miércoles, 2 de abril de 2008

Ser de extrema derecha

Cuando yo era apenas un niño, ser de extrema derecha era ser partidario de un régimen fuerte, en el que nadie se metiera en política por lo que pudiera pasar. Era ir por ahí dando palizas a los que llevaban barba y trenka, o incendiando librerías que vendían libros que no te gustaban. Era defender que los rojos eran diabólicos y los nacionales unos héroes, todos sin excepción. Era defender la necesidad de mano dura con el que hablara o pensara, porque hablar o pensar de más nos llevaría otra vez a una guerra.

En otros países, ser de extrema derecha es ser xenófobo, defender la idea de una nación mítica que debe recuperar el territorio perdido a manos de sus enemigos, promover la censura e impedir la libre expresión de los que piensan diferente.

Hoy, en España, es de extrema derecha, o de derecha extrema, quien dice el PSOE. Y el PSOE dice que es de extrema derecha quien le lleva la contraria. Así que Esperanza Aguirre es la extrema derecha del PP, porque no se calla. Por eso Soraya es dialogante, porque no se le conoce una declaración que haya hecho daño a un solo dirigente del PSOE.

Aunque Esperanza Aguirre haya militado siempre en partidos demócratas, y tuviera ideas liberales allá por los albores de la democracia, cuando los que ahora reparten carnets de extremoderechista eran marxistas, en el PCE o en el PSOE.

Aunque en la Comunidad que gobierna Esperanza no haya CAC que vigile la libertad de expresión, como en otras. Aunque el PP no se niegue a condenar el Holocausto, como hacen los filonazis del BNG. Aunque Esperanza trabaje por la integración de los inmigrantes de la mejor manera posible: facilitando que Madrid sea la región más próspera de España, donde pueden tener más oportunidades.

A pesar de todo, Esperanza sigue siendo de extrema derecha porque así lo ha decretado el PSOE.

Pero lo peor no es que en el PSOE lo repitan una y otra vez. Lo peor es que en el PP asuman el mensaje del “centrismo”, la “moderación” y el “diálogo”. Que crean que unos portavoces de “perfil bajo” les van a garantizar el respeto del PSOE, y que van a volver a participar en grupos de trabajo y comisiones, que van a poder reunirse para renovar el CGPJ y el TC, como si volvieran a ser gente respetable.

Creen que jugando a ser Kapos del gueto y entregando a sus hermanos judíos ellos sobrevivirán y evitarán el estigma. Creen que podrán ser otra vez ciudadanos de primera.

Pobres ilusos.

Esperanza 2012

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