jueves, 19 de marzo de 2009

Obama: los primeros 100 días. Por Rafael L. Bardají

Esta semana se cumplen los primeros cien días del nuevo presidente americano, Barack Hussein Obama. En contra de los anhelos de la comunidad internacional que recibió su victoria como la venida de un nuevo mesías a la Tierra, aún no ha obrado milagro alguno y el mundo sigue tan mal, si no peor, que con su antecesor, el pérfido George W. Bush.

¿Pero qué es lo que ha hecho Obama en este tiempo? Aparte de amparar un plan de estímulo económico elaborado por Nancy Pelosi en el Congreso y estar dispuesto a defender un segundo ante la ineficacia del ya aprobado para sacar a América y a los americanos de la crisis, no demasiado.


Cierto, se decidió por poner fecha a la salida de las tropas de Irak, pero por mucho esfuerzo que pusiera en vender su plan, no se separó de lo que el Pentágono y el último Bush ya tenían decidido. Si, también está la aplaudida decisión de cerrar el centro de detención de Guantánamo en un año, centro, dicho sea de paso, donde no ha ingresado un nuevo prisionero en años y cuya terminación pasa porque los aliados de América, Unión Europea y España incluidos, acepten “suspender” su legislación para poder recibir unos cuantos de los jihadistas ahora en custodia en esa parte de Cuba.

Por lo demás, la Casa Blanca ha hecho saber a hurtadillas que enviará más soldados a Afganistán, la “guerra buena”, pero aún no ha sido capaz de consensuar una nueva estrategia para aquel país y, aún peor, se encuentra en la tesitura de no contar con las líneas de aprovisionamiento que el nuevo contingente requiere.

El camino desde Pakistán se ve amenazado y las alternativas pasan necesariamente por suelo ruso o iraní. Tal vez eso explique el tono tan conciliador con Moscú y con Teherán al mismo tiempo.

Es verdad que todavía es pronto para juzgar la presidencia de Obama, pero es llamativo que la estrella del recién estrenado presidente se esté eclipsando tan rápido.

Muchos puestos de la administración están aún por cubrirse, pero su política de nombramientos, con sucesivos fiascos al máximo nivel, deja mucho que desear, sobre todo cuando se esperaba de Obama un toque mágico, que no tiene. Aún peor, la sensación en Washington estos días es que el nuevo presidente no se ha hecho con el control, ni de su puesto, ni de la agenda.

Y eso es grave y preocupante. La crisis no toca fondo, Rusia redescubre a Maquiavelo, Corea del Norte se salta los acuerdos a su antojo, Irán juega al ratón y al gato sobre su programa atómico. Y mientras, Pakistán se deshace como un azucarillo, la paz entre palestinos e israelíes no está más cerca, continúa el genocidio en Darfur y, para los que crean, el cambio climático sigue su apocalíptico curso. En estos cien días, ya sabemos que Obama no es supermán. Ahora queda averiguar qué es en realidad. Tenemos cuatro años para lograrlo.

GEES

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