lunes, 1 de marzo de 2010

Hoy se reanuda la comedia del pacto contra la crisis. Por Antonio Casado

Se reanuda la comedia, la quimera del pacto, tras el paréntesis del fin de semana. Para hoy está previsto que el Gobierno plantee en un extenso documento propuestas concretas en cada uno de los puntos del índice temático entregado por la troika ministerial (Salgado, Sebastián y Blanco) a los partidos el miércoles pasado por la noche. Y a partir de pasado mañana comienzan en el Palacio Zurbano las reuniones bilaterales de la llamada comisión anticrisis. Empezando por el PP.

Sobre la predisposición al pacto del partido que encabeza todas las encuestas electorales, basta echar una ojeada a los testimonios que nos deja el fin de semana con la firma de sus principales dirigentes. Rajoy y Cospedal, al estribillo: “Este país no necesita comisiones sino un Gobierno que gobierne”. Respuesta concertada al emplazamiento de Zapatero para llegar a un acuerdo en dos meses. “Si tenemos que esperar dos meses para que la comisión ofrezca soluciones, iremos observando como cada día de esos dos meses irán al paro 4000 personas más, y 240.000 al finalizar ese plazo”, dijo ayer en Toledo, calculadora en mano, la secretaria general del PP.

La doctrina Rajoy quedó una vez más meridianamente clara en Ciudad Real, primero, y en Alcalá de los Gazules (Cádiz) después. A saber: “Si apoyara alguna de las decisiones que ha tomado el Gobierno, y que nos han llevado a esta situación, sería un irresponsable y no sería digno de pedir la confianza de nadie”. Aunque Rajoy dice que leerá con interés el documento que el Gobierno le remita hoy, al que responderá con enmiendas y correcciones, y que incluso está dispuesto a respaldar las medidas concretas que le parezcan bien, queda muy clara la imposibilidad de llegar a ningún tipo de acuerdo global con el Gobierno para sacar a España del agujero.

Observemos al mismo tiempo una constante del discurso socialista que, de manera más o menos explícita, consiste en señalar preventivamente al PP como el culpable de impedir el pacto entre los dos grandes. “Hemos echado a andar el tren y sería inexplicable que alguien se tirara en marcha”, decía el otro día el ministro Blanco, ex Pepiño, en un intento de ir preparando el terreno.

A nadie podría extrañarle que el PP rompiera la baraja. También sería una buena noticia, e inconfesable, para el PSOE. Malísima noticia, en cambio, para quienes de buena fe apuestan por la concertación política para superar la crisis. Pero también es verdad que si el PP no rompe la baraja se la juega como primer partido de la oposición y, por tanto, alternativa de recambio en el poder, pues se quedaría sin discurso al aparecer del brazo del Gobierno en la política económica.

No tiene tanto misterio la cosa. Zapatero juega a aprendiz de brujo con la complicidad del calendario. Su apuesta es por los brotes verdes mientras que Rajoy juega a la recaída. Lo demás es puro teatro. Si el Gobierno creyese de verdad en el pacto, se centraría en intentarlo con el PP, con la esperanza de que se sumen otros. Sin embargo su método es el contrario. Lo está intentando con otros, con la esperanza de que se sume el PP. Y si no se suma, señalarlo como culpable. Ahí está la caja negra de un fracaso anunciado.

Por tanto, el abajo firmante eleva a definitivas las conclusiones provisionales sobre el desenlace de la comedia representada en el Palacio de Zurbano. Nada tan quimérico como esperar un pacto global contra la crisis donde vayan de la mano los dos grandes, el que gobierna y el que aspira a gobernar.


El Confidencial

0 comentarios: