lunes, 23 de marzo de 2009

Moncloa convoca un concurso por 345.000 euros para conservación y mantenimiento de los jardines

El Ministerio de la Presidencia ha convocado un concurso para la licitación del servicio de conservación y mantenimiento de los jardines del Complejo de La Moncloa con un presupuesto base de 345.000 euros.

El BOE publica hoy el anuncio de licitación de este contrato, cuyo plazo de ejecución es del 1 de junio de este año al 30 de mayo de 2011.

La tramitación es ordinaria y el procedimiento abierto, con una garantía provisional del 3% del presupuesto de licitación, es decir, 10.350 euros.

El anuncio del BOE contiene los requisitos específicos que debe reunir el contratista y también la información necesaria para obtener la documentación completa antes del 13 de abril.


EcoDiario

Comparecencia de Inger Enkvist especialista en educación comparada ante el Parlamento de Cataluña.

Era pacífico y peligroso. Por Arturo Pérez-Reverte

No pretendo compartir mi dolor, ni nada de eso. Le habría parecido un ejercicio cursi. Una mariconada. Sólo aprovecho esta página para dedicarle el homenaje que merecía. Que le habría gustado tener cuando palmara. Murió hace unos días, a los cincuenta y nueve tacos, tras un derrame cerebral que lo tuvo un mes con el pie en el estribo. Pepe Perona, maestro de Gramática. No firmaba de otro modo. También era catedrático de Gramática Histórica de la Universidad de Murcia, pero eso le importaba menos. Era un maldito esnob. A algunos de ustedes les suena, supongo, porque durante quince años asomó en estos artículos, de vez en cuando, en su calidad de miembro de la selecta hermandad de arponeros de Nantucket, entre humo de tabaco y ginebra azul. También fue personaje de una novela mía: Néstor Perona, maestro cartógrafo. Hasta en el cine salió un pavo haciendo de él. Bastante bien, por cierto. Ahora se ha muerto, el muy cabrón, dejándome aullando como un lobo triste. Buscando alguien en quien vengarlo, y vengarme.

Café, tabaco y silencio, hoy prohibidos, decía. Y libros. Miles de ellos. Sabía griego, latín. Su tesis doctoral se tituló Influencia de Nietszche y Schopenhauer en la generación del 98. Lo sabía todo sobre Nebrija, sobre quien publicó una importante edición crítica. También tuvo la sangre fría de sacar In silentium, libro con todas las hojas en blanco. Lo tengo en mi biblioteca. «No leáis, que no merece la pena –decía–. Así, al menos, habrá menos chicles pegados en el suelo de los museos y las bibliotecas.» Le encantaba dar por saco a tontos, mediocres y canallas con ese desprecio refinado e inteligente, desprovisto de piedad, que era su marca del Zorro. «El peor cáncer de este tiempo es que las masas hayan aprendido a leer», escribía. «Así, la inteligencia se ha puesto a su servicio y se ha degradado.» Poseía una perspicacia apocalíptica y una cultura extraordinaria, que ponía a disposición de sus amigos como quien pone sobre la mesa un paquete de cigarrillos, un buen vino y unos cuantos vasos. Misántropo, malhumorado, gruñón, nunca tuvo el menor respeto por el género humano. Sólo por su familia y sus pocos amigos, a los que escogía deliberadamente. E infeliz quien no pasara el examen. A veces, en alguna cena, yo tenía que saltar casi por encima de la mesa para trincarlo por el cuello cuando le daba por escupir dialécticamente a alguien. Despreciando era letal. Implacable. La mejor definición que conozco es del periodista Antonio Arco, que lo conocía bien: «Era pacífico y peligroso».

Me hizo feliz a menudo, acompañándome en momentos importantes de mi vida como escritor. Venía con el resto de la peña y se sumaba a comidas, a cenas, a copas hasta las tantas. Leal como un arponero intrépido. Yo lo admiraba, como todos, sin condiciones ni límites. Pertenecía a una casta superior. El día que consiguió su cátedra, el profesor Belmonte y yo cerramos una discoteca y le organizamos una fiesta invitando a todos los jóvenes de su facultad. Y quemamos Murcia. Entre mis mejores recuerdos se cuenta una noche en la que él y Alberto Montaner –otro monstruo extraordinario–, catedrático de la Universidad de Zaragoza, discutieron en el café Gijón de Madrid, adoptando uno el punto de vista dominico y otro el jesuita –podían haber intercambiado papeles sin despeinarse–, en un duelo irónico, brillantísimo, que nos tuvo a los amigos fascinados durante horas. Y es legendaria la anécdota de cuando una alumna fue a pedirle a Pepe Perona que dirigiera su tesis de licenciatura, y él dijo: «De acuerdo. Empezará usted yendo a la biblioteca del Vaticano, a Florencia y a Bolonia para prepararse. Le procuraré el modo de hacerlo». Ella respondió: «No creo que mi novio me deje». Y entonces el maestro de Gramática, indicándole la puerta, zanjó: «Pues que le dirija la tesis su novio, señorita».

