domingo, 20 de enero de 2008

Gallardón derrotado por Gallardón

Ruin-Gallardón, aunque se presenta en candidaturas del PP, se entiende fenomenal con los enemigos de su partido.

En el día de ayer, se publicó una carta en un diario regional sobre el affaire Gallardón. Debido a la claridad de ideas expuesta por el autor, parece muy interesante que los lectores tengan exacto conocimiento de la misma, para que puedan tener a su alcance otros puntos de vista sobre la pérfida actuación de este claro representante del fulanismo, una enfermedad que creíamos la derecha había superado tras la marcha de sujetos tan indeseables como el ex-CEDADE Jorge Vestrynge o el polanquista Herrero de Miñón.

Sr. director:

Finalmente Alberto Ruiz-Gallardón no forma parte de la lista del Partido Popular para el Congreso de los Diputados. Esta decisión, tomada por el presidente de dicho partido, no ha podido ser más atinada por varias razones. De entrada, no se entiende cómo se puede compatibilizar un cargo tan importante como la alcaldía de Madrid con ser diputado en las Cortes. Por muy brillante que sea Gallardón, este nunca hubiera duplicado sus horas de trabajo aunque, eso sí, habría percibido dos sustanciosos sueldos del erario público.

Quienes critican la exclusión del alcalde de las mencionadas listas, ocultan que Esperanza Aguirre, presidenta del PP en la comunidad madrileña y por lo tanto situada orgánicamente por encima de Ruiz-Gallardón, tampoco ha sido presentada para diputada por Madrid. Naturalmente que para estos críticos Aguirre representa la “derecha extrema”, básicamente porque, a diferencia de Gallardón, suele ejercer la crítica al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Y es que, cuando uno repasa las manifestaciones de Gallardón de los últimos años, cuesta mucho encontrar alguna crítica al PSOE, razón por la cual suele ser jaleado en los medios de comunicación afines a los socialistas. El trabajo “sucio”, por lo visto, queda reservado para otros.

Tengo para mí que Gallardón, a pesar de llevarse tan bien con determinados sectores "progresistas" de la sociedad, jamás ha recabado un solo voto de ellos, de la misma manera que, por ejemplo, a Rosa Díez no le votó nadie del PP en las últimas elecciones europeas, aun cuando defendiera con ahínco determinados valores constitucionales plenamente compartidos por la derecha española. Pero da la sensación de que, como en otras épocas de nuestra Historia, parece que la izquierda no quiere que en España exista derecha. Como mucho, un centro moldeable. Eso sí, aquí nadie renuncia a declararse de izquierdas, ni aunque ocupe la Presidencia del Gobierno.

Hay quien ha comparado la situación de José Bono y Ruiz-Gallardón, pero existen dos diferencias sustanciales entre ambos. La primera, que Bono estuvo a punto de ser elegido secretario general en el 35º congreso del PSOE; para ganar, le hubiera bastado haber recabado el apoyo de los Renovadores por la Base. En cambio, el lugarteniente de Gallardón, Manuel Cobo, fue incapaz de obtener el más mínimo apoyo en el XIII congreso regional del PP en Madrid. La segunda, que el político manchego ejerce constantemente una oposición severa al PP; por el contrario, resulta bastante complicado recordar una sola declaración del alcalde de Madrid en la que este haya criticado al Gobierno de Zapatero. Si Gallardón quería ir al Congreso, esta era su obligación. No ha cumplido con ella y por ello, se diga lo que se diga, el alcalde no goza del respaldo que él esperaba por parte de la dirección y la militancia de su partido. Partido que, por otra parte, tiene unas normas de funcionamiento de las que Ruiz-Gallardón, en un acto de ingenua prepotencia, se pensaba que podía prescindir.

Batiburrillo - Red Liberal

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