El torneo lleva el nombre de un conde. El de Godó. Se celebra en el centenario Real Club de Tenis Barcelona, que como su nombre indica es un «Real Club». Lo patrocina el Banco Sabadell, que está implantado en todo el territorio de España. Me figuro que contará con el asesoramiento de la Real Federación Española de Tenis. Se trata de un acontecimiento deportivo que aún mantiene su atractivo en el circuito internacional de tenis, y está notablemente dotado de premios y dietas. Pero le molesta el Himno de España. Rafael Nadal ganó, a principios de año, el Internacional de Australia, celebrado en Melbourne. La primera vez que un tenista español lo conseguía. Después de recibir el trofeo, se oyó el Himno de España. Rafael Nadal ganó en Indian Wells, un «Masters 1000» -como el inmediato que se celebrará en la Caja Mágica de Madrid-, y después de recibir el trofeo, se oyó el Himno de España. Rafael Nadal ganó el también «Masters 1000» de Montecarlo, y asímismo por quinta vez consecutiva. Cuando el Príncipe Alberto de Mónaco le entregó el trofeo, se oyó el Himno de España. Y llegó el Godó. Lo ganó Nadal, y se lo entregó la Infanta Cristina. Pero en España, no se oyó el Himno español. Y me pregunté. ¿A quién le molesta el Himno de España en el Godó? ¿Al conde de Godó? ¿Al Banco Sabadell? ¿A los directivos del Real Club de Tenis Barcelona? ¿A la Real Federación Española de Tenis? ¿A la Infanta Cristina? ¿A los recogepelotas?¿ Al público no. El público de tenis de Barcelona es el más sabio, antiguo por afición y educado de España. Un público que se vuelca con Nadal, Ferrer, Verdasco y Feliciano López no se puede sentir molesto y ofendido porque en un gran evento deportivo celebrado en Barcelona suene el Himno español. Estoy seguro de que a la Infanta Cristina, duquesa de Palma e hija de los Reyes, tampoco. Le encanta el Himno. A Nadal y Ferrer, los finalistas, lo mismo de lo mismo. Del conde de Godó tampoco albergo dudas, como de los directivos del Real Club de Tenis Barcelona y del Banco Sabadell. Aunque su nuevo presidente sea republicano, pensar que la Real Federación Española de Tenis es la causante del desprecio u olvido del Himno Nacional no se me antoja correcto. Por ello, sería conveniente que la organización del Godó nos abriera los ojos señalando al imbécil que considera inapropiado que en España, y después de vencer un español, el Himno Nacional esté prohibido. No sabemos quién es el imbécil, pero por ahí se mueve.
La Razón - Opinión
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