martes, 30 de junio de 2009

Los sartenazos de González y Zapatero dividen al PSOE en dos. Por Miguel Angel Orellana

La colisión entre el ex mandatario y el presidente del Gobierno ha dado paso a la inquietud en el socialismo. Y es que la sombra que proyectan sus sonadas diferencias es alargada.

En el PSOE ha surgido un pulso entre su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, y su mayor referente, Felipe González. El primero tiene el Poder del partido y del Gobierno; el segundo tiene detrás su aureola de tótem, así como importantes apoyos mediáticos. El choque ha sido tal que el partido se muestra dividido.


Zapatero y González hace tiempo que no se hablan, aunque –cortesía obliga– compartieron mesa y mantel antes de las elecciones europeas del 7 de junio. El primero, erre que erre, sigue empecinado en dar una respuesta ideológica a la crisis. El segundo echa pestes de su sucesor y añora reformas estructurales y un acuerdo con el Partido Popular que exigiría un cambio en el rumbo de la política económica.

Felipe González arrancó la pasada campaña electoral propinando un tirón de orejas a José Luis Rodríguez Zapatero: "Podría hacer más contra la crisis". Tras la derrota del 7-J, el ex presidente siguió lanzando dardos envenenados contra el jefe del Ejecutivo, cuestionando su liderazgo pero, sobre todo, reclamando un plan anticrisis y un diálogo con el PP en busca de consenso para afrontar el duro calvario que queda por delante.

Es impensable que un líder de la dilatada experiencia y trayectoria de González afirme cosas así porque se le escapen, sin medir las consecuencias que tienen sus palabras para el presidente del Gobierno. Si hasta quien sigue siendo un importante referente político en el PSOE asegura que Zapatero está perdiendo un "tiempo precioso" incumpliendo con su obligación de gobernar, para qué quieren más sus adversarios políticos.

El interpelado tampoco se calló y le aplicó a su antecesor un código de señales fácil de descifrar. En síntesis, José Luis Rodríguez Zapatero le propinó un "nunca se ven las cosas igual cuando se está en el Gobierno que fuera" que sonó a muchos dirigentes socialistas a "despliegue de un certificado de defunción del felipismo", según ha podido constatar El Semanal Digital en fuentes del PSOE.

Dicho lo cual, destacados miembros del socialismo se han lanzado a especular sobre las consecuencias del rifirrafe entre González y Zapatero. Dada su extrema debilidad, el ex presidente puede hacer más daño al actual inquilino de La Moncloa si se lo propone y, de hecho, la marejada interna provocada por su choque ha llevado oficialmente a un intento de rebajar tensiones entre ambos líderes y a intentar explicar sus diferencias en términos generacionales.

Sin embargo, entre los zapateristas se reprocha en privado a Felipe González su "falta de generosidad" para con José Luis Rodríguez Zapatero. Incluso extienden la idea de que el otrora presidente "lleva el cesarismo en la sangre y experimenta el deseo de marcar el rumbo al partido". Entre la llamada "vieja guardia" hay opiniones para todos los gustos. Una de las más extendidas es que las palabras de González deben ser entendidas como un "aviso". Pero los felipistas no ocultan sus críticas por lo que estiman una creciente altivez de Zapatero.

el semanal digital

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