La ausencia de su sonrisa divertida y fatigada, sin esperanza, deja en mi vida un agujero del tamaño de un disparo de postas. Nunca olvidaré su mueca escéptica de sabio educado en la altivez del suicidio, que sabe cómo y dónde termina todo. «La cultura se ha ido a la mierda –solía decir–. Occidente ha desaparecido.» Adivinaba la venganza cíclica de la Historia en este cochambroso mundo viejo, impotente, ya sólo capaz de parodiarse a sí mismo, estrangulado por políticos iletrados y masas de turismo analfabeto. «Es un error promover la lectura del Quijote en las escuelas –escribió una vez–. ¿Quién librará a los alumnos de las depresiones promovidas por la lectura y su meditación?» Lo peor de todo es que, muriéndose a destiempo, el maestro de Gramática revienta nuestro plan de asistir juntos a las últimas horas de esta caduca y moribunda Europa: acodados en la ventana de una biblioteca, copa de vino y cigarrillo a mano, viendo a la gente correr aterrada por las calles mientras los bárbaros violan a respetables matronas, saquean la ciudad y arde Roma.

XL Semanal

Un invidente recibe un céntimo al mes de ayuda por la Ley de Dependencia

La familia califica la prestación de "indignante" y "vergonzosa".

La mujer del invidente acaba de ser operada de la cadera.

La familia de Antonio Lupiáñez, un invidente de Barcelona, está indignada con la ayuda que les han concedido por la Ley de Dependencia. Y es que la prestación que han recibido, y que califican de "indignante" y "vergonzosa", es de un céntimo al mes.


La esposa de Antonio, Tiscar, asegura que recibió la carta del Institut Català d'Assistència. Fue su hija quien se la leyó. Fue entonces cuando vieron que la ayuda a Tiscar, de 71 años y que recientemente ha sido operada de la cadena, sería de un céntimo de euro al mes por tratarse de una cuidadora no profesional.

La mujer de Antonio, recién operada de la cadera, no se puede levantar de la cama

La carta añadía que Tiscar recibiría la suma proporcional a los meses transcurridos desde que iniciaron los trámites. En total, "18 céntimos".

Tiscar se ha ocupado de su marido desde que éste perdió la visión, pero ahora pasa mucho tiempo en cama recuperándose de la operación y no puede atenderle. El hombre tiene que "pasear solo" ya que muchos días ella no se puede levantar de la cama."Va golpeándose con todo porque no está acostumbrado", se lamenta Tiscar. Antonio, asegura que le han "tomado el pelo" y se han "reído en su cara".

Prestación para un cuidador

Por su parte, el Departament d'Acció Social i ciutadania ha reconocido a 20minutos.es que esta es la cantidad asignada Antonio pero han señalado que la familia ya recibe otra prestación por gran invalidez.

En este sentido, ha precisado que no se pueden recibir dos pagas por un mismo concepto. "La cantidad es la diferencia de lo que tenía que percibir por la Ley de Dependencia y la prestación que ya recibe", han explicado.Y han añadido que en la pensión que ya recibe Antonio "hay una partida para poder hacer frente a un cuidador".

20 minutos

Zapatero considera "coherente" la retirada de Kosovo

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ipsoetv

Zapatero y la estrategia del Photoshop

El objetivo prioritario de Zapatero es evitar por todos los medios que los españoles sean conscientes de que su gobierno está llevando al país hacia la bancarrota, la pobreza, la disgregación, el descrédito y la derrota. Por eso, el mayor esfuerzo de su gobierno se concentra en aplicar a la realidad española unos toques de "Photoshop" para desorientar las mentes y evitar que la triste realidad de España sea captada por los ciudadanos. Mientras media España debata sobre fetos, nascituros y linces y la otra media discuta sobre la cobarde retirada de Kosovo, el cadaver que no aparece de la niña Marta del Castillo o si tiene razón José Tomás o Fran Rivera Ordóñez, quien gana es Zapatero y quien pierde es España.

