domingo, 9 de enero de 2011

El enigma Cascos. Por Rafael Torres

Seamos serios y empecemos por el principio: ¿Es posible que Francisco Alvarez Cascos pueda gustarle a alguien? Sólo una vez despejada positivamente (positivamente para Cascos, se entiende) esa cuestión preliminar, podríamos avanzar en el enigma encarnado en ese señor al que Natura o el Altísimo, a elegir, no dotaron de ninguna de las cualidades que se necesitan en política, bien que probablemente en compensación de otras que le concedieron con longanimidad, aunque no sabemos cuales. Si se tratara de un tío simpático, culto, bienhumorado, comprensivo, dialogante o flexible, o si tuviera un pico de oro, o mano izquierda, o una visión original de las cosas, podríamos entender la alta idea que tiene de sí mismo, o incluso, respecto a la que los demás tenemos de él, podría desvanecerse de la memoria, con el tiempo, el recuerdo de su "ostentórea" boda cordobesa o el de su gestión, llamémosla así, del AVE a Lleida, aquella sucesión de improvisaciones, socavones y sistemas de seguridad completamente inútiles, pero siendo Cascos quien es, y perseverando tozudamente en ello, no cabe en la cabeza que nadie pueda suponer que Asturias podría ser más próspera o más feliz con esa criatura mandándola.

El caso Cascos sólo tiene, en puridad, una lectura seria; las demás lecturas son todas de coña. La seria alude al sentido patrimonialista de los políticos españoles: el oso es de uno, propiedad de uno, aunque haya que pasar el enojoso trámite de cazarlo, o sea, de postularse electoralmente para cobrar su piel. Las lecturas de coña son todas las demás: que si el espectro de la vieja guardia, que si Rajoy, que si el alcalde de Oviedo, que si fue, que si vino. Asuntos, como se ve, meramente pandillares y de poder patromonial, como el que enfrenta, también en el seno del PP, a Gallardón y a Aguirre en Madrid.

Pero el enigma Cascos, sea cual fuere la lectura que se haga, resulta particularmente espeso. ¿A quién puede gustar, fuera de su radio íntimo, ese hombre?


Periodista Digital - Opinión

0 comentarios: