domingo, 16 de noviembre de 2008

Kristallnacht, 1938. Por Pedro G. Cuartango

«La ciudadanía judía como castigo por sus abominables crímenes tiene que hacer frente a una multa de 1.000 millones de marcos. Debo reconocer que no me gustaría ser judío en Alemania».

(H. Göring)


A mí tampoco me gustaría ser castellanoparlante en una comunidad donde reivindicar el simple derecho a ser educado en el idioma natal es motivo para ser estigmatizado como los judíos en Alemania en los años 30.

Los nacionalistas catalanes no sólo utilizan la lengua como factor de exclusión de quienes no piensan como ellos sino que además les molesta mucho que las víctimas no pongan voluntariamente el cuello bajo la horca del verdugo.


Sólo así se explica la reacción de indignación de Josep Lluís Carod-Rovira, vicepresidente de la Generalitat, que le parece intolerable que la revista The Economist describa lo que está sucediendo en Cataluña.

¿No es verdad acaso que los castellano-parlantes no pueden educar a sus hijos en su idioma, que se multa a quien rotula en castellano, que el Estatuto dice que la única lengua de la Administración es el catalán, que en TV-3 se llegó a prohibir el uso del castellano en las tertulias, que algunos profesores vigilan en los patios para que los niños no hablen en español y que se cierran las emisoras de radio que molestan?

Si lo que digo es falso me comprometo a tragarme este periódico, pero si lo que digo es verdad el comportamiento de Carod y sus aliados políticos roza el totalitarismo.

La situación en Cataluña ha llegado a tal extremo que se prohíbe manifestarse en la calle a los militantes de Ciutadans, se les insulta y se les agrede. ¿Ha protestado Carod-Rovira por esta violación de derechos?

En Cataluña, como en la Alemania de Göring, hay dos clases de personas: los que aplauden o no se quieren enterar de los abusos del Gobierno tripartito, que son la gran mayoría de la sociedad, y una minoría que se opone, a la que se la trata como si fueran judíos. Yo prefiero estar de parte de los judíos y que Carod me ponga una estrella amarilla en el brazo.

Mi amigo Arcadi Espada ha sufrido agresiones por no comulgar con ruedas de molino. Igual calvario ha tenido que soportar un intelectual tan valioso y honesto como Eugenio Trías, silenciado durante dos décadas por no ser nacionalista.

Cataluña va directamente al abismo entre la estulticia y el silencio generalizado de muchos intelectuales, dirigentes y empresarios que miran para otro lado cuando se veja a personas que han cometido el leso delito de simpatizar con el PP o Ciutadans.

Ya sólo falta en Cataluña una Kristall-nacht (Noche de los Cristales Rotos), en la que el régimen nazi incitó en 1938 al asesinato masivo de judíos y al saqueo de sus comercios y propiedades y luego Göring les multó por gemir mientras les apaleaban.

¿Exagerado? Sí, la comparación es una caricatura, pero a veces hacen falta los esperpentos para describir una realidad que supera la ficción.

En Cataluña, la anormalidad se ha vuelto normal, la perversidad se llama virtud y la mentira es mucho más creíble que la verdad. Y encima tenemos que aguantar que Carod-Rovira nos dé lecciones de ética. Eso sí que no.

El Mundo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

me acaba de dar arcadas este articulo por la comparacion que establece y me excuso para ir al lavabo.


berenger

SixTarta dijo...

Métase en el lavabo y no salga de allí.

Anónimo dijo...

Cangrejo, vete a tomar por culo, hijo puta socialista cabrón.

Anónimo dijo...

Os recomiendo la visión de CASABLANCA DE LLOBREGAT, dedicado expecialmente a los que apoyan el CAC (centro de multas por rutular en castellano y cerrar emisoras por criticar al nazismo) y a berenguer.

http://www.youtube.com/watch?v=mEQShmIO2vI&eurl=