martes, 17 de noviembre de 2009

Abusos. Por Alfonso Ussía

Amnistía Internacional es una organización que domina como ninguna la tortura semántica. Su perversión del lenguaje es sencillamente magistral. Y sus responsables, al menos en España, responden con celeridad a las críticas. La pasada semana, en LA RAZÓN nos lamentábamos de la terminología que Amnistía Internacional usa para referirse a la ETA: «Grupo armado». Su Director en España, don Esteban Beltrán, raudo como centella, envió una carta de réplica a nuestro periódico que me ha preocupado aún más que el motivo original del desacuerdo. Para nuestro periódico no es de recibo que una banda terrorista que lleva cuarenta años asesinando, secuestrando, chantajeando, hiriendo y destrozando a miles de familias, reciba el masaje conceptual de «grupo armado». Mil asesinados acreditan nuestro derecho al estupor.

Pero don Esteban Beltrán, en su amable carta de réplica nos alecciona y nutre de sabiduría. Escribe don Esteban: «Amnistía Internacional ha condenado sistemáticamente los atentados de ETA contra amplios sectores de la población, y durante años le ha pedido que ponga fin de forma inmediata y permanente a su campaña de homicidios, secuestros, toma de rehenes y otros abusos graves contra los derechos humanos». Ruego al Director de Amnistía Internacional que me conceda la consiguiente amnistía para analizar su escabroso texto. El homicidio es un delito consistente en matar a alguien sin que concurran las circunstancias de alevosía, precio o ensañamiento. Para don Esteban, los terroristas de la ETA son homicidas, no asesinos. En la aplicación de las leyes, existe una gran diferencia entre el homicidio y el asesinato, en beneficio del primero. Para Amnistía Internacional los terroristas no son asesinos, es decir, los que matan a alguien con premeditación, ensañamiento y alevosía. Preparar un atentado no es premeditación ni alevosía para don Esteban. Asesinar a un rehén o secuestrado al que se le ha puesto precio, no es premeditación ni alevosía para Don Esteban. Repugnante lenguaje políticamente correcto y emponzoñado de cínico «buenismo». Pero hay más. Don Esteban ha «pedido» a la ETA que ponga fin a su campaña de «homicidios», secuestros, toma de rehenes y «otros abusos graves contra los derechos humanos». Me preocupa, y mucho, que para el Director de Amnistía Internacional, el «homicidio», el secuestro o la toma de rehenes, no merezca más que la simple calificación de «abuso». En tal caso, por lógica y consecuencia, según su lenguaje, los que matan y los que secuestran se convierten en «abusones», lo que nos abre los ojos y nos ayuda a entender que en España existan asesinos –perdón, señor Beltrán, homicidas–, que cumplen menos de un año de prisión por cada uno de sus asesinatos, que son homicidios para el señor Beltrán.

Amnistía Internacional, en tantas ocasiones complaciente y olvidadiza con regímenes totalitarios, pierde toda su credibilidad con la perversión medida y gélida de su lenguaje. Si Amnistía Internacional no considera a los etarras ni asesinos ni terroristas, el señor Beltrán no puede enfadarse si para LA RAZÓN –al menos, para este articulista de LA RAZÓN–, su lenguaje se nos antoje, no ya perverso y cobarde, sino simplemente asqueroso.

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