martes, 24 de julio de 2007

El Jueves


O se está con la libertad de expresión o se está contra la libertad de expresión. Si se está con la libertad de expresión hay que hacerlo con todas sus consecuencias. Las veladuras y las medias tintas, en este caso, cuartean la verdad. La libertad de expresión es el cimiento sobre el que reposa el entero edificio de la democracia pluralista. Si se fragiliza la libertad de expresión, la construcción democrática terminará derrumbándose.

He dedicado mi vida entera a la defensa de la libertad de expresión, desde el más pequeño puesto periodístico hasta la dirección de grandes medios de comunicación social. Lo hice también desde la presidencia de las Asociaciones de la Prensa de España y de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Periodistas. Incluso, cuando un juez cerró el diario Egin entre el jolgorio general, escribí uno de los artículos más serios de mi vida defendiendo el derecho a la libertad de expresión del diario proetarra y censurando severamente al juez que tomó la decisión.

Naturalmente que estoy en contra, como he declarado en varias emisoras de radio, del secuestro de la revista El Jueves pero no por la razones aducidas por algunos de que, con esa medida judicial, se ha agrandado lo que se quería censurar y se ha hecho daño a la Corona. El problema no es si la decisión del juez beneficia o perjudica a la Monarquía. El problema es de fondo: la libertad de expresión ampara a El Jueves y su secuestro fractura el principio más básico de la democracia pluralista.¿Quiere decir eso que el periodista es un ciudadano impune? Claro que no. Los profesionales del periodismo estamos sujetos a la ley como cualquier otra persona. Si el fiscal o el juez creyeron en su día que determinados artículos o fotografías de Egin eran constitutivos de delito deberían haber procedido contra sus autores no contra el diario. Un periódico como tal no delinque. Si el juez o el fiscal consideraron que alguna caricatura o determinado texto de El Jueves infringían el Código Penal debieron proceder sólo contra sus autores y responsables, amparados éstos por el sistema de garantías procesales del Estado de Derecho. Lo que no debieron hacer es secuestrar la revista con grave fractura de la libertad de expresión y del derecho a la información que tienen los ciudadanos que compran esa publicaciónTengo, por desgracia, larga experiencia profesional, y también personal, de cierres y secuestros y sé lo que se siente ante el atropello, desde que en 1957 el dictador ordenó el secuestro, primero, y el cierre, después, de la revista Círculo que yo dirigía, pasando por el diario ABC secuestrado por Franco el 21 de julio de 1966, día en que publiqué el artículo La Monarquía de todos, para terminar en octubre de 1975 con el secuestro de la revista Blanco y Negro, de la que era director.

No estoy de acuerdo, en fin, con lo que ha publicado El Jueves. Pero lucharé como he hecho toda mi vida para defender el derecho de los periodistas que hacen esa revista a publicar lo que consideren conveniente. Y como ni ellos ni yo ni ningún periodista somos ciudadanos impunes, que la ley descargue su peso sobre nosotros, si cometemos un delito, no sobre el medio en el que trabajamos. El se-cuestro o el cierre de una publicación atenta gravemente contra la libertad de expresión..

LUIS MARIA ANSON
El Mundo, 24-07-2007

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