Los ciudadanos son conscientes de que estamos en una crisis de dimensión universal y no piden milagros a los gobernantes, pero exigen con razón un mínimo de coherencia, eficacia y sentido común. El Gobierno tiene el deber de transmitir confianza a la economía española en estos tiempos de turbulencia, pero la realidad demuestra que sucede todo lo contrario. Mucha gente admite con sensatez que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, como reconoce un 75 por ciento de los encuestados. Sin embargo, es muy llamativa la percepción generalizada -más del 80 por ciento- de que las propuestas formuladas en el debate no son suficientes. En particular, los ciudadanos se muestran extremadamente críticos hacia la política de vivienda planteada por el presidente y acertadamente calificada por Mariano Rajoy como un ataque contra las clases medias. Casi el 82 por ciento, incluida una mayoría de votantes del PSOE, critica la eliminación de ayudas para la compra de viviendas a partir de 24.000 euros anuales de ingresos, aunque ahora el grupo socialista da marcha atrás de forma acelerada. Por el contrario, el sondeo refleja que cada vez es más difícil acceder a una vivienda en propiedad y que la solución pasa por aumentar las ayudas (55 por ciento) o al menos mantenerlas (39 por ciento). El enfoque restrictivo de Rodríguez Zapatero solo resulta aceptable para un porcentaje minúsculo de ciudadanos. El 2 por ciento que admite la eliminación de dichas ayudas y el 1 por ciento que acepta su disminución.
Frente a una situación dramática con más de cuatro millones de parados, no sirven las ocurrencias ni las promesas infundadas para salir del paso. Los resultados de esta encuesta demuestran que el Gobierno no convence ni siquiera a los afines y que debe rectificar con urgencia.
ABC - Editorial
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