lunes, 20 de abril de 2009

CUANDO MAFO ABANDONA A ZP. Por César Alonso de los Ríos

Si yo fuera Zapatero estaría muy intranquilo por la actitud que ha tenido el Presidente del Banco de España con el Gobierno. Pocos presagios tan malos pueden tener un político y el partido que dirige como el hecho de ser condenados por algunas gentes y concretamente por algún Fernández Ordóñez. Cuando Paco le señaló a Adolfo Suárez con una cruz todos supimos que UCD estaba en caída libre. Ahora las advertencias de Mafo sobre el sistema de pensiones han sido el pretexto que ha utilizado este para alejarse del PSOE. La verdad es que ha dejado de creer en Zapatero. De no haber sido como ministro de Economía ¿qué interés podría tener en apoyar a un partido de incierto futuro?

Tampoco debería resultarle tranquilizadora a Zapatero la denuncia que ha hecho Conde Pumpido sobre el comportamiento de la policía en la lucha antiterrorista. Todos sabemos que fue él quien no quiso atenerse a los informes de la Guardia Civil sobre el PCTV. ¿Por qué ya no le merece la pena arrastrar la toga por lugares inciertos desde el punto de vista jurídico y moral?

La bofetada que le ha dado Ramón Jáuregui a Zapatero al hablar de la UE como un «cementerio de elefantes» rompe el estilo de uno de los políticos que más aguante ha demostrado ante las veleidades de la dirección socialista a lo largo de treinta años. Ya esperó un Ministerio en el segundo mandato socialista. De Interior por cierto. El destino de Jáuregui a Bruselas es sangrante, y una consolidación de Eguiguren.

El propio Zapatero es consciente de la inseguridad que provocan su optimismo antropológico, su radicalismo social. No sería comprensible el escándalo que han desatado las declaraciones de Sarkozy sobre la inteligencia de ZP si no fuera porque en estos momentos resulta básico que no sea la crisis la única certidumbre que puede tener el electorado en estos momentos.

ABC - Opinión

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