Basta echar un vistazo a la realidad para descubrir que es Zapatero y no España quien está ganando la batalla. En vez de debatir sobre los grandes problemas que nos llevan hacia el precipicio, la sociedad española, víctima del "Photoshop" de Zapatero que desvirtúa la realidad, debate sobre el aborto, la retirada de Kosovo y otros asuntos que, aunque importantes, son menos trascendentes y decisivos que el drama de un país que, mal gobernado, se precipita hacia su fracaso.

Nadie debate sobre los avances diarios hacia el desempleo masivo y la pobreza, sobre los miles de empresas que cierran, sobre los cientos de miles de autónomos que salen del tejido productivo, sobre el agotamiento de las reservas de dinero, sobre la galopante corrupción que infecta la vida política, sobre el escalofriante encefalograma plano de un gobierno falto de ideas que se equivoca siempre que actúa y acierta siempre que rectifica, sobre el desprestigio de la democracia, sobre el descrédito de la clase política, sobre la ruina de la confianza, base del sistema, sobre el galopante crecimiento de la delincuencia, sobre la baja calidad de una educación que nos cierra las puertas del horizonte, sobre las cárceles abarrotadas o acerca de los grandes records que España ostenta ante la comunidad internacional, para vergüenza propia: en prostitución, en tráfico y consumo de drogas, en desempleo, en consumo de alcohol, en fracaso escolar, en aumento de la delincuencia y, por encima de todo, en deterioro de la democracia, vapuleada desde el ineficiente poder y aplastada por la corrupción y la escasez de valores.

Zapatero gana porque impone su estategia de fotoshop, evita el desgaste y, a pesar de su fracaso como gobernante, es capaz hasta de ganar las próximas elecciones, pero España pierde porque camina hacia su derrota histórica, porque los ciudadanos, sin conciencia del drama que padecen, debaten sobre asuntos secundarios y no asumen que la nación retrocede y que los logros en prosperidad y futuro alcanzados durante décadas se están hundiendo bajo el mal gobierno de Zapatero.

La gente está tan narcotizada y confundida por el gran "Photoshop" nacional, practicado magistralmente por el PSOE de Zapatero con la complicidad de muchos medios de comunicación y hasta de una oposición lamentable y acobardada, que ni siquiera debate sobre el drama de la inviabilidad del Estado español, un monstruo insostenible y contaminante intetegrado por una fastuosa Presidencia del Gobierno con medio millar de asesores, demasiados ministerios, un parlamento nacional, un poder Judicial ineficiente y desacreditado ante la ciudadanía, una poco austera Casa Real, 17 gobiernos y parlamentos regionales, 50 gobiernos y parlamentos provinciales funcionando en esos entes absurdos llamados diputaciones, más de 300.000 asesores y enchufados del poder, casi todos superfluos e innecesarios, y una masa de funcionarios que supera los 3 millones, una cifra que, según los expertos, es mas del doble de lo que España realmente necesita para funcionar.

En lugar de analizar nuestro íntimo y auténtico drama, el que nos cierra las puertas del futuro como pueblo, y ponerle urgente remedio, los españoles, un colectivo donde cada día cada abundan más los imbéciles y los esclavos manipulados por el poder, prefieren discutir sobre linces, obispos, fetos, toreros, cadáveres desaparecidos, ministras que parecen salidas del cine de Almodovar, como las de Defensa y Fomento, y otros asuntos, todos ellos importantes pero ridículos si se los compara con los verdaderos y complejos dramas que amenazan a nuestra España.

Voto en blanco

Maleni se gasta 734.544 euros en reformar su ministerio en plena crisis

El pasado 17 de octubre, y sólo cinco meses después de que ZP diera una mano de pintura a la estructura de su Gobierno, se aprobaba un real decreto para remodelar las altas esferas del Ministerio de Fomento. Si hasta entonces se articulaba en torno a dos secretarías de Estado (Planificación y Relaciones Institucionales; e Infraestructuras), a partir de esa fecha pasó a tener una más: la de Transportes, dividida a su vez en una Secretaría General Técnica y tres direcciones generales.

