sábado, 2 de octubre de 2010

Los que se la juegan. Por Edurne Uriarte

La única que no se la juega en las primarias madrileñas de mañana es Esperanza Aguirre. Su triunfo en las autonómicas será igual de contundente sea quien sea el ganador. Incluso si se impusiera Gómez, su rival teóricamente más peligroso en estos momentos, el discurso de «Zapatero es mi líder» que Gómez se verá obligado a hacer infundirá a las autonómicas la misma dinámica que con Jiménez de candidata, la del voto de castigo al Gobierno socialista.

Quienes se la juegan de verdad, más allá de los propios contendientes, Gómez y Jiménez, son quienes han provocado estas primarias. El propio Zapatero, Blanco y Rubalcaba. No porque creyeran que la candidatura de Jiménez podía romper la mayoría absoluta de Aguirre, como se ha ocupado de repetir penosamente la candidata en las últimas semanas, sino por su propia batalla de poder. La del control de una federación como la madrileña, esencial para la próxima y obligada transición al postzapaterismo y que está en manos de un líder díscolo como Gómez.

La operación ha sido tan burda que el problema para Zapatero y sus dos aspirantes a la sucesión es que se ha enterado hasta el más despistado de los ciudadanos. De tal forma que los afiliados van a votar en esa clave, en la del control y poder en el Partido Socialista. Sabedores de que la elección de mañana no es entre dos posibles candidatos a una Comunidad de Madrid que ya dan por perdida, sino entre el zapaterismo y la alternativa al zapaterismo. Entre Zapatero, Blanco y Rubalcaba y los nuevos movimientos de renovación que preparan la sucesión del presidente y de su camarilla. Si gana Jiménez, Zapatero, Blanco y Rubalcaba se asegurarán una pieza esencial como Madrid para garantizar su propia continuidad al frente del PSOE tras la pérdida de La Moncloa. Si gana Gómez, habrán sido derrotados en la primera gran batalla del postzapaterismo.


ABC - Opinión

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