lunes, 14 de abril de 2008

Virtuosismo en la estafa. Por Hermann Tertsch

«Sebastián emerge como nuevo hombre fuerte del Gobierno» titulan aquellos que antes de las elecciones pasaron semanas jaleando a Pedro Solbes como el gran pilar de la solvencia y resolución del equipo que presentaba a las elecciones el presidente del Gobierno. Está claro que Solbes ya ha cumplido su patético papel como señuelo de una solvencia económica que jamás ejercerá. Es otro muñeco roto del prestidigitador, cada vez más dueño del país, cada vez menos sujeto a las normas y a las formas, a los hábitos democráticos, a la disciplina marcada por el respeto a las instituciones y desde luego al pudor. Pero Solbes y su bien merecida suerte no tienen mayor importancia ante lo que se perfila como una legislatura proyectada como revolución cultural para acabar de una vez con las restricciones que el Estado de Derecho impone a la experimentación social.

Como paso previo a la previsible creación futura de un Ministerio de Bienaventuranza, el Ministerio para la Igualdad será dirigido por una joven muy flamenca que, puesta a igualar, ya equiparaba hace semanas en su blog el asesinato de Isaías Carrasco por parte de ETA y los crímenes de género con la «crispación del PP». El sectarismo primitivo de doña Bibiana no es distinto al de la ministra de Fomento, ni al de la nueva ministra de Defensa, ni al de la mayoría de este Gabinete. Pero va a ser interesante conocer los primeros pasos de un ministerio que nos quiere hacer a todos iguales. Iguales a ellos.
Para nuestros hijos y nietos ya tienen los planes medianamente pergeñados. A quienes nos cogen ya un poco mayores habrán de reeducarnos, es decir convencernos con métodos más expeditivos. No tenga nadie la menor duda de que, conscientes de la tarea titánica de redefinir la historia hacia el futuro como hacia el pasado, no escatimarán medios y esfuerzos en convertirnos en ciudadanos cercanos a su ideal aunque sea a costa de nuestras libertades como personas.
Pero hasta quienes vemos en Zapatero una amenaza directa a dichas libertades individuales hemos de quitarnos el sombrero ante el virtuosismo que demuestra como destructor de dignidades de socios y rivales y su capacidad de seducción de gentes que tarde o temprano serán devoradas por la propia dinámica política emprendida.
Tiene mucho mérito reclutar a la otrora reina guapa del pijerío donostiarra y después brillante profesional, Cristina Garmendia, y sentarla en la misma mesa de los ignaros «aparatchiks» de la selección negativa de Chávez y Montilla. Otra cosa es que quizás Garmendia algún día lamente haber entrado de la mano de Sebastián en la cuota de la nueva «beautiful people» que -nadie se engañe-, aunque medren o incluso cumplan con más solvencia que los demás, siempre serán rehenes de la secta y ante todo del Gran Timonel. Éste ha logrado ya convertir al PSOE en una mera subcontrata de servicios para un Gobierno que no cuenta ya ni con un solo miembro con personalidad política propia. Todos son su capricho y del mismo dependen. Como recuerda Santiago González en su blog, los periódicos españoles -y extranjeros-, casi sin excepción, aseguran que hay más mujeres que hombres en el Gobierno. Porque no lo cuentan a él. Ha logrado extender la percepción de que Z está por encima del Gobierno. Se le cita más como homólogo de Nicolas Sarkozy o de George Bush. Se empiezan a olvidar muchos en este país, no es casualidad, que el homólogo de dichos Jefes de Estado es el Rey de España.
Grande ha sido el virtuosismo de Zapatero en la estafa, en la farsa preelectoral de supuestas rectificaciones. Insólita es la fe en el mensaje envenenado de la legislatura del nuevo consenso. Demoledor el espectáculo de la oposición. Rajoy en la indolencia y aplaudido por la secta. Linchados quienes plantean alternativas. La farsa del virtuoso acabará mal. Se admiten apuestas.

ABC - Opinión

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tan espeluznante -o más- como el comienzo de esta nueva singladura zapateril, es el efecto adormidera que produce Z en una gran parte de la población española, muy especialmente en la llamada oposición, cada vez con más complejos por no ser como "ellos", (verdes por fuera y rojos por dentro). Pero es un trágala detrás de otro lo que nos espera en esta reeducación que dice Hermann y que pretende para los que ya nos pilla con las espaldas queratinizadas: la ministra trepa por excelencia, elevada a generalísima de los ejércitos-ONGs, un ministerio para la igualdad para hacernos iguales a ellos (verdes por fuera y rojos por dentro), un segundo mandato de bermejos, malenis y moratinos (por si no queríais café, os tragáis varias tazas), trasvases para los suyos, a los demás, que les den... y esto no ha hecho más que empezar. ¿Será capaz Rosa de enfrentarse ella sóla al poder en esta legislatura ominosa que nos espera?

Otro es el que me han contado esta mañana: ante la fecha del 14 de abril, en una de las TV amigas de Z, la Sexta en este caso, se hizo una "dramatización" de historia-ficción, en la que los republicanos ganaban la Guerra Civil. Como no la he visto, no opino mucho más, pero que tengan esa ocurrencia nos da idea del afán revanchista que les mueve en este tema, por más que lo adornen de gestos humanitarios por los muertos que quedaron en las cunetas. ¡Quieren ganar la guerra ochenta años después! Y los rajoys, sorallas, y demás, de comparsas para que no les digan que crispan... Esto no tiene remedio.