domingo, 21 de noviembre de 2010

Me acabo de enterar de que votar a Montilla produce orgasmos. Por Federico Quevedo

Y tengo que reconocer que me he quedado bastante frío, la verdad. Es que no puedo imaginármelo, por mucho que las juventudes del PSC se empeñen en convencernos. Le he pedido a una amiga que se pusiera delante del ordenador con una imagen del Molt Honorable President como fondo de pantalla, y nada, solo ha sentido la vibración del teléfono cuando lo ha cogido para atender una llamada. Después he buscado en YouTube alguna intervención suya para que la escuchara, y lejos de provocarle la libido, le ha arrancado unos cuantos bostezos y, al final, solo al final, una cabezadita en la que dijo haber soñado que le estaba cayendo encima un aguacero… No se si eso vale como sueño húmedo… Digo yo que a la chica del anuncio es que le habrán pagado para que, como Meg Ryan, imite un orgasmo en este caso imposible, porque, francamente, Montilla como reclamo erótico deja muchísimo que desear, por no decir que provoca justamente todo lo contrario. Al menos en las féminas. Supongo que en los varones el asunto será todavía mucho más decepcionante. He hecho la prueba con el programa electoral del PSC y ha sido peor que una ducha de agua fría. De ahí pasé al vídeo porno de Montse Nebrera pero ni por esas, porque ver a esta mujer envuelta en una toalla lo que me ha provocado, más que otra cosa, ha sido unas risas.

En serio, lo que estamos viviendo estos días en la campaña electoral catalana es verdaderamente bochornoso. Lo que le paso al PP con el famoso videojuego de Alicia Croft es, sin duda, un desafortunado error por el que sería lógico que la dirección regional del PP reclamara responsabilidades a sus promotores, que no son otros que las Juventudes de este partido en la región. Pero más allá de ese error, a nadie en su sano juicio se le ocurre pensar o creer que el PP esté a favor de matar inmigrantes, luego solo cabe interpretar este fallo, serio en cualquier caso, como lo que verdaderamente es. Pero al margen del fatídico error, lo cierto es que el PP está poniendo sobre la mesa del debate electoral una serie de asuntos en los que demuestra una valentía considerable, y que frente al desierto de ideas del resto de partidos políticos que compiten en estas elecciones, el PP sí tiene un programa que se ocupa de los problemas que realmente preocupan a los ciudadanos. Digo esto porque es cierto que también CiU ha presentado una alternativa más seria a lo que hasta ahora ha tenido Cataluña, pero no deja de ser una opción que se fundamenta en los mismos y cansinos recursos al victimismo, el soberanismo, el catalanismo excluyente… Ya saben, un poco de economía por eso de la crisis, y mucho de nacionalismo pata negra a ver si así consiguen arrebatarle parte de su electorado a ERC.
«Y lo hecho durante estas dos legislaturas de tripartito no es otra cosa que una sobredosis de fundamentalismo nacionalista llevado al peor de sus extremos.»
¿Y que hace el PSC? Básicamente la campaña de Montilla, que ayer, en un arranque de sincero realismo sobre sus posibilidades de volver a gobernar, dejó claro que no volvería a presentarse, se ha basado en, por un lado, rechazar bajo cualquier circunstancia un pacto con el PP –lo cual pone de manifiesto que en Cataluña sigue primando un despiadado sectarismo en las filas del social-nacionalismo radical-, y por otro negar ahora todo lo hecho durante estas dos legislaturas de tripartito. Y lo hecho durante estas dos legislaturas de tripartito no es otra cosa que una sobredosis de fundamentalismo nacionalista llevado al peor de sus extremos, hasta el punto de que Cataluña ha vivido probablemente una de sus épocas más negras en lo que ha libertades y derechos de los ciudadanos se refiere, y también en cuanto a relaciones de aquella comunidad con el resto de España. Ahora Montilla reniega de la deriva extremista en la que había embarcado al PSC de la mano de ERC e ICV, pero los mismos que afirman que en Andalucía no paga impuestos “ni Dios” son los que han estado gobernando con él y chupando del bote con él durante estos años. Y como es evidente que ese mensaje no es creíble, tienen que inventarse otro tipo de llamadas de atención del ciudadano, porque a la vista está que los mítines callejeros de Montilla no despiertan la curiosidad ni de las palomas.

¿Y a qué recurren? Al sexo. Yo no sé ustedes que opinan, pero a veces pienso que la izquierda vive obsesionada con este tema, y que esa obsesión es casi enfermiza, como si en su vida hubieran echado un polvo, con perdón. ¿No había otro recurso? Y, sobre todo, ¿por qué siempre tiene que aparecer una mujer como símbolo de esa fiebre sexual? Pero, ¿no era este el partido de la igualdad y todas esas milongas? Pues resulta que no, que a la hora de ser chabacanos y machistas, los del PSC se ponen a la misma altura que el alcalde de Valladolid, y a mí, francamente, me hubiera gustado que sus compañeras de partido hubieran tenido la misma reacción que tuvieron cuando el regidor de aquella ciudad dijo lo que dijo sobre los morritos de Leire Pajín. Pero, lo terrible es que un partido con aspiraciones de gobierno rebaje el debate político hasta ese nivel. Luego no podrán llamarse a engaño cuando el próximo domingo 28 la abstención sea la que va a ser, ni pueden sorprenderse de que los ciudadanos tengan la opinión que tienen de los políticos. Lo que estamos viendo en la campaña catalana produce vergüenza ajena, pero hay que confiar en que los ciudadanos de Cataluña les de a sus políticos la lección que se merecen.


El Confidencial - Opinión

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