lunes, 14 de diciembre de 2009

Desafección catalana

La consulta soberanista, minoritaria, se beneficia del mayoritario temor a un recorte del Estatuto

Jamás en 30 años de autonomía el independentismo se había sentido con el suficiente vigor en Cataluña como para plantearse, siquiera como ejercicio festivo, la celebración de una consulta sobre la autodeterminación. El experimento del pasado septiembre en Arenys de Munt, un éxito de sus promotores a efectos de propaganda, cristalizó en el ensayo general de ayer en 166 municipios que suman 700.000 electores, el 10% de la población catalana. Como estaba previsto, el sí ganó con claridad en la votación, legal aunque jurídicamente inocua. Pero las cifras de participación enfriaron ligeramente la euforia de los convocantes: sólo fueron a las urnas unos 200.000 catalanes. Es decir, cerca del 30% de los convocados, 20 puntos menos que en el referéndum del Estatuto y 10 por debajo del listón que se había fijado la propia organización. Este porcentaje, sin embargo, es sensiblemente superior al peso sociológico del independentismo catalán, que según las encuestas ronda el 20%.

Quien los busque hallará sobrados argumentos para desdeñar el valor de esta consulta como termómetro social. Es obvio que ha sido un divertimento organizado por y para independentistas, de modo que quienes no lo son carecían de incentivos para acudir a las urnas. Que se tratara de una votación testimonial explica que ningún partido hiciera campaña por el no, y también que muchos hayan apoyado la autodeterminación sin sopesar seriamente las consecuencias que ésta acarrearía. Siendo cierto todo ello, sería miope despreciar la espuma sin analizar el mar de fondo subyacente.

Hace cuatro años, cuando el Parlamento catalán envió a las Cortes su proyecto estatutario, se desencadenó una feroz campaña que dio en llamarse catalanofobia. Al estruendo mediático se sumó la recogida de firmas contra el Estatuto a cargo del PP, la ofensiva contra la OPA de Gas Natural sobre Endesa (antes alemana que catalana, sugirió una conspicua líder conservadora) y el boicot al cava, por poner tres ejemplos. Germinó entonces en Cataluña un sentimiento de desafección hacia el resto de España que con el tiempo ha anidado de modo transversal en influyentes sectores sociales. El temor a que el Tribunal Constitucional dicte un severo recorte del Estatuto está alimentando ahora ese desapego.

La sensación de que lo que esbozó el Parlamento, troquelaron las Cortes y refrendaron los catalanes puede acabar hecho trizas en manos del alto tribunal debilita en Cataluña a los valedores de la vía autonomista -quienes aún sueñan con una España federal y en paz con su propia pluralidad- y envalentona a los oportunistas del cuanto peor mejor, deseosos de que un Estatuto gravemente mutilado alumbre una mayoría favorable a la independencia. El líder de CiU, Artur Mas, reconoció hace poco que una consulta soberanista de carácter vinculante sólo evidenciaría que, por ahora, "Cataluña quiere ser española". La peor noticia sería que su diagnóstico quedase obsoleto.


El País - Editorial

1 comentarios:

Rafael del Barco Carreras dijo...

ELECCIONES, CONSULTAS O REFERÉNDUM POR LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA.
EL 30 POR CIENTO.

Rafael del Barco Carreras

Hasta el nombre se manipula, y es que cuando se trata de sentimientos encontrados, a las palabras, y hasta los hechos, cada uno les da el significado al que de antemano pretende llegar. Todos contentos, y los más… con mosqueo. Cuesta poco hacer feliz a la gente, lo malo es cuando en la euforia de la felicidad se acaba a garrotazos. Julio II decía que las masas ni de obispos.
Yo convocaría esas… lo que sea, en Barcelona. Ganarían todos… menos la INDEPENDENCIA, y contando con que el personal está muy cabreado por la crisis. Pero sobre esa CRISIS cabría otro referéndum para centrar sus causas, y los culpables no son otros que LOS DIRIGENTES, incluidos CATALANISTAS de Izquierda y Derecha, que llenándose los bolsillos construyendo para un mercado inexistente han acabado con el ahorro nacional y endeudado el País, Cataluña y España, hasta límites irracionales. ¿Y cómo se partiría esa factura?... porque que pague Madrid, ya sucede, pero que pueda pagar hasta que se amortice el inmenso desaguisado, es harina de otro costal. Europa se está cansando de inyectar inútiles euros que acaban en circuitos, blancos y negros, no productivos, aguantando una situación insostenible, de quiebra, o “corralito”, si no existiera el euro.
De convocarse, se deberían convocar ELECCIONES o REFERÉNDUM para abrir la DEMOCRACIA, primarias y listas abiertas, limpiando el campo, y acabando con el “atado y bien atado”, convertido en el coto para unos conciliábulos de política y negocios inexpugnables, LOS CULPABLES. Cuanto menos se conseguiría una realidad política DEMOCRÁTICA donde sentimientos e ideas compitieran sin tapujos.
Los independentistas están contentos, como en todas las elecciones siempre ganan todos. “Después de la Independencia entramos en EUROPA Y EL EURO, y Cataluña el Paraíso o Jardín de las Delicias”. “Pero oiga que si en la Cataluña Profunda solo han votado el 30 %... eso significa que a los demás ese paraíso no nos interesa”. Silencio… y vuelta a empezar lo que se inició en mi ciudad (nacimiento circunstancias de una guerra), Manresa, adelantado el siglo XIX, y cuyo techo, es el que es… máximo un 30%, la “SEBA”.