jueves, 30 de diciembre de 2010

Acuerdo en el desacuerdo sobre la jubilación a los 67 años. Por Antonio Casado

Decía el otro día Rubalcaba que renunciar a que te entiendan es el fin de la política. Aplíquense el cuento los 38 representantes de la voluntad popular que ayer aprobaron las 21 recomendaciones (la cifra es de histórica resonancia en la memoria del socialismo español, dicho sea de paso), orientadas en este caso a la reforma del sistema público de pensiones, que viene a ser el espinazo del Estado del bienestar, seriamente amenazado por los acreedores de la economía española.

Lo aprobado en la comisión parlamentaria del llamado Pacto de Toledo no puede ser más ambiguo. Que lo compre quien lo entienda. Pero alguien tendrá que explicarlo. Se anuncia lo de ayer como el logro del consenso mayoritario de los diputados de la comisión. Así es si miramos el resultado de la votación: 36 síes y los dos 2 noes de la izquierda. Sin embargo, basta una primera lectura del documento, que irá al pleno del Congreso el 25 de enero, para descubrir que el PP mantiene su postura contraria al alargamiento de la vida laboral hasta los 67 años.


Por tanto, de consenso nada. El consenso se convierte en una recomendación más al Gobierno, junto a otras 20 apoyadas por el PSOE y por el PP, para que Zapatero deje la edad legal de jubilación como está, en los 65 años (la real, en 63). O en la censura mayoritaria a la congelación de las pensiones contributivas para 2011, que es una medida ya decidida por el Gobierno en su famoso tijeretazo de mayo.
«Basta una primera lectura del documento para descubrir que el PP mantiene su postura contraria al alargamiento de la vida laboral hasta los 67 años.»
De nuevo ataca el camuflaje semántico tan propio de la clase política. Lo cierto es que hay consenso para levantar acta de que el PP está en contra de subir la edad de jubilación. Y eso, aparte de desorientar a la opinión pública, es una mala noticia para la medida estrella de la reforma. No tiene sentido adoptar una medida de ese calado con la enemiga del principal partido de la oposición, salvo que sea un farol electoralista del PP y quiera desmarcarse ahora de una decisión que asumirá encantado cuando Mariano Rajoy esté en la Moncloa.

Es la hipótesis más probable. “Es bueno trabajar más allá de los 65 años”, decía Rajoy en septiembre de 2007. “El sistema de pensiones está condenado a la quiebra si cada vez trabajan menos personas en España y son más las que cobran pensiones”, decía el ex presidente, José María Aznar, en mayo de 2009.

Por lo tanto, lo previsible es que el Gobierno tire por la calle del medio el 28 de enero y fije la nueva edad de jubilación en los 67 años, con excepciones para oficios penosos y largos periodos de cotización. Así se hará en el proyecto de ley que ese día aprobará el Consejo de Ministros, en contra de la izquierda (IU, BNG, ERC) y del principal partido de la oposición al que, salvo cambio de posición en el pleno del 25 de enero, le estará adelantando el trabajo sucio si como, según parece, Rajoy conquista la Moncloa en mayo de 2012.

Da igual. “Cueste lo que cueste. Y nos cueste lo que nos cueste”, según esa doctrina de Zapatero que sirve para ganar la confianza de los mercados y perder la de los electores. En este caso, el palo por la prolongación de la vida activa del trabajador hasta los 67 años va a recaer en la quinta del 59 y siguientes. Con la oposición de la izquierda más izquierda y la derecha más derecha. Qué curioso.


El Confidencial - Opinión

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