martes, 1 de junio de 2010

Palabras y contenidos. Por Fernando Fernández

Pareciera como que lo único importante es tener aprobada una reforma laboral en los próximos días y si es por consenso mejor.

Hay quien piensa incluso que el presidente ha pactado una huelga general con sindicatos para así aparecer como un gobernante duro y responsable ante nuestros acreedores. Acreedores que luego no analizarían con tanto detalle el contenido de lo aprobado al interpretar el rechazo sindical como sinónimo de bondad. Nada más lejos de la verdad. Lo importante, lo verdaderamente importante es el contenido de la reforma, el efecto de lo que se apruebe sobre la capacidad de la economía española de crear empleo.

Lo subrayo porque algunas de las cosas que se oyen son contraproducentes. Generalizar la indemnización por despido en 33 días a cambio de encarecer la contratación temporal es un error. Aumentará el nivel de desempleo estructural y el umbral de crecimiento necesario para crear empleo. Además de que supone un paso más en la indeseable segmentación del mercado de trabajo.

Existe un amplio acuerdo entre economistas en que hay que avanzar hacia la unificación del contrato de trabajo, un contrato único con indemnización por despido creciente con la antigüedad. Lo que se propone no es eso, sino que eleven las barreras de entrada. Tampoco se dice nada sobre la reforma de la negociación colectiva, ni de la modificación del seguro de desempleo o el fomento de la movilidad geográfica y funcional.

En resumen se trata más bien de una reforma light, que quizás hubiera valido hace dos años, pero no ahora que todos los inversores internacionales y los organismos multilaterales se han hecho expertos en el mercado de trabajo español y conocen sus limitaciones. Les hemos dado demasiado tiempo para que estudien nuestras peculiaridades. Tiempo que nosotros hemos desperdiciado en discusiones estériles cargadas de ideología y prejuicios, como aquello de que el PP es el partido del despido libre.


ABC - Opinión

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