sábado, 16 de julio de 2011

Se hunden los diques. Por Hermann Tertsch

Ya está claro que nada era sagrado para el entramado delictivo montado por periodistas y policías en International News.

Llegó Rupert Murdoch a Londres para apagar de una vez el molesto incendio causado por la revelación de las prácticas infumables de su destructor acorazado en la prensa británica. No dudó, a la vista del panorama, en anunciar el cierre inmediato del mismo, News of the World. Se trataba de evitar que todo este escándalo se llevara por delante su OPA a BSkyB. No sabía que aquello sólo era el principio. Se van rompiendo los diques de contención uno a uno. Se ha quedado sin su dominical de venta millonaria, sin la captura de la gran televisión de pago —que el acosado Cameron ya no podía aprobar—, ha tenido que aceptar la caida de su protegida y mano derecha, Rebekah Brooks, y todo hace pensar que sus reveses acaban de empezar. Porque ya está claro que nada era sagrado para el entramado delictivo montado por periodistas y policías en International News. Y que el escándalo salta el Atlántico también en EE.UU. donde hay víctimas de sus escuchas. Y entre ellas nada menos que víctimas del 11-S. Profundamente sagradas para el público norteamericano. Si en Londres Murdoch ha logrado unanimidad en la condena a la práctica de su periódico difunto, en Washington le puede ir aun peor. Y sus comentarios sobre los «errores menores» cometidos pueden pronto demostrar que el halcón mediático es ya un octogenario con una capacidad ilimitada para el error, en todo caso a la hora de valorar la situación. Nada excluye ya que Murdoch tenga que desaparecer del escenario mediático británico. Y ahora comienzan sus problemas en la otra pata de su imperio trasatlántico. Eso sí, que no se alegren mucho sus competidores, porque si esto es el principio de una auténtica limpieza, muchos otros lo acompañaran por el sumidero.

ABC - Opinión

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