domingo, 14 de noviembre de 2010

Madrid sube, Cataluña baja

El nacionalismo y el socialismo que hace guiños al independentismo radical son responsables de la pérdida de posiciones de Cataluña.

AL margen de rivalidades sin sentido, Madrid y Cataluña son dos comunidades españolas que se configuran como centro y eje de un potente tejido socioeconómico basado en la capacidad de liderazgo de las respectivas metrópolis. Resultan por ello muy significativos los datos que hoy ofrece ABC, desde el punto de vista de la eficiencia y no de los sentimientos localistas. Madrid se sitúa por delante de Cataluña en una parte sustancial de los indicadores que maneja el análisis comparativo. Así, el PIB per capitaes casi el doble, con una diferencia que ha crecido de forma exponencial en los últimos quince años. El gasto en I+D es también más alto en la comunidad madrileña, cuya tasa de paro está dos puntos por debajo de la catalana. Además, la comunidad de Madrid es capaz de absorber un mayor porcentaje de población inmigrante. Son datos objetivos e incontestables, fiel reflejo de la mayor vitalidad de una comunidad dispuesta a superar los tópicos sobre la burocracia centralista frente al estancamiento de Cataluña, que ha liderado históricamente los índices de desarrollo económico y calidad de vida.

El nacionalismo excluyente y el socialismo que hace guiños al independentismo radical son responsables de la pérdida de posiciones de Cataluña en los ranking de carácter nacional e internacional. Los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992 marcaron un punto de inflexión y desde entonces las cosas van a peor. En cambio, Madrid consolida su protagonismo y la capital de España está ahora en primer plano como ciudad abierta y centro financiero. En una economía globalizada no tiene ningún sentido seguir jugando al victimismo territorial y practicar una política identitaria que se niega a reconocer la realidad en nombre de prejuicios trasnochados. El tripartito encabezado por José Montilla ha llevado al extremo estos planteamientos, bajo el impulso de partidos radicales que han impuesto su agenda al PSC. No es extraño que —según todas las encuestas— las urnas vayan a pasar factura a un socialismo ambiguo y oportunista. Mientras Madrid se ha preocupado de crear infraestructuras y mejorar la vida de los ciudadanos, Cataluña parece haberse encerrado en una burbuja identitaria que no se corresponde con su larga tradición de sociedad dinámica y creativa. Los números no engañan.

ABC - Opinión

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