miércoles, 22 de abril de 2009

ETA Y LOS SUYOS. Por Hermann Tertsch

Dicen que ETA quería molestar al primer Gobierno constitucionalista del País Vasco que va a dirigir Patxi López. ¡Vaya por Dios! ETA molestando. Casi dan ganas de pedir en plan monja mojigata desde Ajuria Enea que ETA «salga de nuestras vidas». «No nos irriten». ¡Déjennos a los vascos y las vascas ser tan buenos y buenas como pretendemos! Palabra de lehendakari. Sin coña. ETA ha sido un instrumento eficaz que, cierto, muchas veces ha cogido vida propia. A veces mucha. Pero en realidad ha sido un pelele algo díscolo que siempre ha trabajado para unos señores encorbatados que comen cocochas hablando de toros y pesca con los cocineritos de la costa. Y que se tutean con estupenda camaradería con los carniceritos, aunque éstos no se duchen y lleven pendientes y pantalones de plástico y el pelo coloreado. Todos jatorras. Muy curiosa es toda esa complicidad nacionalista entre los asesinos y los cofrades de la buena mesa. Muy tremenda es la campechanía entre quienes se duchan y quienes no. Quienes se van de caza a Soria y de Semana Santa a Sevilla y quienes hacen los agujeros en los montes para meter un bidón de plástico y dentro un par de metralletas. Y unas pistolas que Rubalcaba durante las negociaciones creía que se habían llevado los niños del coro. ¡Ay, aquellas negociaciones! Aquel Bar Faisán del que nada sabemos, querido Baltasar. La basura moral que nos han granjeado. Aquí están los lodos. Un ministro del interior intoxicado por aquello, un fiscal general que es un perfecto hazmerreír y unos jueces que tienen tantas togas salpicadas por los lodos que ya no saben si son rehenes o trileros.

ABC - Opinión

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