lunes, 21 de junio de 2010

Andalucía prepara el cambio

En términos políticos, este sondeo de ICM ratifica la paulatina generación de unas nuevas condiciones sociales, no sólo en Andalucía, sino también en toda España.

SI las elecciones andaluzas se celebraran ahora, el Partido Popular ganaría por mayoría absoluta y Javier Arenas sería el nuevo presidente de la Junta de Andalucía. Este es el resultado de la encuesta realizada por la empresa IMC para ABC, en la que se consolida la tendencia apreciada en los sondeos anteriores sobre el avance de los populares en la gran reserva de votos, junto a Cataluña, del socialismo español. Los datos de la encuesta revelan, además, que el cambio político que se avecina en Andalucía no responde sólo a la mala gestión de la crisis por el PSOE, sino también al agotamiento del régimen político establecido tras décadas de hegemonía socialista en una comunidad que no ha terminado de engancharse por completo a las transformaciones sociales y económicas del resto de España. Por tanto, el tópico de la coyuntura no sirve para explicar el 44,3 por ciento de estimación de voto que reciben los populares y que, proyectado en cada una de las provincias andaluzas, suma un total de 56 escaños, frente a 53 que sumaría la izquierda (PSOE e Izquierda Unida).

Los socialistas recibirían el 38,7 por ciento de los votos, en un contexto de opinión pública muy negativa sobre la gestión del Gobierno autonómico y muy proclive a la necesidad de cambio político. La sustitución de Manuel Chaves por José Antonio Griñán ha dejado indiferente a la gran mayoría de andaluces, que califican en un 59,9 por ciento como mala o muy mala la gestión del ejecutivo socialista, opinión mayoritaria también entre los votantes del PSOE. Además, el 66,2 por ciento reclama un cambio político, y todas las opiniones mayoritarias de los encuestados sostienen que tanto el PP como Javier Arenas son los indicados para liderar ese cambio político. Este criterio político de la mayoría de los encuestados explica que el PP reciba un altísimo porcentaje de voto directo, hasta llegar al 35,6 por ciento, frente al 27,5 por ciento de los socialistas. El dato de la intención directa es determinante para valorar la solidez del cambio de tendencia, porque refleja la respuesta espontánea, sin «cocina», del encuestado a la pregunta de a qué partido votaría.

En términos políticos, este sondeo de ICM ratifica la paulatina generación de unas nuevas condiciones sociales, no sólo en Andalucía, sino también en toda España, que pueden desembocar en cambios de gobierno, sostenidos por mayorías parlamentarias amplias. Evidentemente, estos datos, como cualesquiera otros que se recaben en sondeos realizados fuera de período electoral, pueden variar en lo que resta de legislatura. Pero lo importante de la encuesta de ICM es que muestra un cambio de opinión pública sostenido en criterios no coyunturales. El resumen de este sondeo es que el PSOE perdería un nicho de votos que le ha sido imprescindible para todas sus victorias electorales, anteriores y posteriores a la de 2004. Los casos de Madrid y Valencia, donde las mayorías del PP dieron un vuelco a las mayoría ideológica de sus
ciudadanos, son un antecedente muy importante sobre las consecuencias que puede tener una mayoría absoluta del centro derecha en Andalucía.

El avance del PP sólo es posible por la paulatina disolución del discurso contra la derecha como enemiga de los beneficios sociales y de las clases trabajadoras. Es evidente que un partido y unos Gobiernos, como los socialistas, que acumulan tasas de paro descontroladas y que han acreditado su ineficacia como gestores, no tienen autoridad moral para reprochar al PP sesgo antisocial alguno. El ciudadano es consciente de que no hay nada más antisocial que generar paro en masa y recortar pensiones.

POR otro lado, este giro drástico de la tendencia política en Andalucía se produce en un momento de crisis y desempleo que bien habría podido llevar a los encuestados a refugiarse en un Gobierno que prodiga el subsidio como sedante social. Sin embargo, los resultados del sondeo implican necesariamente un cambio de actitud ante esta política de servidumbres desarrollada por el PSOE en las tres décadas de gobierno autonómico. Por eso, antes que un cambio de gobierno, en Andalucía está cuajando un cambio social, a partir una nueva idea de sí misma y de lo que debe hacer en el futuro para abandonar el victimismo en la que la ha sumido una política socialista basada en la renuncia a la modernización, al dinamismo social, a la competitividad y, sobre todo, a la confianza en la capacidad de los andaluces para progresar sin la tutela de una administración partidista.


ABC - Editorial

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