lunes, 8 de diciembre de 2008

Un final (muy) barcelonés. Por José García Domínguez

«Cuando Artur Mas fallezca, Artur Mas, en tanto que legítimo heredero del difunto, tomará posesión ante notario de esos dos millones doscientos mil turbios euros escatimados, entre otros, a la financiación autonómica catalana.»

A propósito de los dos millones y pico que Artur Mas corrió a esconder en Liechtenstein con tal de ponerlos a salvo de Artur Mas, a la sazón consejero de Hacienda de la Generalidad el día de autos, ha escrito Arcadi Espada que el asunto viene a ser expresión canónica de eso que Gregorio Morán bautizó "un final barcelonés". O sea, otro cambalache tribal que, en sus palabras, podría catalogarse así: "Yo llamo finales barceloneses a cuando una historia acaba rematadamente mal y no pasa nada, con la particularidad de que apenas nadie pregunta nada, nadie alega nada y a las pocas semanas acaba uno por preguntarse si la historia fue real o me la inventé yo como recurso para fastidiar a alguien; una construcción literaria, más o menos".


Como es sabido, gracias a una muy ingeniosa variante del juego de la oca, cuando Artur Mas fallezca, Artur Mas, en tanto que legítimo heredero del difunto, tomará posesión ante notario de esos dos millones doscientos mil turbios euros escatimados, entre otros, a la financiación autonómica catalana. Y todo, sin que ningún representante de la célebre sociedad civil plantee la menor objeción moral, ética o estética a tan peculiar modus operandi, por llamar de alguna forma no querellable a lo suyo. En idéntico orden de perplejidades, repárese también en que ninguno significa justamente eso: ninguno. Pierda, pues, el lector toda esperanza de que, por ejemplo, al machote de Joan Tardà, intrépido Ulises tan dado al alarde de collons cuando se tratade amenazar a Bush, al Papa de Roma o al Borbón, vaya a escapársele ni siquiera una palabra condenatoria sobre el asunto. Nada. Ni un suspiro, ya verán. Calladito como un muerto continuará nuestro Joan, por la cuenta que le trae. A él y a los barandas de las codornices japonesas, se entiende.

Al respecto, no ha constituido sorpresa para nadie que esos gaznápiros de la Esquerra hayan terminado así; por cierto, exactamente como predijo el maestro Pla en tiempos de la República: "De vez en cuando, la gente pregunta: ¿en qué consiste la política de la Esquerra? ¿En qué va a consistir? Pues muy sencillo: va a consistir en tres años de anarquía sindical, de predominio de las ideas de la Asociación de Viajantes y el correspondiente caviar". Al cabo, el único misterio del caso Mas&Mas radica en que Ciudadanos (el PP, ni está ni se le espera) se haya plegado al consabido guión del final barcelonés, obedeciendo la orden de estricto silencio dictada por los padrinos políticos y mediáticos de la Tangentópolis catalana. ¿O no, Albert?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El el procentaje del 3%, dietas aparte.

"A propósito de los dos millones y pico que Artur Mas corrió a esconder en Liechtenstein con tal de ponerlos a salvo de Artur Mas"

Anónimo dijo...

Dominguez debería decirle a la Cope qué clase de mafioso es Albert Rivera, a ver si Los Santos el liberal lo quiere captar, ¿o no le interesa al locutor?.

SixTarta dijo...

F.J.los Santos nunca a tenido muy claro lo que era Ciudadanos y sus problemas internos, desde aquel "flirteo" que tuvo en su día con Maite Nolla, antes de que esta última se pasase al PP. Más bien, nunca los quiso ver. Y yo siempre sostuve que Nolla era "el heraldo" de Riverita.

Anónimo dijo...

Una verdadera vergüenza. Ese es el mensaje que ha enviado el presidente del Consejo General a todos los consejeros y la opinión que ha enviado Antonio Robles sobre el particular. TODO ES UN DESASTRE.


Estimados Consejeros Generales y compañeros,

Antes que nada quiero recalcar que, como siempre, todo lo que no firme como Presidente del CG es una opinión y aportación personal con el mismo valor que el de cualquiera de vuestros mensajes opináticos.

Los temas que se han abordado ultimamente en este grupo, desde la “visita” de Rosa Díez hasta el tema de la enseña nacional son muy abundantes y diversos, de distinto enfoque y de distinta importancia política.

Algunos compañeros, como Juan Antonio, han optado por hacer un amplio mensaje cuasi omnicomprensivo, un esfuerzo meritorio que me enriquece y agradezco, esté o no de acuerdo con varios aspectos. Yo preferiré abordar algunos temas, nunca podré todos, en cada mensaje. Lamento el silencio de muchos en estos momentos.

En este correo quiero daros mi opinión sobre lo principal, para mí.

Nunca se adivina qué último movimiento va a hacer reventar el grano, hasta que revienta. Mi opinión es que, sin quererlo, el mensaje del Consejero Mestre ha desencadenado, sin él quererlo ni imaginárselo, la erupción visible y explosiva de la severísima crisis que padece nuestro Partido. Mejor dicho de la acumulación de una serie de crisis. Sin duda se deba a qué el tema subyacente es de una importancia medular, capital para este Partido y su razón de ser.

Creo que, en este momento, el Partido acumula, al menos:

Una siempre latente crisis de identidad, mucho más profunda de lo que se pensaba (¿Qué son nuestros objetivos principales?¿Qué llamamos nacionalismo español y cual es nuestra postura, según como lo definamos? ¿ Qué es para nosotros España? ¿ Qué es ser de centro izquierda? ¿De verdad somos un Partido nacional y nos lo creemos? Etc…)

Una profunda crisis de capital humano, sobre todo en lo referente a capacidad política. En crudo, existen muchos compañeros absolutamente incompetentes para los puestos que ocupan ( lo que , obviamente, me puede abarcar a mí). Eso, por cierto, fue lo que alejó a la mayoría de los intelectuales.

Crisis absoluta de eficacia.
Una profunda crisis de conocimiento de la democracia, sus enemigos reales , sus debilidades, como instrumento al servicio de un proyecto. Se la convierte en fetiche o en asamblearismo o en arma antilíderes (indispensables) o en lo que sea que termina convirtiéndola en una miserable pantomima destructiva. Crisis de inmadurez.

Una profunda crisis psicológica que , por una parte, enfrenta personalismos, y, por otra, hace pasar todo debate político por el prisma de las intenciones personales y lejos de nuestros objetivos.

Una crisis grave de afiliación y militancia, que se está descalabrando.

Una crisis institucional, que nos afecta en primer grado, ya que se ha desvirtuado el rol, el prestigio y la posición del máximo órgano entre congresos, por lo que su posible ayuda en este momento ( p.e de cara a la militancia) es muy reducida. En buena parte culpa mía pues no he sabido hacerlo.


Si en la totalidad o en parte mi personal diagnóstico es cierto, lo inexcusable es que pongamos a trabajar nuestras neuronas para salvar lo conseguido en Cataluña. Tenemos año y medio y es importante. Lo que es seguro es que las soluciones habrán de ser revolucionarias, con sacrificios ( personales) y contundentes.