viernes, 4 de junio de 2010

La Flotilla de la Mentira: ¿Por qué la izquierda acumula tanto odio contra Israel?. Por Federico Quevedo

Dejando claro, desde el principio, que es cierto que el ejército israelí abusó de la fuerza, que las muertes habidas en la operación son absolutamente condenables y que debería abrirse una investigación sobre lo ocurrido en los buques de la llamada Flotilla de la Libertad -mal llamada, por cierto-, también es necesario hacer una reflexión sobre cómo en Occidente se ha reaccionado ante este hecho y, sobre todo, cómo desde la izquierda y el progresismo se ha conseguido imponer determinados eslóganes prefabricados y cargados de antisemitismo y, a veces, de auténtico odio y resentimiento hacia Israel y hacia todo lo que huela a judío aunque sea de lejos. Llevamos tres o cuatro días soportando una auténtica campaña orquestada desde las tribunas mediáticas, en algunos casos con una reconocible buena voluntad aunque no exenta de errores, y en otros al servicio de un islamo-progresismo muy peligroso porque se alimenta de las raíces del fanatismo y el fundamentalismo que dan vida al terrorismo de Hamás y Al Qaeda.

Miren, insisto en que no voy a justificar las muertes, porque es la propia sociedad israelí la que ha sentido vergüenza por lo ocurrido y el exceso cometido por su Ejército. Pero, dicho eso, creo que nos estamos excediendo en la condena a Israel, que no deja de ser el único país de la zona en el que sus ciudadanos gozan de una democracia, es decir, es el único país de la zona con el que es posible sentirse identificado, dado que el resto, en mayor o menor medida, están sujetos a leyes religiosas que organizan la vida de las personas desde una concepción de supremacía del poder frente a la libertad individual. ¿Es eso una excusa? No, pero esa es la razón, o parte de la razón, por la que Israel se encuentra en un estado permanente de conflicto con sus vecinos árabes, y por lo que podemos decir que, de alguna manera, Israel es algo así como la vanguardia de la libertad en el epicentro del totalitarismo religioso islamista. Y, sin embargo, sorprendentemente, quienes más presumen de demócratas y de defensores de la libertad, son los que acuden en defensa de los radicales frente a quienes garantizan unos mínimos de libertad y democracia en la zona.

Lo que le ha ocurrido a Israel, esta vez, es que ha caído en una provocación, en una trampa perfectamente diseñada y que contaba con entusiastas colaboradores entre la progresía occidental, y los españoles al frente de la manifestación, como no podía ser menos porque con la que está cayendo en este país, una situación como esta no podía venirle más al pelo a la izquierda nacional. Todo era una mentira, La famosa flotilla era una mentira. Vamos a ver, ¿cómo se entiende que quienes dicen acudir en son de paz y con el propósito de llevar ayuda humanitaria a Gaza -donde gobierna una organización terrorista que ha declarado la guerra a Israel, recuérdese-, insistan en romper el bloqueo y rechacen la oferta israelí de llevar esa ayuda por tierra? Era evidente que los organizadores del 'desembarco' sabían lo que iba a pasar, luego lo primero que hay que afirmar es que quienes se empeñaron en seguir adelante a pesar de la prohibición y a sabiendas del riesgo son tanto o más responsables de esas muertes que los soldados que dispararon después de ser atacados en el barco, y quienes les apoyan y les animan son colaboradores necesarios de esa responsabilidad.

Y eso es lo realmente preocupante, porque lo que resulta inconcebible es que la izquierda haya convertido el antisemitismo en parte de su amalgama ideológica, hasta el punto en algunas ocasiones de desarrollar un odio hacia todo lo semita que recuerda al que desplegaron los nazis. La excusa de la progresía siempre es la misma: es que Israel se comporta con los palestinos igual que los nazis con ellos. Pero no es cierto. El deseo de un estado palestino en convivencia con el Estado de Israel es común a ambas sociedades, y a ese objetivo han dedicado esfuerzos los principales líderes occidentales, sobre todo norteamericanos, pensando que de ese modo se acabaría el conflicto de Oriente Medio. Pero la realidad es que los primeros que se niegan a alcanzar el objetivo de la paz son los propios líderes árabes, sobre todo los islamistas radicales. Hamás es una organización financiada y armada por Irán, que también financia y arma a otras organizaciones terroristas del Líbano como Hezbolá, y todas ellas están estrechamente vinculadas a Al Qaeda, aunque su objetivo hoy por hoy se limite a la guerra con Israel. Lo último que desean estas organizaciones fundamentalistas y quienes las financian y protegen, que viven de su animadversión hacia el Estado de Israel, es la paz, y llevan décadas trabajando para evitar que ésta se imponga. Y en esa estrategia bélica cuentan con el apoyo incondicional de la izquierda europea y, sobre todo, española, y con algunas mentes bienintencionadas de la derecha, muy equivocadas sin embargo porque, como ocurre siempre, o casi siempre, la propaganda progre consigue arrinconar a quienes no deberían pensar como ellos y acaba por imponer sus tesis, unas tesis peligrosamente próximas al fanatismo y al totalitarismo islamistas.


El Confidencial - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

visto por ahí:

Youtube desmonta la versión de la Flotilla

http://estrelladecombate.blogspot.com/2010/06/youtube-desmonta-la-version-de-la.html