sábado, 1 de septiembre de 2007

La FERE, Losantos y el más puro liberalismo


"No hace mucho, en el Consejo Escolar de Madrid, el representante de la FERE me criticó por defender el cheque escolar y dijo que el concierto garantizaba la estabilidad y los puestos de trabajo (tipo astilleros, imagino)"

Fuimos ocho las organizaciones convocantes de la manifestación educativa del 12 de noviembre de hace ya dos años. Entre ellas no estaba la FERE, que se adhirió en el último momento para desmarcarse del grupo convocante desde la misma rueda de prensa que dimos en el Palacio de la Moncloa, en la cual aclararon a la prensa que la FERE no se unía a nosotros en la petición de dimisión de la ministra.

Me he reunido muchas veces con la FERE y estoy convencido de que ninguno de sus dirigentes tendría reparo en admitir que los colegios concertados lo tienen más fácil en las comunidades autónomas gobernadas por el PP que en las gobernadas por el PSOE. La escuela concertada depende de la voluntad política para poder funcionar. El concierto educativo consiste en que el centro privado sea parte del servicio público, en el sentido de que ni elige a sus alumnos –éstos son asignados por una Comisión municipal– ni tiene derecho a cobrar a las familias cantidad alguna; sólo su ideario moral o religioso y la autonomía en la selección del profesorado lo diferencia de una escuela pública. O al menos esa es la idea, pues, como bien sabe la FERE, ese dinero no es suficiente y tienen que cobrar a las familias para poder mantenerse, eso sí, siempre bordeando la Ley. Por eso los colegios concertados están sujetos al poder político.

No hace mucho, en el Consejo Escolar de Madrid, el representante de la FERE me criticó por defender el cheque escolar y dijo que el concierto garantizaba la estabilidad y los puestos de trabajo (tipo astilleros, imagino). ¿Acaso se basa el libre mercado –o la libre elección de centro– en garantizar la estabilidad y los puestos de trabajo a quienes pretenden dar un servicio a la sociedad? ¿No se basa más bien en que sean las preferencias de la sociedad las que determinen qué servicios sobreviven y cuáles no? Así sucede, al menos, con la alimentación, ¿por qué no con la enseñanza? Estoy convencido de que la inmensa mayoría de las familias católicas que van a centros FERE preferirían poder tener en sus manos el cheque escolar para, con él en la mano, buscarse la vida sin pasar por la Comisión de Escolarización y el concejal de turno.

Al final va a tener razón la FERE: su problema no es la Educación para la ciudadanía ni mucho menos depender del Gobierno de turno cada dos años. Su problema es, según dicen en una carta remitida a la Conferencia Episcopal (y al ABC), Federico Jiménez Losantos. Resulta que el locutor ha pecado de, cito textualmente, defender "el más puro liberalismo", lo cual, a juicio de la FERE, atenta contra la libertad de enseñanza. Es decir, que la Educación para la ciudadanía no atenta contra la libertad de enseñanza, la imposición lingüística que defendió hace poco la FERE gallega no atenta contra la libertad de enseñanza, pero el liberalismo y la COPE resultan letales. Qué raro ¿no? Y ¿qué dice la FERE de Rajoy? ¿No dijo Rajoy en la COPE que el cheque escolar era la garantía de la total libertad? Igual hasta tienen razón en la FERE y deben temer al liberalismo. ¿Por qué no lo comprobamos?

Es fácil: ¡Cheque escolar, cheque escolar, cheque escolar!

Álvaro Vermoet Hidalgo, presidente de la Unión Democrática de Estudiantes y consejero del Consejo Escolar del Estado y del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid.

La FERE, contra la libertad de expresión


Jiménez Losantos es desde hace mucho el azote mayor de los progres y libertidicas de España. Como lo que dice es casi siempre verdad y lo que ellos dicen casi siempre es mentira, no pueden rebatirle. Entonces, de acuerdo con su carácter, recurren a la presión mafiosa, al chantaje sobre el Episcopado para que silencie su voz, como en otro tiempo consiguieron a través de Polanco y de Mario Conde. Y así ellos, los mayores injuriadores y calumniadores desde la transición, se rasgan las vestiduras: "¡Federico nos insulta! ¡Cómo puede tolerar eso una emisora de los obispos!". Nada enfurece más a los mafiosos que verse tratados sin el debido respeto.Y esos ateos cañís, enemigos jurados de la Iglesia, se permiten aleccionar a los obispos sobre la sana doctrina: "Deben ustedes acallar a Federico, porque no solo es agnóstico, es que Jesucristo se escandalizaría de oírle". Detrás de las protestas y lecciones, la maza, apenas disimulada: si los obispos no entran en razón, el gobierno utilizará el poder y los fondos públicos, el dinero de todos que él cree suyo, para apretar las clavijas a la Iglesia.

Al coro liberticida se ha sumado la FERE-CECA (Federación de Religiosos de la Enseñanza), manifestando a los obispos su "profunda desazón y malestar" por ciertas "palabras ofensivas" proferidas contra ella por Federico con motivo de la Educación contra la Ciudadanía. Pero el problema de fondo no es ninguna palabra ofensiva, sino la actitud acomodaticia de la FERE ante las iniciativas antidemocráticas, separatistas y en el fondo antirreligiosas del gobierno y las autonomías. Cierto que la FERE tiene mucho que defender, ha creado un cierto contrapeso a la enseñanza antirreligiosa oficial, y debe tener en cuenta los chantajes del gobierno, pero es que en gran parte está de acuerdo con él. No se opondrá a dicha educación porque, en apariencia, cree que ella, aunque promovida por un partido anticonstitucional, corrupto y proterrorista, puede ser adaptada a una concepción "correcta" o "cristiana" de la ciudadanía. Sin embargo basta observar cómo la FERE coopera, repito, en la campaña "Silencien a Federico", para entender qué clase de educación ciudadana promueve: empieza por atacar la libertad de expresión, base de la democracia, en lugar de responder con argumentos.

De hecho, la educación contra la ciudadanía existe desde hace muchos años, de forma difusa, en todos los textos escolares que conozco, de geografía, historia o ética, sin excluir los de la Iglesia. También en los con frecuencia pesados y pueriles textos de Religión, cuyas enseñanzas a duras penas difieren de los tópicos progres, y siguen extraídas en gran medida del marxismo patafísico de la Teología de la Liberación, todavía tan presente en la Iglesia española.

He constatado a menudo una gran aversión a Jiménez Losantos en medios católicos, no en todos. En unos, por puro integrismo, en otros por progresismo desatado. Unos y otros con un fondo común: detestan la libertad de expresión, y aun más la claridad expresiva.

Pío Moa
Libertad Digital, 01-09-2007