lunes, 31 de mayo de 2010

El subidón del PP choca con la 'doctrina Griñán'. Por Antonio Casado

A la derecha política y mediática se le nota demasiado la prisa por llegar.

Debería aprender del montañero. Marchar como un viejo para llegar como un joven. El PP lo hace al revés. Marcha como un joven hacia la Moncloa cuando aún queda tanto camino por hacer. Casi dos años hasta las elecciones y un Gobierno que ha tocado fondo. Lo decía Serrat: bienaventurados los que tocan fondo porque a partir de ahí ya solo pueden mejorar.

A las horas bajas de Zapatero le corresponde un subidón del PP. Así son las leyes de la física y así se lo venimos contando desde la sesión parlamentaria del jueves 27, en la que se rozó la tragedia, dicho sea como valoración del riesgo que corrió la marca España, si bien la marca PP estuvo a punto de tumbar al Gobierno. Los dirigentes de la UE, la OCDE y el FMI le felicitaron, pero a los dirigentes del PP y su escolta mediática les faltó tiempo para iniciar los funerales por Zapatero. En eso están.


Deberían tener en cuenta ciertos elementos olvidados en el análisis que les lleva a iniciar la cuenta atrás en la recuperación del poder. La impaciencia del PP choca con la doctrina Griñán. El presidente andaluz, José Antonio Griñán, no pudo ser más explícito ni más cabal: “El hecho de que Zapatero sea malo no les convierte a ustedes en buenos”. Frase jaleada selectivamente por los adversarios de Zapatero, sin darse por enterados de que se acababa de poner a disposición de los analistas la pieza verbal que les faltaba para explicar por qué los números del empeoramiento socialista son siempre mucho mayores que los de la relativa mejora del PP. O por qué el 169 (PSOE) contra 168 (todos los demás) del jueves pasado nunca se repetiría en una eventual moción de censura presentada por Rajoy.

El PSOE carga con la doctrina Griñán al asumir las limitaciones de Zapatero. De acuerdo. Pero también el PP carga con ella al asumir que eso no hace bueno a Rajoy. Les invito a contar las pedradas de los dirigentes del PP contra ZP. Verán cómo ganan por goleada si las comparamos con el número de elogios a Rajoy por parte de esos mismos dirigentes.

¿Por qué al PP se le va la fuerza por la boca reclamando elecciones generales, que es un recurso exclusivo de Zapatero y Rajoy no presenta ya una moción de censura, que es la herramienta constitucional a su disposición para recomponer un cuadro de ruina inminente? “Porque la perdería”, dicen Rajoy y su gente. Sí, pero al menos salvaría su responsabilidad de gobernante alternativo, al hacer todo lo posible para salvar a España de un gobernante insensato. En vez de hacer lo que está en sus manos, quiere persuadirnos de que se haga sólo lo que está en las del adversario. Y además con prisas. No es coherente. Algo no encaja. ¿Tiene el PP prisa por heredar las ruinas que describe sin parar? Una de dos, o la prisa es falsa o no estamos al borde de la ruina.

Además de la doctrina Griñán hay otros elementos ocultos en la euforia del PP. Algunos tan de sentido común como recordar que las encuestas no ganan las elecciones. O que la estadística tomada de las urnas, no de las encuestas, juega a favor de Zapatero. Dos a cero, por ahora. Y no es de peor condición intentar ganar las elecciones por tercera vez que arriesgarse a perderlas por tercera vez. Lo cual también es de estricta aplicación a un eventual debate interno del PSOE sobre la candidatura a la Presidencia del Gobierno, aunque algunos pasos ya se han dado por si llegara el caso, como tengo escrito en mi comentario del pasado 7 de mayo.


El Confidencial - Opinión

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