadam en los informativos mundiales no es razón para que ZP dé la cara sobre la marcha. Se está mejor en Doñana con los pastores del Coto. Nueve horas necesitó ZP para comparecer. Una hora por cada mes del Proceso roto.
¿Dónde estaban ayer los del «queremos saber» de entonces? ¿Dónde los que exigían que el Gobierno transmitiera en vivo y en directo las investigaciones de la Policía cuando el 11-M? ¿Por qué la información con cuantagotas, con dos desaparecidos por lo menos entre los escombros? ¿Por qué tanta frialdad al hablar de los dos suramericanos inmigrantes, los del tópico empujón a nuestra economía, desaparecidos, como si fuesen una anécdota? Rubalcaba esgrimía secretos policiales y sigilos de la investigación y, como no No Passssa Nada, los profesionales del «queremos saber», de Belinda. Era de helarse la sonrisa recordar sus propias palabras de aquellos entonces en estos ahoras: «Los españoles no se merecen un Gobierno que les mienta». La única verdad la dijo ZP en su tardía comparecencia sobre la ruptura del diálogo, que no del Proceso famoso: «Hoy estamos peor que ayer». Toma, y que antier. Y que el l0-M, ni te cuento...
Y al final, pero no lo último, la brillantísima ausencia de la máxima responsable política de Barajas: Magdalena Álvarez, ministra de Fomento... del Caos. Estando Barajas como estaba, dio la cara aproximadamente lo mismo que cuando las carreteras se le colapsan por la nieve: cero cartón del nueve. Tenemos, no obstante, que agradecer a ZP que condenara el atentado y llamara «terroristas» y no «izquierda abertzale» a los asesinos de la ETA. Cosa rara, esta vez no tuvo la culpa el PP. O, contra el libro de estilo de Magdalena la de AENA, tampoco la tuvieron los viajeros de Barajas, que como son de la cultura que son, no se les ocurre otra cosa que viajar el 30 de diciembre. Menos mal que Barajas, al contrario que las pistolas robadas, los guardias rociados con gasolina, los cajeros y autobuses quemados o los zulos, no es ninguna anécdota. Antes de Barajas, ya hemos barajado demasiado. Es hora de cortar. No sólo el diálogo, sino la rendición de España ante una banda asesina.

Antonio Burgos
ABC, 31-12-2006

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