viernes, 12 de diciembre de 2008

Boadella: "El silencio es el auténtico rasgo diferencial de Cataluña"

Albert Boadella ha dicho adiós a Cataluña. Lo hace en su último ensayo y también en LDTV en una vibrante entrevista con Federico Jiménez Losantos.

Entonces (finales de los 70 y principios de los 80) nos llevaba en palmitas por todas partes, no había esa especia de conjunción tribal que se ha ido desarrollado posteriormente.

Un artista, alguien que tenga un principio de libertad en su mente, se le hace imposible estar en Cataluña.

El silencio es el auténtico rasgo diferencial de Cataluña; nadie quiere hacer algo que vaya contra las esencias de la tribu.


Tuvimos la desgracia de que fuera tan mayor (Tarradellas), hubiera sido un presidente sensacional .

A los políticos catalanes les ha salido rentable la deslealtad con el conjunto de España.

Sí, yo creo que es irreversible, tengo la impresión de que vamos a una secesión, no sé en qué forma, pero una secesión.

El problema ha sido la deriva descarada del PSC, en el momento en que Maragall llega a la Generalidad se pliega a las condiciones de Esquerra Republicana y su vicepresidente –Carod Rovira– se va a charlar con los asesinos de ETA, a partir de ahí Cataluña se convierte en un régimen.

Si el PP hubiera hecho su trabajo Ciudadanos no habría tenido que salir.

Si Vidal Quadras hubiera accedido (a liderar Ciudadanos), hubiera sido magnífico.

Los socialistas son los que se ponen histéricos con Rosa (Díez), pero yo creo que los votos los va atener del PP.

Decido irme cuando en mis entornos más próximos, incluso familiares y amistades, noto –cómo cuando surgió el nacional socialismo en Alemania– el asilamiento, nadie me llama, es el aislamiento total.

Me siento extremadamente feliz, después de liberarme de ese lastre, de esa tribu maleducada, invivible.

Madrid es una urbe donde nadie te da lata con las cuestiones identitarias.

Uno de los grande errores de la Transición es la España autonómica, un sistema en el cual hay prebendas para todos, nadie quiere dejar su pequeño pastelito.

Ni siquiera son capaces de cambiar la ley electoral para evitar el chantaje nacionalista. Se han convertido en funcionarios de la política.

El sentido del humor es lo único que nos ayuda a resistir a esta situación.


El dramaturgo catalán Albert Boadella ha dejado testimonio en su Adiós Cataluña (Premio Espasa de ensayo 2007) de la pesadilla nacionalista que ha destrozado la convivencia en esa región española y ha enterrado las libertades individuales.

En La Hora de Federico de LDTV, Boadella y Federico Jiménez Losantos –que también ha padecido en primera persona la intolerancia nacionalista (La ciudad que fue. Barcelona, años 70. Temas de Hoy 2007)– han diseccionado sin medias tintas y en toda su crudeza una deriva que ha conducido a esta región a un deterioro "irreversible", según coincidieron ambos.

Boadella empezó en el teatro "exactamente a los 19 años". Llega de Francia donde estudió teatro, aunque "al acabar el bachiller quería ser diplomático". Con su compañía Els Joglars consigue un rápido reconocimiento de crítica y público, especialmente en los llamados años de la transición. Un éxito que atribuye a que eran "una alternativa insólita, hacíamos un teatro que no existía en España". Boadella tira por tierra una de las muchas falacias del nacionalismo, el supuesto rechazo del resto de España a Cataluña. En esos años, recuerda, "nos llevaba en palmitas por todas partes" y "no había esa especia de conjunción tribal que se ha ido desarrollado posteriormente".

El 1 de enero empezará, oficialmente, a desarrollar su labor al frente de los teatros del Canal de Isabel II, dependientes de la Comunidad de Madrid. Él mismo define esta nueva etapa en su vida como un "autoexilio" que decide desde el momento en que le ha parecido "imposible hacer nada en Cataluña". ¿Por qué? Lo deja claro: "Un artista, alguien que tenga un principio de libertad en su mente, se le hace imposible estar en Cataluña". La creación artística –explica Boadella– en esa parte de España está condicionada al uso exclusivo del catalán y se pregunta "¿cómo es posible que mi propio gremio no haya protestado?" De nuevo, él tiene la respuesta: "El silencio es el auténtico rasgo diferencial de Cataluña; nadie quiere hacer algo que vaya contra las esencias de la tribu".



Libertad Digital

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