martes, 14 de julio de 2009

Tropelía autonómica. Por M. Martín Ferrand

SIN luz, sin taquígrafos y hasta sin vergüenza democrática el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha cerrado la cuenta de la financiación autonómica. Ha sacado 11.000 millones más de nuestros bolsillos para repartirlos, al margen del espíritu de la Constitución, en cantidades directamente proporcionales a los apoyos que el PSOE necesita para aliviar su escasez parlamentaria. A mayor abundamiento, ha disimulado tan singular golpe de mano con el ruidoso telón que les ha fabricado el PP entretejiendo los guiños de Luis Bárcenas, los trajes de Francisco Camps, las desemejanzas de Esperanza Aguirre y José María Aznar y la habitual somnolencia de Mariano Rajoy.

La emperejilada sacerdotisa que, como vicepresidenta segunda, se encarga de estos asuntos en el Gobierno se encaramó a las antenas de la Cadena Ser, la torre del homenaje de su castillo mediático, para gritar a los cuatro vientos que «la nueva financiación no traerá más déficit, sino mayor equi-dad». Como no está penado, ni mal visto, engañar a los contribuyentes -y menos cuando se habla del Presupuesto-, no pasará nada; pero esos 11.000 millones suponen el 1 por ciento del PIB y, además de incrementar el déficit, que la materia ni se crea ni se destruye, nos convierten en el país más endeudado entre los de nuestro entorno.

Más de una tercera parte de esos millones con los que el Gobierno cierra la cuenta de sus frívolos compromisos, reforzará el Presupuesto de la Generalitat. Es el precio que ha exigido ERC y gestionado José Montilla para que los partidos que integran el Govern mantengan su nada desinteresado apoyo a la causa del poder de Zapatero. Queda así establecida, en los hechos, una clasificación de los españoles. Unos, los de primera, podrán disfrutar del plus que, sobre la media nacional, les atribuye la voluntad del Gobierno y otros, los de segunda, tendrán que prescindir de gollerías para que los servicios públicos fundamentales no decaigan en sus territorios. No podrán sostener una sola «embajada» en el extranjero.

En tiempos de tribulación, el Gobierno ha hecho una gran mudanza presupuestaria que aumentará las desigualdades regionales y contribuirá grandemente a marcar distancias en-tre los contribuyentes de los distintos territorios del Estado. Una insensatez. Favorecer a los ricos con perjuicio para los pobres es el modelo social de Zapatero, el de las ocurrencias.

ABC - Opinión

0 comentarios: