martes, 21 de septiembre de 2010

¡Fíense ustedes!. Por Hermann Tertsch

No sabemos cuántos son los españoles que alguna vez han pensado que Rubalcaba no es de fiar. Pero sí sería muy interesante preguntarles.

LA secretaria general del Partido Popular, María Dolores De Cospedal, está preocupada porque no parece fiarse del todo del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Parece tratarse de una cuestión personal. Todo hace suponer que tampoco se fiaría de él si fuera director general de Transporte Marítimo o subsecretario de Deportes. No es muy original la dirigente del PP con esta desconfianza. No sabemos cuántos son los españoles que alguna vez han pensado que Rubalcaba no es de fiar. Pero sí sería muy interesante preguntarles. Más interesante aún sería hacer esta encuesta durante una sesión del Consejo de Ministros o en una reunión de la Ejecutiva socialista en Ferraz. En todo caso la falta de confianza de De Cospedal, que le preocupa a ella y a nosotros, sí se debe a que además de otras muchas cosas es el ministro del Interior, el Gran jefe de la Policía. Nuestro Fouché-para-todo es tremendo. Sirve para detener a etarras y para negociar con ellos, para hacer las dos cosas simultáneamente, para erigirse en superministro de Hacienda cuando hay que apañar los presupuestos con el PNV y para transformarse en megaministro de Asuntos Exteriores cuando hay que recomponer las por lo demás siempre idílicas relaciones con el Sultán de Marruecos. Además mantiene firmes a todos en el partido menos a don Tomás, que ya rima con «te acordarás». Y además le da tiempo para ir al fútbol y recibir un día sí y otro también a sus periodistas de cámara. Pero lo enumerado no sería alarmante si no fuera por es lo que es: ministro del Interior. Hay quien dice que ni siquiera eso le es necesario, porque hubo momentos en los que, sin serlo, estaba mejor informado sobre lo que cocían comisarías y servicios de información que el pobre ministro en ejercicio. En todo caso lo es y, lo dicho, manda mucho.

A De Cospedal le preocupa que Rubalcaba haya nombrado al comisario socialista Juan Antonio González como controlador de todas las investigaciones que afecten a cargos públicos, políticos y personas de relevancia. Este comisario, el amigo de caza del aún juez Garzón y del entonces ministro Bermejo, es lo que se llama un policía político pura raza. Muy policía y muy político. Y él sí se fía de Rubalcaba y Rubalcaba de él, que es lo que importa. El policía amigo ya ha comunicado a la Jefaturas Superiores que quiere saber todo lo que se cocina en España susceptible de aderezarse. Pero hay más, el Gobierno quiere que sean los fiscales, bajo órdenes de Conde Pumpido, los que instruyan en vez de los jueces. Le parece más moderno. Así no hay que irse ni siquiera a cazar muflones. Que Rubalcaba es poco de campo. Así las cosas casi no importa si estamos o no en un estado policial incipiente como sugiere De Cospedal. Porque como no nos fiamos, el miedo es el mismo y el resultado otro tanto.

ABC - Opinión

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