Salvo para una minoría, aquella remodelación pasó desapercibida, pese a que el PP sí denunció que engordar el organigrama del Ministerio de Magdalena Álvarez conllevaría irremediablemente un sobrecoste. Lo que entonces ni los populares imaginaron es que, sólo unos meses después, ese sobrecoste fuera tan alto, y eso que al margen quedan las nóminas. Nada menos que 734.544,30 euros (IVA ya incluido, más de 122,2 millones de las antiguas pesetas) que saldrán este año de las arcas del Estado, en plena crisis y cuando España va camino de los cuatro millones de parados, según informa El Semanal Digital.

Y todo para que los altos cargos de Fomento se sientan más cómodos en sus despachos. El Ministerio que dirige Álvarez acaba de convocar un concurso público para la remodelación de una parte de la séptima y última planta de su sede central, ubicada en número 67 del madrileño Paseo de la Castellana.

En el pliego de prescripciones técnicas, al que ha tenido acceso El Semanal Digital, sus responsables argumentan que esta obra faraónica -al menos en cuanto a su coste se refiere- es necesaria porque "los cambios de plantilla acontecidos recientemente en diversos departamentos del Ministerio de Fomento precisan la redistribución del espacio de trabajo".

El diseño de la obra le fue encargado al arquitecto Luis Abad Esteban, que en su informe final la presupuesta en esos más de 734.000 euros para 645 metros cuadrados (no llega a ser ni siquiera la mitad de la superficie de la planta). Están afectadas la Secretaría de Estado de Infraestructuras; la de Planificación y Relaciones Institucionales; la Secretaría General de Infraestructuras; y la Dirección General de Relaciones Institucionales.

Los trabajos, detallados en el informe, consistirán en tirar tabiques para ampliar la superficie de algunos despachos, construir otros nuevos (tras la remodelación quedarán 24 en esos 645 metros cuadrados), reformar baños, habilitar nuevos pasillos y hasta construir un baño propio dentro de los despachos de dos altos cargos. Habrá además que renovar toda la instalación de alumbrado y dotar de unidades de climatización independientes del sistema central a nueve despachos y salas de reuniones que utilizan los mandamases de Fomento.

La reestructuración no incluye los gastos de decoración, que esos necesariamente vendrán después, pero no faltarán los materiales fetén en la construcción. Así, el documento que servirá de guión para la obra ordena que "los despachos más representativos y las salas de reuniones" se revistan con "paneles decorativos de madera de cerezo". De las más caras del mercado. De la misma forma que las "carpinterías interiores", que también se realizarán con tableros estratificados en esa madera. Los baños tampoco desmerecerán: "Los aparatos sanitarios serán de porcelana vitrificada, de primera calidad"; y los fregaderos, "de acero inoxidable", también "de primera calidad".

No en vano, se trata de que los altos cargos de Magadalena Álvarez estén como en casa. Aunque para ello tendrán que soportar cinco meses de obras. Ése es el tiempo estimado, una vez que haya empresa adjudicataria. Por lo pronto, Fomento abrirá los sobres de las ofertas el próximo 29 de abril.

Periodista Digital

Kosovo. Por José García Domínguez

«Para esos cráneos privilegiados, lo sensato, encomiable y hasta patriótico debe ser que continuemos garantizando con las armas de nuestro Ejército la alegre impunidad de los separatistas kosovares, sólo porque así lo quieren los Estados Unidos.»

Con esa expresión de atónito pasmo que adoptan los niños al acusar recibo de que los Reyes son los padres, Carme Chacón acaba de descubrir dos graves nuevas a propósito del universo mundo. La primera, que los países no tienen amigos permanentes, sino intereses permanentes. La segunda, traducida a toda prisa del inglés por el probo Bernardino León, que el Poder consiste en la capacidad de conseguir que los demás hagan lo que uno quiere y de evitar que hagan lo que ese mismo uno no quiere. Y es que, al fin, ha pillado la perpleja Carme qué significaba en puridad el obsesivo "Sí, podemos" del socialdemócrata Obama. Bienvenida sea, pues, Su Bisoña Excelencia al ingrato planeta de los adultos.


Por lo demás, apenas cabría una crítica al frustrado propósito de Zapatero por el que ella ha de dar ahora su fotogénica cara, ése de dejar plantada a la OTAN en un rincón de Serbia: que no lo hubiese manifestado antes. Mucho antes. Así, el mismo día que la banda de criminales de guerra conocida por UCHK proclamó de forma ilegal la secesión de la provincia de Kosovo, España debiera haber abandonado un territorio extirpado por la fuerza al país que ejercía legítimamente la soberanía sobre él. Aunque apenas fuera por mero instinto de supervivencia. Únicamente por eso.

