jueves, 26 de marzo de 2009

Zapatero sufre un severo revolcón en el Congreso por la polémica de Kosovo

El jefe del Ejecutivo no reconoce errores en el anuncio de la retirada de tropas

Todos los grupos parlamentarios dejaron a un lado la última cumbre europea, objeto del debate de ayer en el Pleno del Congreso, y se lanzaron contra el presidente José Luis Rodríguez Zapatero para criticar con extrema dureza el traspiés de la retirada de las tropas de Kosovo y, una vez más, la gestión de la crisis económica.

Entre todos propinaron a Zapatero su peor revolcón parlamentario. Ningún portavoz, salvo el socialista, respaldó al Gobierno. Pero para el presidente es sólo una polémica "desorbitada" y un "disparate". Acosado, el jefe del Ejecutivo no sólo no admitió ni un solo error, sino que se reafirmó en una decisión que, según él, es consecuencia de haber actuado "con coherencia y con principios". Es decir, que si España no reconoce la independencia de Kosovo no tiene sentido mantener tropas para la reconstrucción de aquel país. Nada dijo de los titubeos y la descoordinación que se le imputa al Gobierno, ni de la desautorización del secretario de la Presidencia, Bernardino León, a la ministra de Defensa, Carme Chacón.


Añadió Zapatero que no habrá consecuencias negativas en las relaciones con EE UU y, de forma enigmática, emplazó a los portavoces a estar "atentos" al Foro de la Alianza de Civilizaciones que tendrá lugar en Estambul el 6 y 7 de abril, al que irá Barack Obama. Se escudó tras esa carta en la manga para su primera foto con el mandatario estadounidense.

Como el debate se transformó en una agria discusión sobre su política exterior, el presidente sacó pecho por la presencia permanente de España en las reuniones del G-20, fruto "del buen hacer, la confianza, la lealtad y la convicción" con que actúa el Gobierno. Y, como se trataba de responder a las duras críticas del líder del PP, Zapatero volvió a arremeter contra el Gobierno del que Mariano Rajoy fue vicepresidente durante la Guerra de Irak y en la crisis "surrealista" de la isla Perejil. No obstante, el recurso de la mirada a las Azores por el espejo retrovisor le sirvió lo justo, porque enfrente no tenía sólo a Rajoy sino a todos los portavoces de la oposición, dispuestos a aprovechar el asunto para volver a dejar clara la soledad del Gobierno.

Al hablar de Kosovo, el líder del PP utilizó expresiones como "anuncio lamentable para la credibilidad", "medida efectista sin más objetivo que salir en el telediario", "esfuerzos patéticos", "gestión catastrófica" y "monumento a la descoordinación". Aunque no lo parezca, Rajoy aseguró que comparte el fondo de la retirada, pero, subrayó, "las formas son tan importantes como el fondo".

La catarata de críticas a Zapatero lo completaron todos los demás portavoces, desde posiciones ideológicas distintas. Por ejemplo, Joan Ridao (ERC) cuestionó que España se alinee con Rusia, frente a la inmensa mayoría de los países de la Unión Europea, para no reconocer la independencia de Kosovo. El más duro fue Josu Erkoreka (PNV), escenificando el progresivo distanciamiento respecto del Gobierno, con un paralelismo sobre la capacidad de Zapatero para incumplir acuerdos, en política exterior y en el Parlamento. A continuación, la ministra Chacón habló de "incidente ya solucionado" y acusó al PP de querer desgastar al Ejecutivo.

El País

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