jueves, 6 de diciembre de 2007

Concentración unitaria: un cercado para las víctimas


La concentración del Gobierno y los políticos ha quedado reducida a un cercado para matar civilmente a las víctimas del terrorismo. No lo conseguirán... Los terroristas de ETA matan españoles y los políticos de una falsa democracia los rematan. Unos les quitan la vida y los otros desprecian a los muertos. Los primeros son asesinos y los segundos criminales de guante blanco. Son distintos. Claro. Muy distintos. Unos son crueles criminales y los otros son hombres-masa, gentes reducidas a naturaleza, incapaces de ver que un hombre muerto merece respeto.

Recuerdo y trato cotidiano. Los terroristas son criminales. Los hombres-masas son peores que salvajes, sí, son los bárbaros que administran los restos, las ruinas, de una "cultura" política decadente. Tienen en común muchas perversidades. Unos matan la vida y otros atentan contra la memoria del muerto. Unos odian la vida y los otros aborrecen el camposanto. Infames son todos.

Esa comunidad de infamia, que comparten los asesinos y los bárbaros, es el techo que cobija las nauseabundas negociaciones entre criminales y políticos de la barbarie. Todos son deslenguados, vanos y sin juicio. Su indocilidad intelectual y moral es el preámbulo de su indocilidad política. Los ciudadanos van por un lado y ellos por otro. O peor, han osado ocupar con sus inmundicias, durante dos minutos, el espacio público, ese ámbito sin dueño concreto que las víctimas del terrorismo habían devuelto a los españoles para que creciéramos moral y políticamente. Los organizadores de la concentración no han atendido las razones de los hombres excelentes. No han reparado en la vida de los asesinados. No han querido compartir juicio moral alguno con las víctimas.

Han despreciado, en fin, a millones de ciudadanos que han descubierto sus miserias. Sólo tenían un objetivo: sentar cátedra de pestilencia. Un coro de plumillas, trincones y maleantes de la "argumentación" política han cantado las miserias de estos catedráticos de la infamia y el buen orden. La televisión pública estuvo en la concentración. Recibía órdenes directas de La Moncloa. Inundaron las ondas de falsedades: cambiaron el lema de la protesta y en lugar de libertad pusieron paz.

Excepto llegar sin demasiados sobresaltos a las "votaciones" de marzo, a ese odioso paripé de una nación que no es nación, nada les importa a los salvajes que trapichean, primero, con los criminales y, luego, con el dolor de las víctimas inocentes. En la Puerta de Alcalá tuve la sensación de que esta gente había convertido el recuerdo de la víctima en un cercado para rematarla. Una "civilización" que no sabe tratar a sus muertos está al borde de la barbarie. Quiero creer, sin embargo, que la fortaleza moral del pueblo español, de esos millones que han acompañado a las víctimas en estos últimos años, está al margen de las miserias de los políticos que organizaron ese horrible cercado.

Agapito Maestre
Libertad Digital, 6-12-2007

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Más claro agua. Esta es la situación, hay que empezar a expulsar a los traidores de España y los españoles.

¡¡¡Destierro perpetuo, expulsión inmediata del suelo nacional!!!