No lo olvidemos, gracias a la extraordinaria lucidez estratégica que nos guió en la guerra de los Balcanes, cooperando con estúpido entusiasmo a destruir una nación que quedaba a sólo dos horas de avión de Madrid, ahora, la única Yugoslavia que resta en pie en todo el continente se llama... España. Urgía, por lo visto, sentar el precedente internacional que nos permita dar en su momento el paso definitivo hacia el abismo. Qué le vamos a hacer, somos así.

"¡Deserción! ¡Deserción!", grita el coro de los miopes incurables de la derecha, valga el pleonasmo. Para esos cráneos privilegiados, lo sensato, encomiable y hasta patriótico debe ser que continuemos garantizando con las armas de nuestro Ejército la alegre impunidad de los separatistas kosovares, sólo porque así lo quieren los Estados Unidos. Patético fenómeno a estudiar, ése de que, a día de hoy, haya más nacionalistas yanquis en Murcia que en Texas, en Coria del Río que Manhattan, o en Serrano que Main Street. ¡País!

Libertad Digital - Opinión

Melancólicos predadores. Por Gabriel Albiac

¿DESPERTAREMOS alguna vez del sueño del culto a la infancia, al cual algunos preferimos llamar pesadilla?

Tres críos, en Sevilla, han hecho zozobrar todas las minuciosas convenciones que separan a una sociedad de una horda asesina. Ninguno llega a los veinte. Detenidos muy pronto, confesos enseguida, un mes de detención no ha servido siquiera para fijar la constancia de lo que han hecho. Pocas veces el desasosiego toca zonas tan hondas de este abismo: el alma humana. Todo cuanto sucede es síntoma. De algo devastador. ¿Qué hemos hecho para que sujetos apenas iniciados en el aprendizaje de la vida hayan blindado ya una maestría en el mal tan firme?


No hay hombre del siglo XX que pueda sorprenderse ante lo primordial del mal en la mente humana. Porque lo acontecido en la primera mitad del siglo poco tuvo que ver con el concepto clásico de la guerra. Y todo con la emergencia de cuantas determinaciones permiten poner en acto aquella crueldad que habita en los pliegues más oscuros de la mente humana. La que no siempre consigue hallar tiempos propicios al despliegue. La grandeza de Freud, la que aún hoy asombra a aquel que de verdad sepa guardar la serena lucidez necesaria para afrontar sus más duros hallazgos, reside en eso: constancia de que las ilusiones, sobre las cuales alzó el siglo diecinueve sus cálidos ensueños de progreso no resisten el choque de lo real; ni el del análisis. «Nos decíamos que las grandes naciones europeas, a las cuales se sabía al cuidado de los intereses mundiales y a las cuales se deben los progresos técnicos, tanto cuanto los más altos valores culturales, artísticos y científicos», habrían puesto coto a la tentación primitiva de lo bestial; que «habían prescrito al hombre elevadas normas morales, a las cuales ajustar su conducta»; que habían consumado, al fin, el ideal de «una amplia autolimitación y una acentuada renuncia a la satisfacción de los instintos». Era una fantasía. El siglo que empezaba iba a traer una lección desgarradora a los ingenuos creyentes en un mundo de sopesadas racionalidades. Nunca se mató tanto. Nunca la crueldad alcanzó cotas comparables. En el fondo, concluye el maestro vienés, era de lógica: un animal predador no puede hacer de sus hallazgos más uso que aquel que está grabado en lo hondo de su código genético. Se precisa todo el coraje conceptual de Freud para dar fórmula a una constancia tan demoledora para nuestra especie: «Lo que ningún alma humana desea, no hace falta prohibirlo, se excluye automáticamente. Precisamente la acentuación del mandamiento No matarás nos ofrece la seguridad de que descendemos de una larguísima serie de generaciones de asesinos, que llevaban el placer de matar, como quizá aún nosotros mismos, en la masa de la sangre». El predador hablante es constreñido por reglas, normas, disciplinas, que superponen a la crueldad primera un blindado sistema de limitaciones: la moral y el saber son eso. Represivos. Por definición. Porque educar es, ante todo, «amaestrar» a la bestia dentro de la cual nacemos. Y esa bestia no se extingue nunca. Y el honor de ser hombre está sólo en la desesperante sabiduría de que nunca -nunca- la veremos marcharse, que estará siempre al acecho y sólo morirá cuando muramos nosotros. Pero amaestrar es duro; antipático, reprimir. Los pedagogos, en el siglo veinte, inventaron el arma más mortífera. La llamaron «educación no represiva», ese oxímoro. Y abrieron el horizonte de un mundo a la medida de los monstruos. Nuestros monstruos.

