lunes, 1 de noviembre de 2010

Las miserias de la política. Por César Alonso de los Ríos

El desprestigio de la política aparece ya como uno de los grandes problemas de la sociedad. No así el de las ideologías. Más aún, las críticas a los profesionales de la política tienen su base en las contradicciones entre la práctica de esta y las ideas. Pero lo que termina por sacar de quicio al personal es el hecho de que los líderes posen como maestros en el arte del engaño. Lo hizo ya Tierno Galván cuando dijo, con el cinismo del que hacía gala, que la política es el arte de incumplir los programas.

José Luis Rodríguez Zapatero (permitidme que con ocasión de este juicio general le cite con nombre y apellidos) está siendo la representación cabal de esta forma de hacer política. En radical oposición con sus principios sociales. La congelación de las pensiones y la defensa de la Banca son el ejemplo de unas contradicciones que convierten la política en una función miserable. Y ni siquiera digo que no hubiera que haber tomado tales medidas. Digo que «él» no debió ser el autor. Tendría que haber dimitido para que la hiciera otro. O quizá el PSOE en gobierno de coalición con el PP tras haberles explicado a sus electores la situación creada por la crisis internacional. Quienes sigan apoyándole por puro partidismo y por su revolución sexual, laicista y antiespañola habrán traicionado los ideales por los que han querido dar un merecido homenaje a Marcelino Camacho.

Aunque no en el mismo grado, Rajoy apunta formas como jefe de la oposición que me provocan desconfianza. Si la práctica de traicionar los principios tal como quería Tierno Galván era posible incluso con propuestas claras ¿cómo no sentir una real desazón cuando estas son ambiguas? Por otra parte Rajoy explica el gobierno del PP en ciertas comunidades de un modo que produce rechazo. Por esa razón yo reclamé hace tiempo una moción de censura: no sólo porque ello obligaría a ZP a aclararse como socialista sino para que lo hiciera Rajoy como futuro presidente.


ABC - Opinión

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