¿Despertaremos alguna vez del sueño del culto a la infancia, al cual algunos preferimos llamar pesadilla?

ABC - Opinión

El voto opaco de De la Vega

«No resulta estético que uno tuerza las normas en secreto para beneficiarse a sí mismo. Especialmente, si ese uno propone como remedio a la crisis que se supervise un sistema financiero internacional al que acusa de escasa transparencia.»

Si hay dos principios liberales que deben regir el funcionamiento del Estado de derecho, éstos son indudablemente que el propio Estado queda sometido a derecho y que los ciudadanos tengan la posibilidad de conocer las normas que regulan su comportamiento. Para esto último, resulta esencial que las leyes tengan una cierta estabilidad en el tiempo, que su número no sea inabarcable y que su modificación sea pública y no tenga efectos retroactivos, salvo para lo que beneficia a los ciudadanos.


El derecho administrativo, por su propia naturaleza, cumple de manera bastante deficiente los preceptos arriba delineados. Primero porque es un derecho que emite la Administración para regular su interacción con el pueblo, de modo que tiende a concederse ciertos privilegios que muchas veces terminan siendo tumbados por lo tribunales. Y segundo porque la emisión de reglamentos, órdenes y directrices es tan frecuente que resulta casi imposible estar al día de todas las normas vigentes y, sobre todo, comprobar su consistencia interna.

No en vano, el Estado de derecho requiere de una estricta separación de poderes que reduzca el ámbito de lo administrativo para someterlo al imperio de una ley general aprobada por el Parlamento y convenientemente publicitada.

Es evidente que en España los principios liberales no han inspirado más que de manera indirecta a nuestra democracia. La hiperinflación legislativa, como ya denunciara Bruno Leoni, es una de las características de nuestra época por la que los ciudadanos tienden a ceder sus derechos a la arbitrariedad de lo público: hoy es ciertamente complicado saber todas las normas por las que nos regimos –de modo que nos resulta difícil conocer la licitud de nuestras actuaciones– y ello, como decíamos, es especialmente cierto cuando entra en escena la Administración.

Por consiguiente, siendo como es nuestro derecho administrativo un perfecto caldo de cultivo para el abuso de poder, cabe inspeccionar con lupa y censurar las decisiones más cuestionables de sus altos cargos. Un caso flagrante de este uso sectario de la Administración podemos encontrarlo en la modificación de la normativa de la Oficina del Censo Electoral (OCE) un mes antes de las elecciones para beneficiar a la que, casualmente, era su superior jerárquica: María Teresa Fernández de la Vega.

En esta operación se incumplieron todas las condiciones del Estado de derecho: ni el Gobierno se sometió a la misma, ni garantizó la estabilidad temporal de la norma, ni le dio la imprescindible publicidad.

Dicho de otra manera, De la Vega utilizó los poderes públicos para beneficiarse a sí misma aun a costa de perjudicar a todos los afectados que no tuvieron conocimiento del cambio normativo en la OCE, incluyendo a los votantes que se empadronaron entre el 1 de noviembre y el 1 de diciembre de 2007 y a los partidos políticos.

La opacidad con la que actuó este órgano administrativo venía justificada por los beneficios que reportaba a su jefa a la hora de poder votar en Beneixida: en el distrito electoral de Valencia en el que ella se presentaba como cabeza de lista del PSOE. Es decir, el capricho de poder votarse a sí misma en un municipio en el que no residía y el interés de aparentar una mayor valencianismo que sus rivales fueron motivos suficientes para justificar una novación interpretativa de las normas de la OCE.

El PSOE ha sido pillado con el carrito de los helados y, por supuesto, no resulta demasiado estético que uno tuerza las normas en secreto para beneficiarse a sí mismo. Especialmente, si ese uno presume de buen Gobierno y propone como remedio a la crisis que sean los políticos quienes supervisen un sistema financiero internacional al que acusa de escasa transparencia.

Y para desviar la atención, nada mejor que acusar al PP de crispar simplemente por querer limitar un poco la enorme arbitrariedad con la que actúa la Administración. Será que los socialistas nunca creyeron realmente en la necesidad de unos poderes públicos transparentes y sometidos a la ciudadanía, salvo por los réditos electorales que pudiera proporcionarles esta propaganda buenista.

Libertad Digital - Editorial